Mientras el gobierno nacional insiste en que “ya hay recuperación de la economía y los salarios", un informe privado mostró que si bien los salarios de los trabajadores formales lograron recuperar parcialmente lo perdido desde diciembre (con la mega devaluación del 118%) lo cierto es que aún continúan en niveles inferiores a los del año pasado: el salario registrado siguió en junio, en promedio, 5% abajo del poder de compra de noviembre 2023, que ya tenía un nivel bajo. A su vez, y ampliando el análisis a lo sucedido los últimos años, se destacó que los salarios de los trabajadores formales del sector privado están en niveles de hace 15 años atrás.
Los datos se desprenden del último informe realizado por el centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad de San Martín (UNSAM) que puso en evidencia la creciente heterogeneidad al interior del mundo del trabajo, al punto de que en el sector privado algunos sectores lograron acordar salarios que equipararon a la inflación, y simultáneo, existen otros sectores que continúan muy rezagados. La brecha crece si se compara con el duro golpe del sector público.
En relación, el documento al que accedió este medio dio cuenta también de una mayor reducción de la frecuencia de la negociación colectiva, ya que desde 2017 los períodos abarcados se fueron acortando y, en 2023, los acuerdos paritarios tuvieron una duración promedio de 4 meses. Durante los primeros meses del 2024, llegan ya a dos meses en promedio.
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El escenario de deterioro salarial se agudiza con la destrucción de empleo que ya es más acelerada que en crisis anteriores (salvo la pandemia). En lo concreto, entre noviembre de 2015 y junio de 2016 se perdieron 92.000 puestos, entre mayo de 2018 y diciembre de ese año unos 128.000 y en la etapa actual ya llegan a 144.000. Sin embargo, lejos de fortalecer la respuesta del Estado, el Ejecutivo debilitó la contención social. “El entramado de políticas de protección evoluciona de manera dispar. Esto corre el riesgo de debilitar los esquemas de contención social necesarios para paliar los efectos de un proceso de contracción de la actividad, del empleo y de los ingresos, como el que atravesamos actualmente”, destacaron los investigadores del CETYD-UNSAM.
Salario privado en mínimos históricos
Si bien los salarios de los trabajadores formales recuperaron algo del poder adquisitivo perdido en el mes de diciembre de 2023, continúan en niveles inferiores a los del año pasado. Según el último informe del mundo laboral que elabora el espacio de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la UNSAM, debido a la devaluación de fines de 2023 los salarios tuvieron la caída mensual más importante desde que se tienen registros, al menos, mediados de la década del ´90 y, como consecuencia, perdieron 11% de su poder de compra en solo un mes. ¿Qué pasó en el primer trimestre del año? De acuerdo con dicho informe, “los salarios privados recuperaron una parte de lo perdido, pero se mantuvieron en niveles históricamente bajos”. En efecto, el poder adquisitivo alcanzado en marzo de 2024 fue equivalente al de marzo de 2008.
Un aspecto no menor que plantea el centro coordinando por el investigador Matías Maito es que frente a este panorama, “la caída del salario real pudo haber operado sobre el empleo, a partir de contener la destrucción de puestos formales”. Sobre ello, entre los primeros trimestres de 2023 y 2024, el nivel de producción se contrajo 5% y los precios de los productos y servicios ofrecidos por las empresas crecieron 253% por detrás de los precios generales de la economía, en ese marco, “las empresas buscaron mantener el valor del costo laboral unitario con el objetivo de preservar sus márgenes relativos de ganancia por cada trabajador empleado por lo que priorizaron amortiguar la destrucción de puestos de trabajo, considerando que desprenderse de trabajadores representa tanto un costo económico como una pérdida de recursos humanos calificados, y los salarios terminaron siendo la variable de ajuste”.
En otros términos, en un contexto de caída de la producción, el aumento nominal de los salarios fue inferior al aumento de los precios de los productos y servicios ofrecidos por las empresas que se aseguraron preservar márgenes de rentabilidad, al tiempo que amortiguó la destrucción de puestos de trabajo.
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En continuidad, ampliando el análisis a lo sucedido en el primer semestre del año, el informe construyó un índice que sigue la evolución de las principales paritarias del país y resaltó que “luego de la negociación de incrementos nominales superiores a la inflación durante 5 de los 6 meses del primer semestre de 2024, los salarios recuperaron algo más de la mitad del poder adquisitivo perdido en diciembre de 2023”. En particular, el salario real en junio quedaría 5% abajo del nivel que tenía antes de que asumiera el actual gobierno, es decir, noviembre de 2023.
Sin embargo, se alertó que “aún así se mantiene en niveles históricamente bajos” al punto de que “el valor del salario real en mayo de 2024 habría sido equivalente al de marzo de 2009”. Es decir, 15 ñaños atrás.
En relación, al analizar la evolución de las paritarias, se destacó también la alta heterogeneidad sectorial en la evolución de los salarios, tanto al interior del sector privado como entre el sector privado y el público, aún más rezagado. “El valor salarial promedio contiene un alto nivel de heterogeneidad entre los distintos sectores. Por caso, entre los trabajadores del sector privado se identifican un conjunto de actividades que acordaron salarios que equipararon o incluso superaron levemente a la inflación, tales como entidades deportivas y civiles o aceiteros. En simultáneo, existen otros sectores que continúan muy rezagados, entre los que se cuentan comercio y construcción”, detallaron.
A la vez, se identifica una segunda heterogeneidad, que es la que separa a los trabajadores del ámbito privado de los del sector público. “Mientras que el salario real de los primeros se redujo 5% entre noviembre de 2023 y junio de 2024, el de los empleados estatales se contrajo 16%”.
Se suma como otro factor relevante la sostenida reducción de la frecuencia de la negociación paritaria. Durante los últimos años tuvo lugar un acortamiento de los períodos temporales abarcados por cada negociación, situación que se profundizó en 2024. En detalle, “entre 2015 y 2017, las partes definían escalas salariales y sus correspondientes actualizaciones por plazos de entre 10 a 12 meses. Desde entonces, los períodos se fueron acortando y, en 2023, los acuerdos tuvieron una duración promedio de 4 meses, pero en el primer trimestre de 2024, empresas y sindicatos acordaron aumentos por plazos de dos meses en promedio y una alta cantidad de acuerdos abarcaron un solo mes de horizonte temporal”.
En este escenario de recesión económica, destrucción de empleo, y pulverización de los ingresos de la población, se alertó también por el impacto del debilitación de la contención social por parte del Estado. “Las políticas de protección social evolucionan de manera dispar. Por un lado, la Asignación Universal por Hijo atravesó un incremento relevante y se situó en junio de 2024 en valores 42% superiores a los del año previo. Por su parte, las jubilaciones transitaron un recorrido opuesto y perdieron 20% en términos reales en comparación con el año previo”, señalaron. A su vez, los principales programas sociales (Potenciar Trabajo, políticas alimentarias) “padecieron un recorte relevante de sus partidas durante los primeros seis meses de 2024 (-40%)”.
Destrucción de puestos
De acuerdo con el CETyD, la etapa actual registra la destrucción de empleo más acelerada que en las crisis anteriores, sin contar la recesión del 2020. “Si comparamos el período actual de pérdida de empleo con procesos de similares características podemos observar que el ritmo de destrucción de puestos de la fase actual es claramente inferior al de la pandemia, pero superior a otros momentos”, indicaron.
En lo concreto, si se consideran los primeros 8 meses de caída de empleo, en el lapso noviembre 2015 y junio 2016 se destruyeron 92.000 puestos, entre mayo 2018 y diciembre 2018 se perdieron 128.000 y en el periodo agosto 2023 a abril 2024 se llegó ya a 144.000 puestos. Por su parte, durante los cinco meses de caída del empleo durante la pandemia (marzo/2020 – julio/2020) se destruyeron 199.000 puestos.
La contracción sigue altamente concentrada en la construcción, que perdió 64.000 empleos desde agosto de 2023, y la industria, que perdió 18.000. La caída de ambos sectores representa el 74% de la totalidad de puestos perdido.
Finalmente, las expectativas para los próximos meses no son alentadoras. La Encuesta de Indicadores Laborales de la Secretaría de Trabajo estimó para el quinto mes del año una caída intermensual del empleo formal en el sector privado del 0,3%. A su vez, las proyecciones de los empresarios para los meses de junio, julio y agosto marcan un leve crecimiento de quienes esperan reducir sus dotaciones y un estancamiento de quienes estiman que las aumentarán.