El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la ministra Carla Vizzotti mantendrán este lunes un encuentro virtual con los expertos que asesoran al Gobierno para analizar la situación sanitaria luego de un fin de semana con récord de contagios y extrema tensión del sistema sanitario.
La reunión ocurrirá a 72 horas de iniciadas las restricciones por la escalada de contagios, que buscan hacer equilibrio entre dos urgencias: la sanitaria -producto de la segunda ola- y la economía, maltrecha por pandemia.
La evaluación de nuevas medidas transitan un camino estrecho. Las restricciones que se impongan a la circulación y apertura de actividades para frenar la segunda ola de contagios del COVID-19 podría asestar otro duro golpe a la economía, retrasando cuanto menos una eventual recuperación. El impacto de las medidas sanitarias dependerá de los sectores que el Gobierno defina como esenciales, tanto por el actual decreto como por posibles ajustes en esa nómina, y su impacto en la actividad económica y generación (o conservación) de empleo. Si se analiza lo sucedido en 2020, queda en evidencia el aporte de la industria, la construcción y el comercio, por su impacto en sus respectivas cadenas de proveedores, en el desempeño de la actividad económica. De acuerdo con los últimos datos del INDEC, explicaron un tercio (3,2 puntos porcentuales) del desplome del 9,9 por ciento del PIB el año pasado. Si se suma transporte, comunicaciones y al sector hotelero y gastronómico, se explica más de la mitad de la baja del Producto, principalmente por la parálisis de esta última actividad.
Estos sectores están en la mira de las restricciones ante un recrudecimiento de casos, manteniendo la apertura sólo en los casos en los que estén ajustadas las medidas de prevención y puedan mantener su actividad. El Gobierno definió nuevas restricciones a la circulación y en actividades que puedan ser foco de contagio de coronavirus.
En esta fase se definieron límites parciales (30 por ciento) en natatorios, restaurantes y bares, shopping (sólo locales comerciales sin patio de comidas ni espacios recreativos), museos y eventos culturales; y se prohibió en casinos o bingos, mercados y ferias de artesanos y para actividades depurativas. Estas restricciones, sumadas a la menor movilidad de las personas, impactarán en el crecimiento de este año. Ante la posibilidad de tener que ajustar ese listado en caso de que no se logre aplanar la curva de casos positivos de COVID-19, el equipo económico analiza el impacto de cada sector en la economía.
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La caída de la actividad también volverá a desplomar los ingresos fiscales del Gobierno, que habían comenzado a recuperarse. Esto podría obligar a una mayor inyección de pesos en la economía, tensionando los precios por la emisión. El análisis requiere también tomar en cuenta --más allá de la prioridad del cuidado sanitario de la población-- si es mejor una cierre rápido y total, para bajar más rápido la curva de infectados, o ir ajustando a la medida del aumento de los contagios.
¿Qué pasó en el 2020 con cada sector?
El año pasado el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo un 9,9 por ciento, a pesar de la recuperación del 4,5 por ciento del último trimestre. El PIB corriente en dólares para el cuarto trimestre fue de 407.384 millones de dólares, desacelerando la caída hasta 3,9 por ciento interanual y acumulando once trimestres consecutivos en baja. Tras el descalabro macrista, la crisis sanitaria que provocó la pandemia impactó directamente en el empleo, con mayor relevancia entre trabajadoras y trabajados no registrados. La cantidad de ocupados en empleos informales se redujo 43 por ciento y la de trabajadores por cuenta propia, 27 por ciento. La generación del empleo depende de los sectores afectados, sean o no éstos intensivos en la mano de obra.
Para analizar la relevancia de cada sector, como un proxy de su aporte real a la economía, se puede tomar en cuenta la incidencia que tuvo en el PIB el año pasado y cruzarlo con el desempeño que tuvo cada actividad. Esto es lo que se conoce como "lado de la oferta". De la misma manera que se puede identificar que la caída del PIB respondió también a la disminución de todos los componentes de la demanda: el consumo privado se contrajo 13,1 por ciento interanual y la formación bruta de capital fijo cayó 13 por ciento. Las exportaciones disminuyeron un 17,7 por ciento y las importaciones lo hicieron un 18,1 por ciento respecto de 2019.
En el caso de la oferta, el aporte al valor agregado bruto de cada sector y su incidencia en el desempeño del PIB fue para agricultura, ganadería de una caída 6,9 por ciento (con un aporte negativo de 0,53 puntos); pesca, -20,9 por ciento (-0,07 puntos); explotación de minas y canteras, -10,5 (-0,33); industria manufacturera, -7,7 (-1,21); construcción, -22,6 (-0,69); comercio mayorista, minorista y reparaciones, -5,4 (-0,65); hoteles y restaurantes, -49,2 (-0,82); transporte, almacenamiento y comunicaciones, -17,0 (-1,40); ; actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, -6,0 (-0,65); administración pública y defensa, -7,4 (-0,36); enseñanza, -5,2 (-0,21); servicios sociales y de salud, -9,8 (-0,34), otras actividades de servicios comunitarias, -38,9 (-1,02) y hogares privados con servicio doméstico, -18,6 (-0,12). Las únicas subas fueron en intermediación financiera, de 2,1 por ciento (con incidencia positiva de 0,08 puntos y electricidad, gas y agua, de 0,9 por ciento (0,02 puntos).
El cruce entre el desempeño del año pasado y su incidencia refleja la importancia de cada una de las cadenas de valor. Por ejemplo, pesca cayó 20,9 por ciento pero solo impactó 0,07 puntos en el PIB, mientras que la industria se contrajo 7,7 por ciento pero impactó en 1,21 puntos del Producto. No se analiza la relevancia de los sectores según su importancia sino en términos de actividad.
¿Qué esperar para el 2021?
En el arranque de este año comenzó a consolidarse la recuperación de varios sectores clave de la economía, como industria, comercio y construcción. En enero (último dato disponible) crecieron en forma interanual siete de 15 sectores: pesca (12,3 por ciento internual), construcción (10,2 por ciento), intermediación financiera (7,2 por ciento), industria (4,6 por ciento), comercio (2,6 por ciento), agropecuario (1,7 por ciento) y actividades inmobiliarias (1,2 por ciento).
"De los restantes sectores, la mayoría desacelera la caída y sólo 3 sectores aún caen a tasas de dos dígitos. Nuevamente lideró la caída hoteles y restaurantes (-39,1 por ciento interanual). También caen los impuestos (-1,9 por ciento, igual que diciembre), según un informe de la Subsecretaría de Programación Macreconómica.
Otra forma de medir el impacto de cada sector es analizar su aporte a los recursos tributarios. La recaudación tributaria de marzo creció 72,2 por ciento interanual, mostrando por séptima vez consecutiva un crecimiento real. La suba de la recaudación tributaria fue motorizada por los tributos asociados al comercio exterior (132 por ciento), principalmente aquellos con alto grado de sensibilidad a la reactivación de la economía.
Los tributos ligados al mercado interno registraron un incremento de 78,9 por ciento interanual, lo que explica el foco de la política económica para estimular la demanda en el mercado doméstico.
De acuerdo con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central, publicado este viernes, quienes participan del sondeo esperan un crecimiento del PIB real para 2021 de 6,7 por ciento (0,5 puntos de mayor expansión del PIB respecto al REM previo). No obstante, las estimaciones recogidas por el Central pronostican una disminución en el ritmo de crecimiento de la actividad para el segundo trimestre de 2021 hasta 0,3 por ciento respecto al periodo previo, siendo también 0,3 por ciento la expansión prevista para el tercer trimestre de 2021.