El sistema de Salud, como se encuentra actualmente, es insustentable y los efectos los paga el usuario. Luego de cuatro años de pérdida de poder adquisitivo de los ingreso de los hogares, mientras que las cuotas de las prepagas aumentaban siempre por encima de la inflación, arribó el coronavirus para terminar de poner en jaque al sistema. Con una fuerte caída de ingresos y la pérdida de puestos de trabajo durante la pandemia, la posibilidad de las familias de afrontar los costos de la medicina privada se hace cada vez más difícil, lo que profundiza el problema. Según relevamientos del sector, el 55% de los usuarios que ya tienen una prepaga consulta opciones para bajarse de plan porque ya no pueden pagar la cuota mensual.
El Gobierno nacional confirmó y luego desechó esta semana un nuevo aumento en las cuotas de la medicina prepaga a partir de febrero. A fines de octubre, la Superintendencia de Seguros de Salud había autorizado un incremento que se desdobló entre el 10% de diciembre y el 7% previsto para febrero próximo, dos subas menores a lo esperado en el sector. La anulación del segundo tramo provocó quejas empresarias. Sin embargo, la carrera frente a la inflación y los salarios en los cuatro años de macrismo la ganó por amplio margen la medicina prepaga.
El estado de desidia sobre lo público y la desregulación de empresas fueron una marca registrada de la administración Cambiemos. En el caso de la Salud, la llevaron a un situación de insustentabilidad. Desde 2015 la cuota de los planes de medicina prepaga aumentó un 448%, según el relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Aún así, los empresarios del sector insisten en que el negocio no es viable y exigían entonces, y vuelven a hacerlo ahora, mayores ajustes.
Valores que enferman
Una familia tipo de cuatro integrantes, dos adultos con menos de 40 años y dos menores, pagan una cuota que va desde los 12.000 a los 35.000 pesos, equivalente al costo del alquiler de un departamento de cuatro ambientes en algún barrio coqueto de la Ciudad. Si se busca un plan completo (sin copagos), de los denominados premium, y con una edad que supera el umbral de los 40 años para ser considerado "adulto joven", por el grupo familiar podría pagarse hasta 70.000 pesos. El INDEC reconoce que la mitad de los asalariados cobra unos 51.000 pesos.
Las prepagas le aumentaron todos los años la cuota a sus afiliados, pero ese aumento no lo trasladan ni a los médicos, ni a las clínicas. Con esta delicada situación se encontró el Ministerio de Salud en diciembre de 2019, cuando se puso el foco sobre el acceso a los medicamentos. Aún así, lo que va del 2020 los valores de los medicamentos subieron un 46,1%, por encima de la inflación, que este año rondaría los 35%.
Con la mayor restricciones presupuestaria de las familias, el recorte para llegar a fin de mes alcanzó a las prepagas, aún frente al temor que genera quedarse sin cobertura en medio de la pandemia.
"Se dispararon las consultas en busca de distintos planes para amoldarse a cada bolsillo. Realizamos una encuesta en noviembre para entender cada necesidad y evaluar el nivel de satisfacción de los usuarios de las prepagas durante el periodo de cuarentena", explicaron desde ElegíMejor, una web que compara servicios y precios de empresas de medicina. En la encuesta se revela que el 55% de los usuarios con prepaga se contactan para conocer nuevas opciones.
El relevamiento además reconoce que hay insatisfacción sobre el servicio que prestan estas empresas. "Fue difícil conseguir un turno con un especialista, muy complicado hacerse estudios y casi imposible hablar con alguien de la prepaga para pedir un turno, dar una queja, u obtener la autorización de estudios médicos", resume el estudio. Una encuesta realizada por otro sitio especializado, Mi Obra Social, arrojó que el 43% de los usuarios de medicina prepagas evalúa pasarse a un plan más económico.
El efecto derrame del abuso
El último relevamiento mencionado reconoce que un 71% está dispuesto a hacer un gran esfuerzo para mantener una cobertura privada para evitar obras sociales y el sistema público. Sin embargo, ese esfuerzo extra es cada vez más difícil de afrontar y la caída de planes, en un contexto en que todo el sistema de Salud encara una tarea titánica para contener los efectos de la pandemia, desfinancia aún más el sistema privado. Las empresas tampoco encuentran mucho margen para seguir aumentando a usuarios que este año vieron reducidos sus ingresos.
En el sector aseguran que el 2020 cerrará con baja de convenios de profesionales de la salud con algunas prepagas por falta de actualización de los honorarios y por la falta de una cobertura económica adecuada de tratamientos. Las primeras prácticas que evidenciaron un conflicto por falta de pago fueron, desde hace tres años, Ortopedia, Traumatología y Cardiología.
No es un problema solo de la medicina prepaga. El Programa Médico Obligatorio, al que suelen pasarse quienes tienen una prepaga, estaría generando a las obras sociales sindicales una pérdida entre 15.000 y 20.000 millones de pasos anuales por prestaciones de alta complejidad. Estas prestaciones fueron pagadas por las obras sociales pero los respectivos reintegros que debió hacer el Fondo Solidario de Redistribución, administrado por la Superintendencia de Servicios de Salud, continúan siendo adeudados desde 2017.
La otra pata de la Salud es el acceso a los medicamentos. En general las ventas de medicamentos están desreguladas y no hay controles por parte de las autoridades. La excepción son los medicamentos que forman parte de la llamada seguridad social, como obras sociales, mutuales y todo lo que es la medicina prepaga. En este ámbito hay listas de precios que los farmacéuticos deben respetar.
El Observatorio del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos señala que los aumentos de los medicamentos este año estuvieron muy por encima de la inflación general. El relevamiento de la entidad consigna que los remedios registraron un avance promedio del 4,5% de los precios sólo en los primeros 20 días de diciembre. De todos modos no es el más alto del año porque en octubre, por ejemplo, al alza había alcanzado el 7,5%.
El macrismo por decreto le había otorgado (hasta enero de 2019) a la Secretaría de Comercio Interior el rol de autoridad competente para autorizar aumentos de cuotas a pagar por los planes de prepagas privadas. Al igual que ahora, fue poco lo que pudo hacer esa dependencia en cuanto a lo que refiere a control de precios.