El Gobierno de Javier Milei eliminó el Fondo Fiduciario que sustentaba el Programa ProCreAr y anunció también la implementación de hipotecas divisibles para proyectos inmobiliarios en desarrollo. El Programa de Crédito Argentino (ProCreAr) se lanzó en 2012 con un objetivo de 400.000 viviendas. En reemplazo, el Ejecutivo dispuso la implementación de “hipotecas divisibles sobre inmuebles sujetos a proyectos inmobiliarios para la posterior división y afectación al régimen de propiedad horizontal o conjuntos inmobiliarios, o para subdivisiones originantes de parcelas del dominio común”.
Las hipotecas divisibles son un tipo de crédito que posibilita que la deuda original y su garantía se dividan en partes independientes. En el contexto inmobiliario, esta división se suele aplicar a proyectos como edificios o complejos de viviendas. En ese caso, a cada unidad le puede corresponder su propia porción de hipoteca.
Dentro del ProCreAr había una línea de compra de terreno y construcción de vivienda, financiando el 100 por ciento del valor de ambos. Los Desarrollos Urbanísticos eran parte de esta línea. Entre 2012 y 2015, se realizaron 172.000 viviendas del ProCrear, de las cuales 22.500 se construyeron en 67 desarrollos urbanísticos ubicados en Ciudad y Gran Buenos Aires, Córdoba, La Rioja, Corrientes, Santa Fe, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, Misiones, Chubut, Chaco, Santa Cruz, Tierra del Fuego, San Luis, la Pampa, Tucumán, Neuquén y Entre Ríos.
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El plan buscaba beneficiar a grupos sociales medio y medio-bajo de la población, a partir de una preselección en la que se tomaba en cuenta casos de enfermedad o composición de riesgo de las familias y, después, se adjudicaban por sorteo. Entre 2012 y 2015, el gobierno invirtió en este programa 56.000 millones de pesos, equivalente a unos 5.600 millones de dólares al tipo de cambio de fin de 2015, cifra similar a la que hoy mendiga el país al Fondo Monetario. El programa generó entonces 200.000 puestos de trabajo directos.
Durante el macrismo se modificó el programa, haciendo necesario un ahorro previo del 10 por ciento de la propiedad para acceder a los planes y, para el caso de construcción, había que tener el terreno propio o de familiar directo. Se imponía además un sistema de scoring (puntaje crediticio), lo que desnaturalizaba el plan. Según señalaron fuentes que estuvieron en el diseño de estos desarrollos, al asumir el gobierno de Mauricio Macri la decisión era que no se entregarían “al costo”. De todos modos, el programa estuvo congelado casi desde que sumió Cambiemos.
En medio de la crisis habitacional que profundizó Cambiemos, el gobierno de Macri finalizó su mandato sin entregar 14.300 viviendas listas del plan ProCreAr. Se trata del 64 por ciento de las 22.500 viviendas de Desarrollos Urbanísticos del programa que heredó el macrismo del gobierno anterior. Las obras estaban terminadas en su gran mayoría -el resto tiene un nivel de avance del 70 por ciento-, pero la desidia oficial dejó que cuestiones burocráticas de habilitación de servicios se amontonen y sólo se hayan entregado las que estaban pre-adjudicadas.
Durante la administración de Alberto Fernández se buscó revitalizar, aunque en condiciones financieras menos propicias, el programa con el sorteo de unas 11.000 viviendas que fueron construidas durante el kirchnerismo y abandonadas por el macrismo con el objetivo de privatizarlas. Se trata de viviendas construidas en barrios urbanizados por la gestión oficial hasta 2015. Son obras finalizadas o al 70 por ciento de avance. Como resultado del llamado, en las primeras dos semanas de su relanzamiento se inscribieron 158.500 personas al plan. Ahora, será reemplazado por el plan de créditos divisibles.