Pese a que el gobierno de Javier Milei festejó el miércoles cifras relativamente buenas sobre las ventas de supermercados en mayo, que se habían mantenido en junio, este indicador vuelve a desplomarse en julio. Según anticipan en el sector, el consumo en las grandes cadenas cayó un 18% interanual y también bajó en el registro intermensual.
El Indec mostró ayer que en mayo las ventas de los supermercados cayeron un 9,7% interanual (además de un 13% en los mayoristas). Aunque el dato es objetivamente pésimo, la relativa "buena" noticia fue que implicó un recorte del desplome todavía mayor que se había visto en abril, de un 17% en supers (y de un 21% en mayoristas). También, que supuso un repunte intermensual del 3,9%, aunque, vale aclarar, tras una baja intermensual similar el mes previo.
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"Ayer el Indec publicó el crecimiento en mayo vs abril del consumo en supermercados del 4%. La letanía de los fracasados se quejaban que era un dato viejo", festejó en X (Twitter) Antonio Aracre, ex CEO de Syngenta y ex asesor de Alberto Fernández devenido en libertario, en un posteo que fue retuiteado por el propio Milei.
Sin embargo, al Gobierno le será complicado extender ese festejo a lo que ocurrió después. En junio, el consumo en supermercados cayó un 12,5% interanual, reveló el informe de la consultora Scentia, profundizando en casi tres puntos la baja de mayo. La medición intermensual de la consultora fue de una leve suba, del 0,6%.
Y, en julio, el desplome fue todavía peor. Fuentes del supermercadismo anticiparon a El Destape que la baja interanual del mes es, a una semana del cierre, del 18%. Superaría, comparando con la medición del Indec, a la mayor caída de la era Milei, precisamente la del 17% de abril. A ello se le agrega una nueva caída intermensual, que es, provisoriamente, del 4%, apuntan en el sector.
Se trata de un escenario preocupante para el oficialismo. En primer lugar, porque el relativo buen dato de mayo obedeció en parte a que ese mes hubo un congelamiento total de luz, gas, transporte y combustibles, por lo que la gente, pese a no percibir una importante (nueva) baja del salario real, no debió destinar una mayor proporción de sus ingresos al pago de estas tarifas, al revés de lo ocurrido con los tarifazos de abril.
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Pero, en julio, este derrumbe precisamente se da incluso cuando casi todos estos mismos precios regulados volvieron a ser congelados, ya que se postergaron aumentos en luz, gas y en el boleto de colectivos del AMBA, según determinó el ministro de Economía, Luis Caputo. La única suba, leve, fue en los combustibles, que aumentaron un 4%.
En segundo lugar, la fuerte retracción del consumo masivo en julio muestra el efecto de una nueva aceleración de la suba de precios. No solamente por el crecimiento de la inflación en junio (4,6% versus 4,2% en mayo), sino, sobre todo, por la suba de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el blue, el MEP y el CCL, que se ubicó en torno al 60% en las últimas semanas. Esto generó que a inicios de mes se registrara un traslado a precios de entre un 6 y un 7% en las góndolas, según señalaron desde la CAME. Como consecuencia, los alimentos percibieron un alza del 1,8% en la primera semana de julio, la mayor desde inicios de marzo, mostró la medición de la consultora LCG.
Así, se aleja el objetivo planteado por Caputo el martes en la reunión con los referentes de las grandes cadenas de supermercados. Según los trascendidos, en ese marco aseguró a los presentes que la inflación de los supermercados podría llegar a cero antes de fin de año. La nueva retracción del consumo, en parte por el aumento de la inflación, muestra que el ministro de Economía aspira a prever el comportamiento de una variable que no controla.