La recuperación económica ¿en pocas manos?

08 de abril, 2022 | 00.05

En 2021 la actividad económica registró un crecimiento promedio del 10,3 por ciento anual. En el contexto actual de suba inflacionaria y discusión sobre el poder adquisitivo de los ingresos, cabe preguntarse ¿quién se queda con esa recuperación?

Al respecto, es posible analizar la orientación que tienen los resultados de la recuperación post pandemia, a partir de comparar el Índice de Variación Física por sus precios respectivos (Índice de Precios Implícitos) en relación con la variación de Salarios por Cantidad de trabajadoras/os, ¿qué pasó en el 2020 y 2021?

En el primer año el resultado de la relación se redujo 5 por ciento con respecto a 2019, es decir que, los salarios/empleo logran una reducción menor que la caída de actividad/precios en plena pandemia, con impacto positivo de las medidas del gobierno para sostener salarios. Sin embargo, en el 2021 esa relación se invierte, recuperándose más rápido la actividad/precios respecto a los salarios/empleo, quedando los primeros 7 por ciento por encima de los segundos con respecto a 2019. En ese marco es que se vuelve necesario revertir la tendencia que confirma que la actividad/precios se viene moviendo mucho más rápido que lo que se recupera el salario/empleo.

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¿Cuáles son las herramientas posibles? El debate parece focalizarse entre un posible bono para trabajadores/as privados o un aumento de salarios por decreto. Y, en ese sentido, es necesario considerar que un bono resuelve en alguna medida la situación, pero no cambia la distribución desigual de la recuperación.

Por lo que cabe recordar que el incremento por decreto de diciembre de 2019 permitió la recuperación de un 7 por ciento de poder adquisitivo en el 1° trimestre del 2020 y tras los 20 puntos de caída de los salarios en la gestión macrista. Además, hay que tener presente que toda inyección a los salarios tiene su correlato en el consumo, la demanda y la producción nacional, y que el aumento se podría empalmar con las paritarias.

Para aproximarnos a analizar si hay trabajadores registrados privados pobres, vale comparar la evolución de la Canasta Básica Total (CBT) y la mediana salarial (el punto donde la cantidad de asalariados registrados se divide en mitades) y observar si los ingresos de la mitad de los asalariados registrados privados son suficientes para evitar ser pobres.

Los datos muestran que la relación de la Canasta Básica Total respecto de la mediana de salarios se incrementó entre finales de 2017 y hasta finales de 2019 casi 20 puntos, pasando de representar 74,8% de la mediana salarial al 94,4% de la misma. Ese proceso se profundiza levemente con la pandemia: pasa a representar 97,7% del total, y luego se reduce a niveles cercanos al 88%, en buena medida como resultado del efecto “tarifas” en la CBT. Hacia febrero, se percibe un incremento en la proporción de CBT sobre la mediana de salarios, llegando a casi el 90%. Es decir que se recuperó la actividad y el empleo -todo el perdido en la pandemia- pero los salarios aún son menores comparados con la canasta de pobreza y quienes trabajan tienen un salario medio solo 27 puntos porcentuales arriba de la pobreza.

Mirando el primer trimestre de 2022 puede inferirse que los resultados no son alentadores. La evolución de los precios en los alimentos alcanzó valores muy significativos: a la inercia e inflación importada que se arrastraba se le suma el impacto de la guerra en el oriente europeo que generó un incremento sustancial en los precios internacionales de los commodities alimentarios y de los combustibles. Aunado a esto último, un escenario de especulación oligopólica en la economía doméstica que se exacerbó recientemente con subas en promedio del 15 por ciento de los productos de consumo masivo solo una semana de marzo.

Se debe lograr que los precios se estabilicen y que las paritarias, que se adelantaron para todos los rubros a abril, ayuden a compensar la pérdida de poder adquisitivo del primer trimestre. Se destaca el bono extraordinario de ANSES a jubilados de la mínima y beneficiarias de AUH y la suba de la Tarjeta Alimentar, en tanto que, dada la cercanía entre el valor de la CBT y la mediana salarial, el aumento por decreto de salarios podría constituir otra buena herramienta para mejorar la situación y que el crecimiento no quede en pocas manos.