Para el economista Julio César Neffa, Fundador y director del CEIL del CONICET, los programas clásicos que lleva adelante el FMI en cada país que interviene cuentan en su núcleo la cuestión de los derechos laborales y sociales que serían modificados como una consecuencia o una condición para implementar una serie de planes de ajuste y estabilización. Pero cada época, o cada acuerdo, ofrece sus particularidades o velocidades en la implementación de esas reformas, al menos desde el punto de vista de los burócratas del organismo multilateral. Lo que aparecía de manera muy explícita en el acuerdo stand by firmado por Macri, no lo sería en la actualidad. Pero el Fondo siempre reclama lo mismo.
En diálogo con El Destape, Neffa sostiene la necesidad de avanzar en un modelo de desarrollo que no solo esté basado en las exportaciones sino en un mercado interno fuerte, con la creación de empresas mixtas para incidir en las inversiones claves vinculadas a los recursos naturales. Pero también para que haya una mejor distribución de la riqueza.
- El actual programa del Fondo Monetario Internacional busca pisar el crecimiento del país para reorientar los dólares de las exportaciones al pago de la deuda. ¿Encuentra alguna relación entre los condicionamientos actuales del organismo con el avance de la precariedad laboral en el país?
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- En el país se da una situación inédita, donde concluye el aumento de la población económicamente activa, hay más población ocupada, pero también subempleo. Así y todo, los niveles de desempleo son muy bajos. Todo esto ocurre cuando el ingreso de los asalariados, utilizado para medir la pobreza, indica que estamos en niveles muy altos de vulnerabilidad social. Es decir, crece el empleo y aumenta la pobreza con el avance de las diferentes modalidades de informalidad laboral. En este escenario empezamos a ver que las empresas, para reducir sus costos fijos, recurren a la tercerización o la subcontratación. Es decir que transfieren parte de sus costos a empresas monotributistas y tercerizadas. Pero lo particular de esta situación es que los empresarios empezaron a exteriorizar jurídicamente su fuerza de trabajo. El argumento que utilizan sería ´como no puedo pagarte la seguridad social, te contrato como monotributista´. Estamos hablando de la lógica actual del modelo capitalista; como no pueden aumentar sus tasas de ganancia en los niveles que pretenderían, entonces van por la reducción de sus costos.
- Parecería describir una reforma laboral de hecho.
- Dentro de la política del Gobierno, los instrumentos destinados a generar más empleo no son muy visibles. Para generar puestos laborales de calidad debería existir un plan de desarrollo, una política de inversiones a largo plazo, la formación profesional. Y todo esto no existe. Con las tasas de interés que tenemos en la actualidad – como consecuencia de seguir la lógica del FMI-, difícilmente un empresario solicite un crédito para la capacitación de sus trabajadores. Las políticas públicas no serían coherentes en este sentido ya que no se fijan horizonte para avanzar con una propuesta de desarrollo a largo plazo. Donde más se podría crear empleo, sería en las pymes si hubiera una política de desarrollo que al mismo tiempo genere demanda. Podrían existir muchísimas políticas para generar empleo pero que no van a ser adoptadas por el mercado a cuenta propia. Es decir, al sector privado concentrado le conviene tener la mano de obra más barata posible para reducir sus costos.
- ¿El actual acuerdo con el Fondo no contribuye a la consolidación de este escenario marcado por el aumento de los trabajadores pobres?
- El Fondo pide la reducción del déficit fiscal, la reducción de los subsidios y que no se contrate más gente desde el Estado. Estamos en una encerrona de la cual solo se sale con crecimiento. Si no hay crecimiento, cualquier medida que se adopte será un parche. Sin crecimiento genuino, será muy complejo pensar en una política de generación de puestos de empleo de calidad.
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Distribución del ingreso
- ¿Cree acertada la mirada de apuntalar el crecimiento económico exclusivamente mediante las exportaciones agropecuarias, de hidrocarburos y mineras? ¿No se corre el riesgo de consolidar la actual distribución inequitativa del ingreso?
- Si aumentan las exportaciones, algo de distribución habrá porque para incrementar las ventas al exterior se debería aumentar la producción y emplear más personas. El riesgo es que se reorienta el crecimiento hacia la exportación donde existe una fuerte concentración y se deja de lado al mercado interno. Ese es el riesgo. Antes eran las vacas, los granos y ahora el petróleo, gas y litio. Estos recursos deberían ser transformados dentro del país.
- Es decir, debería existir una política de promoción de exportaciones para conseguir dólares y, al mismo tiempo, desarrollar el mercado interno.
- Eso sería el plan de desarrollo. La Argentina tiene escases de divisas. Sin dólares, no puede funcionar la industria. El programa de desarrollo debería potenciar las exportaciones y al mismo tiempo fortalecer el mercado interno con una política programática de sustitución de importaciones, incluso con el apoyo del capital extranjero. Debería ser coordinado. Si se pone todo el acento en las exportaciones, estaríamos dando un paso atrás en cuanto a nuestra industria nacional. El riesgo es que seremos cada vez más dependientes.
- ¿El Estado nacional debería ser un actor más dentro de este esquema, por ejemplo, a través de empresas públicas?
- La mejor figura sería la de empresas mixtas donde el Estado tenga una gran parte del capital para controlar y orientar las inversiones. Si se dejase todo a la iniciativa privada, no habría forma de direccionar el crecimiento con una mirada redistributiva. La solución sería empresas mixtas que puedan orientar el desarrollo en post del mercado interno, donde también se generen incentivos a la demanda y, al mismo tiempo, la generación de divisas vía exportaciones.