El ministro de Economía, Luis Caputo, destinó más de 12.000 millones de dólares en intervenir en la brecha cambiaria del dólar desde que asumió en diciembre pasado, una cifra mucho mayor, y en mucho menor tiempo, que la de los cuatro años de gobierno del Frente de Todos.
Así lo reveló un informe de la consultora Eco Go, que dirige Marina Dal Poggetto, al que pudo acceder El Destape. La presentación hace foco en una de las principales preocupaciones para el gobierno de Javier Milei, ya que una brecha alta entre el dólar oficial y los dólares paralelos (no solo el dólar blue sino fundamentalmente el dólar MEP y el CCL) incrementa las expectativas de devaluación.
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Es decir, genera un mayor riesgo de una corrida que vuelva a disparar la inflación y, al mismo tiempo, reduce la liquidación del campo, llevando a una escasez de reservas. Básicamente, una brecha baja es necesaria para tener posibilidades de una unificación cambiaria con la que salir del cepo sin riesgo de un enorme traslado a precios.
Según precisó el informe de Eco Go, entre diciembre y julio el Banco Central, comandado por Santiago Bausili, hombre de extrema confianza de Caputo, destinó 12.400 millones de dólares a evitar que la brecha se dispare. Aun así, se mantiene en niveles de aproximadamente el 35%.
Como contraste, durante toda la gestión de Sergio Massa frente al Palacio de Hacienda, que ocupó 16 meses (el doble de lo que lleva Caputo), se destinaron 7.600 millones de dólares (sobre todo por el "dólar soja"), remarca el informe, un 38% menos. Durante la gestión de Martín Guzmán, que ocupó 30 meses, se destinaron 2.766 millones de dólares, un 77% menos, y con la brecha cambiaria en un promedio del 20%.
La intervención de Caputo en la brecha cambiaria se dio fundamentalmente de tres maneras diferentes, señala Eco Go. La primera, y por lejos la principal en términos de volumen, es la del llamado dólar blend (dólar exportador), que permite a los exportadores liquidar un 80% al precio del dólar oficial pero el 20% restante al valor del dólar CCL. Por lo tanto, un 20% de los dólares liquidados por productores se destinan a intervenir en el mercado del contado con liquidación (a través del bono AL30D) en vez de llegar a las arcas del BCRA.
La segunda, que ocupa un lugar menor, es a través del "turismo receptivo". Esto obedece al llamado "dólar para turistas extranjeros" que estableció Sergio Massa en noviembre de 2022, pero que continuó con la gestión de Caputo y Milei. Se trata de una medida que permite a los turistas y no residentes acceder a un tipo de cambio equivalente al dólar MEP con sus compras con tarjeta de crédito o débito, con el fin de que obtengan un mejor precio y no decidan ir a la venta en el mercado del dólar blue.
La tercera, y más reciente, es la intervención directa del BCRA en el mercado del CCL, y también del MEP, anunciada por Caputo a mediados de julio pasado. Es decir, el Banco Central compra dólares diariamente al precio oficial, y para eso debe emitir pesos. Sin embargo, para no emitirlos vende esos dólares en el mercado de los financieros. El argumento oficial es que así evita cualquier tipo de emisión monetaria que pueda incentivar la inflación, pero lo cierto es que el efecto que genera es bajar la brecha.
Eco Go señaló que, desde el 15 de julio hasta el 5 de agosto, el BCRA destinó a intervenir en la brecha, bajo este mecanismo, un monto no precisado entre 350 millones de dólares (monto de la caída de las reservas) y 656 millones de dólares (monto del volumen total operado en el mercado financiero).
Aunque por ahora se trata de un monto menor, implicaría la erogación de miles de millones de dólares si este mecanismo continúa durante todo el segundo semestre, en el que el Gobierno espera bajar la brecha para poder levantar el cepo. Es cierto que efectivamente la brecha bajó de más de 60% a cerca de 35% desde entonces. Sin embargo, esto muestra el costo: la caída de las reservas (que fue absoluta durante julio) y la imposibilidad del BCRA de acelerar una acumulación de dólares con la que hacer frente a una posible corrida cambiaria que se produzca a la hora de liberar el cepo.