Tras la resolución del canje con acreedores privados locales y extranjeros, la cual tuvo su cierre formal en agosto último, el riesgo país argentino se desplomó a la mitad. El efecto pasó desapercibido por las tensiones cambiarias internas, pero su impacto no solo mejoró el perfil de endeudamiento argentino sino que alivió el indicador para toda la región. "El riesgo soberano ha tendido a disminuir y estabilizarse luego de la importante alza que experimentó a inicios de la crisis y gracias a las grandes mejoras registradas en septiembre en la Argentina y el Ecuador", señala el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Respecto a los pronósticos de actividad económica, la CEPAL anticipa que la Argentina el año próximo recuperará apenas la mitad de lo perdido en 2020.
El organismo dio a conocer su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020, uno de los principales reportes anuales del organismo de las Naciones Unidas, en una conferencia de prensa virtual ofrecida por su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena. Las proyecciones anticipan un contracción de 7,7% en 2020 para la región, pero permiten proyectar una tasa de crecimiento positiva de 3,7% en 2021. Para la Argentina pronostica una caída del Producto de 10,5% este año y un crecimiento de 4,9% en 2021.
El documento de la CEPAL remarca que, en un contexto de contracción global, América Latina y el Caribe es la región más golpeada del mundo en desarrollo por la crisis derivada del COVID-19. En la década previa a la pandemia la región mostraba una trayectoria de bajo crecimiento y en 2020 enfrenta una combinación de choques negativos de oferta y demanda sin precedentes, lo que se traduce en la peor crisis económica de los últimos 120 años. Esto impacta tanto en la cifras de la economía real como en el perfil de la deuda soberana de los países miembro.
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Canje de pasado por futuro
El informe advierte que el riesgo soberano comenzó a exhibir, principalmente desde septiembre, una tendencia a la baja tras los picos que tocó en los inicios de la pandemia. El riesgo país es la sobretasa que debe pagar un bono de un país respecto de los títulos del Tesoro estadounidense, considerados libre de peligro. Si bien a nivel general la situación económica y financiera no mejoró en esos meses en la misma intensidad, desde fines de agosto se registró un hecho que arrastró a la baja el índice promedio de la región (EMBIG) que elabora el JP Morgan. El rotundo éxito del canje de deuda con privados que realizó la Argentina fue clave para esa mejora en el perfil de los bonos de la región.
El riesgo soberano, medido por el índice de bonos de mercados emergentes global (EMBIG), experimentó una sostenida reducción desde que alcanzara valores máximos durante el pasado mes de abril. Como promedio regional, llegó a los 467 puntos básicos a finales de octubre, muy por debajo de los 702 puntos básicos con los que cerró en abril, aunque aún por encima del cierre de 2019, momento en el que el riesgo llegaba a los 346 puntos básicos.
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"La tendencia a la baja ha sido generalizada en todos los países, pero se destacan de manera particular los casos de la Argentina y el Ecuador", señala la CEPAL. "En el primer país, se registró una caída cercana a los 1.000 puntos básicos en septiembre. Ello se explica por la incorporación a la composición del riesgo de los nuevos bonos que surgieron tras el canje de la deuda y que empezaron a transarse en la primera quincena de septiembre", señala el extenso documento de la CEPAL. Si bien el nivel continúa siendo elevado, casi de 1.500 puntos básicos, es considerablemente inferior a los 3.800 puntos básicos con los que cerró en marzo.
En el caso de Ecuador, se registró una situación similar, con un acuerdo alcanzado a fines de agosto para un programa de ayuda económica con el Fondo Monetario. Argentina se encuentra en camino a cerrar con el Fondo un programa de facilidades extendidas, que le dará otro empujón a la baja al riego país.
En cuanto a la actividad de la economía real, el informe destaca que "la dinámica del crecimiento en 2021 está sujeta a una alta incertidumbre relacionada con el riesgo de rebrotes de la pandemia, de la agilidad para producir y distribuir las vacunas y de la capacidad para mantener los estímulos fiscales y monetarios para apoyar la demanda agregada y a los sectores productivos". Avanzar en un crecimiento sostenible e inclusivo requiere de una transformación productiva hacia sectores ambientalmente sostenibles, que favorezcan la generación de empleo y la innovación tecnológica”, señaló Bárcena al presentar los datos.