El Ente de Desarrollo de la Región Sur de Río Negro puso en marcha un operativo de fumigación luego de detectar el nacimiento de la plaga de langosta Tucura el Departamento 25 de Mayo, para evitar la reproducción de la especie que suele cobrar fuerza en el mes de diciembre.
Esta plaga puede afectar económicamente a la producción ovina de la provincia debido a que se alimenta de forrajes, vegetales y pasturas nativas que no alcanzan a ser aprovechadas para el desarrollo de la ganadería en la región.
Los programas de control de plagas fueron puestos en alerta ante el insecto que mide entre tres y cinco centímetros de longitud, no tiene alas y avanza desde el departamento de Cushamen de la provincia de Chubut, sobre el sur rionegrino.
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El presidente del Ente, Guillermo Oliva Tagle, dijo que "los controles se están realizando con equipos fumigadores de 200 y 400 litros montados en tractores y camionetas", y que el trabajo es realizado por los propios productores.
"Los químicos tóxicos que se están utilizando, no dañan más allá de controlar la reproducción de la tucura y no tienen efecto residual", aclaró.
El funcionario dijo que "en la zona chubutense son mucho más los ganaderos afectados porque los campos son más chicos que en Río Negro, donde por ahora son 15 los afectados".
Se estima que, durante el proceso reproductivo, cada tucura pone 30 huevos.
Ene se sentido dijo que los controles se realizan desde hace más de un mes, "cuando empiezan a nacer hasta la época de diciembre que es cuando empiezan a copular, luego cumplen su ciclo de vida hasta mediados de enero".
Oliva Tagle también aclaró que el insecto aparece cada tres años, "pero siempre hay nacimientos de pequeñas cantidades, esta vez se cumplió el tercer año", indicó.
En ese marco, el funcionario rionegrino explicó que, "esto pasa porque un gran comedor de tucuras era el choique (ñandú petiso), y la especie autóctona es la tucura, no la oveja que fue instalada en la región hace muchos años".
A su vez, el coordinador regional del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Esteban Rial, explicó que "varias veces se trabajó con barreras físicas para evitar que la plaga llegue hasta los asentamientos y puestos de la gente".
En ese sentido aclaró que "son miles de insectos pequeños muy molestos que no causan enfermedades en las personas, pero generan inconvenientes cuando mueren en los pozos de agua que la gente utiliza para consumo propio".
Con información de Télam