Qué diferencias hay entre desinflación y deflación en economía

Son procesos económicos distintos que no deben confundirse. Qué características tienen cada uno. 

21 de mayo, 2024 | 14.53

La inflación de abril fue del 8,8% y el Gobierno festejó que, después de varios meses, el índice que mide el INDEC llegó al dígito. Pero en las redes e incluso en despachos oficiales, en los primeros días de mayo se habló de "deflación", un concepto de la economía que es muy distinto a la "desinflación".

¿Qué es la inflación?

La inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía durante un periodo de tiempo. Este fenómeno resulta en la disminución del poder adquisitivo del dinero, es decir, con el mismo monto de dinero se pueden comprar menos bienes y servicios que antes.

¿Qué es la desinflación?

La desinflación es el proceso de reducción de la tasa de inflación, es decir una disminución en el ritmo al cual suben los precios de bienes y servicios en una economía. Es importante destacar que la desinflación no significa que los precios estén bajando (eso sería deflación), sino que los precios siguen aumentando, pero a un ritmo más lento que antes.

Por ejemplo, si el IPC de marzo fue del 11% y el de abril del 8,8%, la inflación no está "bajando" sino "desacelerando". Sigue existiendo una suba generalizada de precios, pero con menor fuerza. 

¿Qué es la deflación?

La deflación es el proceso contrario a la inflación, que se produce cuando hay una caída general de los precios en una economía y, como consecuencia, un aumento del poder adquisitivo del capital.

Es importante no confundir este concepto con la desinflación, que refiere a una disminución de la tasa de inflación y que actualmente está ocurriendo en muchas de las principales economías del mundo. La desinflación se produce cuando los precios suben, pero el ritmo al que lo hacen disminuye.

Un ejemplo sencillo de deflación ocurrió en Japón durante la década de 1990, conocida como la "década perdida". Después del estallido de la burbuja inmobiliaria y bursátil, los precios de bienes y servicios comenzaron a disminuir de manera persistente. Esta caída generalizada de los precios llevó a una reducción del consumo y la inversión, ya que los consumidores y las empresas esperaban que los precios siguieran bajando, lo que agravó aún más la crisis económica del país.

El Gobierno mira la inflación núcleo, que en abril fue del 6,3%. Es el componente más inercial de la inflación ya que mide todo bien y servicio que no está regulado o tiene un carácter estacional. A partir de ese dato es que celebra el camino en descenso.