Uno de los sectores que más rápido responde a las crisis, contrayendo su ritmo de actividad, y que más lento se recupera es el trabajo en casas particulares, dado que es uno de los principales ajustes presupuestarios realizan los hogares cuando el bolsillo aprieta. Desde que asumió el gobierno de Javier Milei se perdieron 15.037 trabajadores y trabajadoras de casas particulares, según el Departamento de Control de Gestión de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Desde el pico previo a la pandemia –con el arribo del Covid-19 y la cuarentena obligatoria—se redujeron 23.061 empleos de tareas domésticas registrados. El número de empleadores (hogares que dejaron de utilizar los servicios) se redujo entre noviembre del año pasado y marzo último en 13.042 unidades.
La alta informalidad, los bajos salarios y las brechas de género son tres de los principales problemas estructurales del mercado laboral argentino. Si bien estas dificultades se presentan en distintos sectores, hay uno en el que se observan con particular claridad: el trabajo doméstico remunerado es la rama de actividad con las tasas más altas de informalidad (78 por ciento) y feminización (98 por ciento), y presenta una de las peores remuneraciones de todo el mercado de trabajo, señala un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
Los salarios formales a julio son de 284.794 pesos para personal con retiro y de 316.688 pesos para personal sin retiro. Sin embargo, por fuera de los puestos registrados existe un importante número de trabajadores y trabajadoras que son empleados en la informalidad y con ingresos menores (como porcentaje por hora trabajada) a los que se establece en la norma para el sector. Como resultado de esta dinámica laboral seis de cada diez son pobres ya que, aunque tienen trabajo no están registradas, un 74 por ciento no tiene descuento jubilatorio, un 72 por ciento no recibe pago en caso de enfermedad, y un 73 por ciento no cuenta con cobertura de salud por obra social, según datos de Seguridad Social.
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La caída de Milei
En el caso de los trabajadores y trabajadoras de casas particulares formales, la caída desde la asunción de Milei se profundizó, como clara respuesta del recorte presupuestario de los hogares ante la pérdida de poder adquisitivo –y de fuentes—de ingresos. De acuerdo con datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, a marzo se mantenían activas 615.181 personas trabajadoras en casas particulares de parte empleadora afiliada, lo que representó una caída de 15.037 puestos respecto de noviembre último (630.218). Si se compara con el pico máximo de formalización del sector, enero de 2020 (646.000 puestos registrados), la baja fue de 30.819 empleos domésticos.
El informe releva también las partes empleadoras que declaran únicamente personas trabajadoras en casas particulares y en unidades productivas. El número de empleadores afiliados afiliada de casas particulares con personas trabajadoras declaradas se contrajo en 13.042 unidades, desde noviembre último (526.179) y marzo (513.137). Lo mismo, si se compara con el máximo de hogares que formalizaron el trabajo doméstico, se eliminaron del registro 23.061 unidades.
El sector formal del empleo doméstico es el que más dificultades tuvo para recuperarse luego de la pandemia. Desde marzo del 2020 sufrieron el impacto negativo de la pandemia por Covid-19, con la pérdida de más de 250 mil puestos, que si bien luego comenzaron a recuperarse lo hicieron de forma más lenta que en el resto de las actividades económicas.
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Si bien las características locales también se repiten en la región, ya que el empleo es una de las principales actividades laborales de toda América Latina, alcanzando a más del 10% de la fuerza laboral (unos 20 millones de mujeres), en Argentina se logró –a diferencia de la mayoría de los demás países—la aprobación en 2013 de la ley 26.844 que fija derechos para el sector y crea la Comisión Nacional de Trabajo en Casas para definir los aumentos paritarios. Por su parte, El Decreto 70, de diciembre, deroga la doble indemnización para las empleadas de casas particulares en los casos en que la relación laboral no estuviera registrada al ser despedidas (artículo 50 de la Ley 26.844) y agrega que el cálculo de la indemnización ya no contempla el aguinaldo
Sin embargo, por fuera de este universo, hay todo un mundo. Según los últimos datos disponibles, más de 1,2 millones de personas se desempeñan como trabajadoras domésticas remuneradas, lo que representa el 6,3 por ciento del empleo total de la economía argentina. La proporción cobra una dimensión mayor cuando observamos solamente el empleo femenino: del total de mujeres empleadas, alrededor del 14 por ciento se dedica a trabajos domésticos en casas particulares, destaca el CIPPEC.