Durante la madrugada el ministro de Economía, Martín Guzmán, acordó con la mayoría de los bonistas el canje de los títulos emitidos bajo legislación estadounidense. Para terminar de cerrar con el resto de los acreedores extendió las negociaciones por 20 días, pero se da por descontado que el capítulo de los U$S 65.000 millones se dará vuelta antes de esa fecha. Mientras, el funcionario avanzará con el resto de las obligaciones externas que heredó del macrismo: bonos argentinos y FMI.
El Grupo de Bonistas del Canje, el Ad Hoc y el Comité de Acreedores firmaron aceptaron la última propuesta de Guzmán. Durante el fin de semana mantuvieron diálogos, después de que Argentina presentó un ultimátum, y tras varias idas y vueltas el equipo económico decidió adelantar el pago de los títulos públicos, lo que generó esta oleada de aceptaciones.
En concreto, los intereses de los nuevos bonos serán el 9 de enero y el 9 de julio en lugar del 4 de marzo y el 4 de septiembre, los papeles a ser emitidos como compensación por intereses devengados comenzarán a amortizar en enero de 2025 y vencerán en julio de 2029. Además de eso, los títulos a 2030 comenzarán amortizarán desde julio de 2024 y vencerán en julio de 2030 y los 2038 a ser emitidos como contraprestación por los bonos de descuento existentes comenzarán a amortizar en julio de 2027 y vencerán en enero de 2038.
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Estos tres grupos de acreedores dicen representar el 60% de la deuda reestructurada (2005/2010) y el 51% de la suscripta desde 2016. Sumados los tenedores que ya acordaron, Argentina está muy cerca de conseguir los niveles de aceptación que necesita para reestructurar. Por eso Guzmán extendió hasta el 24 de agosto el plazo de las negociaciones, pero se da por descontado que puede conseguir el nivel requerido antes.
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Los siguientes pasos de Guzmán
Mientras tanto, avanza en el Congreso el proyecto que le permitirá a Economía presentarles la misma propuesta a los acreedores de bonos en dólares bajo ley local. En manos de privados se encuentran menos de U$S 20.000 millones, con un poder de presión muy inferior, por lo que las peripecias que se dieron en el capítulo externo no se verán en esta parte.
El acuerdo con el FMI también caducó por inoperante, además de que Argentina no cuenta con la posibilidad de devolver los U$S 46.000 millones que Christine Lagarde le entregó desde 2018 a Mauricio Macri, que fue utilizado para sobrevivir hasta las elecciones donde perdió contra Alberto Fernández.
En primer lugar, tanto el Gobierno como la nueva titular del organismo multilateral, Kristalina Georgieva, admitieron que la deuda argentina no es sustentable. Por esto sentaron las bases para renegociar el irresponsable acuerdo que firmaron los funcionarios de Cambiemos durante una corrida cambiaria generada por el propio modelo económico que aplicaron.
Pero además de eso, el documento viejo incorporó teorías que fueron falseadas por la realidad y que generaron un protocolo de medidas que terminaron de hundir a la economía. “El programa previo del FMI estaba basado en premisas que no se dieron. La contracción monetaria iba a ser efectiva en bajar la inflación, pero no se dio de esa manera sino que, por el contrario, la inflación se incrementó. Además, la contracción fiscal redujo la demanda agregada”, había explicado Guzmán el jueves en una teleconferencia con el Consejo del Atlántico. Por eso repitió: “Necesitamos un programa basado en premisas distintas”.
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