(Por Leandro Selén) La obra pública estuvo "históricamente asociada con la desconfianza ciudadana", sentimiento que "se profundizó durante la última década, a partir del uso del discurso anticorrupción, con fines políticos y electorales", afirmó hoy la directora nacional de Transparencia, Roxana Mazola.
"Nuestro reto es transformar esa desconfianza ciudadana en participación y control, en una cultura institucional basada en un nuevo enfoque de transparencia amplio e integral a través de nuevas políticas públicas", remarcó a Télam la autora del libro "Políticas públicas de transparencia. Avances en la Obra Pública".
El libro se presentará mañana -martes, 5 de julio- en la sede del Ministerio de Obras Públicas, en una jornada que encabezará el ministro Gabriel Katopodis, y de la cual participarán también el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss; el director ejecutivo de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), Gustavo Gándara; y un grupo de funcionarios, académicos y expertos en políticas de transparencia.
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"La obra pública es un área históricamente asociada con la desconfianza ciudadana y a la prevalencia de los intereses particulares y sectoriales. Esta actitud se profundizó durante la última década en la región, a partir del uso del discurso anticorrupción, con fines políticos y electorales la mayoría de las veces", indicó Mazzola.
Los siguientes son los principales tramos de la entrevista con Télam:
Télam: ¿Por qué el libro sostiene que la obra pública históricamente se asoció con desconfianza y corrupción?
Roxana Mazzola: Por varios motivos, que no son exclusivos de nuestro país. Por un lado, porque la obra pública involucra importantes partidas presupuestarias y, cuando se trata de grandes obras de infraestructura, no son tantas las empresas en condiciones de asumirlas. Luego, porque en los últimos años hubo un uso y abuso deliberado del discurso anticorrupción en toda la región, con fines electorales y geopolíticos. Por último, porque es cierto que nuestros estados, en América Latina, tenían en las políticas de transparencia una cuenta pendiente.
T.: ¿De qué manera se revierte esa sensación que tiene la ciudadanía respecto de la obra pública?
R.M.: Convirtiendo a la transparencia en un eje de gestión, transversal a toda la estructura del Ministerio, algo muy distinto de considerar la transparencia limitada a un atributo personal, como una cuestión de conducta. La Dirección Nacional de Transparencia trabaja, en ese sentido, desarrollando las herramientas necesarias para el control ciudadano, la rendición de cuentas, la disponibilidad de datos, la mejora de procesos, desde la planificación y licitación hasta la ejecución y el mantenimiento, la reducción de brechas de género, cuidados y edad y el uso de tecnologías de la información para aumentar la trazabilidad y mejorar la cultura institucional. Esto es inédito en nuestro país.
T.: ¿Cómo son las políticas de transparencia que se plantean para la obra pública?
R.M.: El enfoque amplio e integral de la transparencia implica desarrollar políticas que mejoren el triple impacto de las obras públicas (económico, social y ambiental) y que fortalezcan la confianza ciudadana. La transparencia es una construcción colectiva, requiere participación y esa participación debe fomentarse y facilitarse. Son políticas de integridad y transparencia, son políticas de participación y control ciudadano y también políticas para el monitoreo y la evaluación de la obra pública. Estos tres ejes concretan la mirada amplia e integral de la transparencia y la agenda de trabajo que venimos desarrollando desde el Ministerio.
T.: ¿Qué es el Observatorio de la Obra Pública?
R.M: El Observatorio es un espacio de participación institucionalizada para mejorar las políticas del Ministerio, que reúne a las instituciones más relevantes del sector, como la Cámara y la Uocra, universidades públicas y privadas, organizaciones de la sociedad civil, cooperativas. La variedad de saberes, experiencias, enfoques y trayectorias de sus instituciones se traducen luego en valiosísimos aportes a la hora de pensar, redactar, promover y establecer políticas públicas. A su vez, está subdividido en distintas mesas temáticas: género, sustentabilidad, marco normativo, innovación tecnológica.
T.: ¿Cómo funciona el Mapa de Inversiones?
R.M.: Es una plataforma digital de acceso libre para la ciudadanía, que permite el monitoreo de la ubicación, el grado de avance técnico y financiero de las obras y los proyectos. Es interactiva ya que permite realizar comentarios y subir fotos. Fue desarrollado con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y ya cuenta con más de 5.000 obras registradas y superó los 1,4 millones de visitas.
T.: ¿Cuál es el alcance del Código de Ética?
R.M.: El primer Código de Ética del Ministerio es el resultado de más de un año de trabajo conjunto entre las distintas áreas del organismo, las instituciones del Observatorio de la Obra Pública y la Oficina Anticorrupción. Introduce principios no sólo ligados a la agenda clásica de integridad, transparencia y rendición de cuentas sino también de sostenibilidad ambiental, innovación tecnológica, diversidad e inclusión. Fue presentado a fines de 2021 y actualmente trabajamos en la fase de implementación y visibilización, que incluye capacitaciones y conversatorios sobre cada uno de los siete principios que aborda. Entendemos que es fundamental la apropiación del código por parte de los actores, de lo contrario es letra muerta. La integridad se construye entre todos los actores involucrados en la obra pública. El aporte no debe ser sólo normativo sino también cultural.
Con información de Télam