Desde abril que el poder adquisitivo baja y la presión sobre el control de precios necesariamente aumenta. Es así, son tiempos de pandemia. El Estado lo sabe, los productores y supermercados también. Sin embargo, hace tiempo que surgen descalabros en el vínculo comercial entre los proveedores y comerciantes, provocados por la presión que le significa a cada actor de la cadena mantener precios atrasados. En estos meses, la tensión por regular el aumento de los valores de los alimentos para acaparar las pérdidas tiene sus altas y bajas. Hace unos días encontró nuevamente su pico.
¿Qué está pasando entre los proveedores y los supermercados?
La Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) y Cámara Argentina de Supermercados (CAS), que en conjunto representan 25.000 sucursales en el país, lo introdujeron en un comunicado emitido hace unos días: “Los supermercados y autoservicios regionales argentinos, rechazamos ser la variable de ajuste de la industria proveedora”. La puja entre formadores de precios cuando hay congelamientos es clásica, pero en pandemia es, por lo menos, inoportuna. Victor Palpacelli, presidente de FASA agregó sobre el texto: “En escenarios inflacionarios es inviable mantener congelados los precios, pero todos tenemos que hacer un esfuerzo, porque sabemos que cada vez que se mueve un precio en la góndola hay que detener la rotación del producto”
Abusos en los precios y un corset en las góndolas: entre la espada y la pared
¿Qué reclaman los supermercadistas PyME? En primer lugar, las autoridades de FASA y CAS comunicaron que “se pretenden aplicar aumentos de precios no autorizados por las autoridades nacionales”. La semana pasada se determinó la continuidad por otros 60 días del programa Precios Máximos, aquel que retrotrae los precios más de 2300 productos al 6 de marzo. Sin embargo, desde las entidades observan “cargos adicionales por costos que siempre estuvieron contemplados en el precio final", como costos logísticos, o bien “maniobras para presionar incrementos", es decir, eliminar bonificaciones y/o descuentos. Los supermercados aseguran que lo único trasladado a los precios fueron los incrementos autorizados por el Gobierno, que variaron entre el 2 y 4,5%, aunque hay denuncias por incrementos mayores en las góndolas . Por otro lado, Palpacelli detalló que los aumentos indebidos en las listas de los proveedores alcanzaron entre un 10% y un 12%.
Una autoridad de un comercio mayorista que prefiere resguardar su nombre aseguró “entender la situación de los supermercados y de los consumidores” pero, al mismo tiempo, explicó tres motivos por los cuales se espera un aumento de los precios: El primero es la estructura de costos que "se sustenta en un 70 / 80% en insumos importados" es decir, se cobran en dólares."Si la divisa en febrero estaba a $62/$63 y hoy está a $76/$77 (dólar oficial), ya tenes un 20% de suba", mencionó. Además, las restricciones actuales "implican menos personal trabajando y desinfección permanente", lo que se traduce en un incremento de costo logístico "en promedio del 20%-25%." En ese sentido el comunicado concuerda en que los diversos protocolos sanitarios, los horarios de atención limitados y el licenciamiento del personal aumentan los costos operativos. En tercer y último lugar, se espera una inflación anual que oscile entre el 35%-40%, "pero los precios de los productos desde que empezó el año se movieron entre un 15%”, dijo el empresario, por lo que habría un atraso del 25%. “La industria ya eliminó descuentos y aun así ya no tiene más alternativa que aumentar los precios”, aseguró el empresario del mayorista. Sin embargo, Palpacelli afirmó: “Nadie tiene la capacidad de absorber aumentos. No es justo para el consumidor y si lo hacemos nosotros, nos fundimos.” Para el dueño del mayorista, la cuarentena “justifica el congelamiento, pero el congelamiento tiene la consecuencia que estamos viviendo” y que el conflicto “es automático” cuando vuelven estas políticas, al tiempo que la cabeza de FASA aseguró que su posición “no es caprichosa”. “Solo pretendemos que se respeten los márgenes operativos”, determinó.
La puja no solo pasa por el aumento sino por el faltante de productos. A raíz de las irregularidades detectadas, FASA y CAS concluyeron en no recibir mercadería que exceda al aumento establecido por el Gobierno y por eso denuncian desabastecimiento en ciertas categorías esenciales. “Si las empresas aumentan por sobre los valores autorizados, nos exponen a incrementar los precios, pero eso es violar la Resolución 100/2020. Por eso no aceptamos las listas con nuevos precios, pero el proveedor no nos entrega o lo hace en forma cuotificada”, explicó Palpacelli. Si es así, el dueño del mayorista agregó que a mitad de mes “se termina el inventario” y corren el riesgo de recibir otra marca por fuera del programa Precios Máximos a otro valor. “De no mediar una solución se va a provocar desabastecimiento. De hecho, en algunas categorías se esta entregando mercadería al 50%”, detalló el dirigente de FASA. Según el comunicado, se han denunciado reiteradamente estas actitudes a las autoridades nacionales y Palpacelli aseguró que la Secretaría de Comercio Interior ya tiene las listas de los productos que aumentaron por encima de lo previsto y los proveedores responsables.
Dios está en todos lados, pero atiende en Capital
Otro punto que señalan desde el supermercadismo es que las condiciones de venta "no son las mismas que se aplican a las grandes cadenas extranjeras y/o nacionales", sobre todo en el interior del país. "Siempre hay una diferenciación de privilegio para las grandes cadenas por las marcas que representan. Allí no hay desabastecimiento", agregó el empresario del comercio mayorista y recalcó que hay provincias como Santa Fe, Entre Ríos o Formosa, donde los camioneros “no pueden entrar porque son demorados” por las restricciones y precauciones actuales para viajar entre una provincia y otra por la pandemia, lo que dificulta, según la fuente, al 80% de la producción, que se hace en Buenos Aires para el resto del país.
Del campo a la góndola: qué pagamos cuando comemos?
A principios de año, un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) midió cómo se conforma el precio que va del campo a la góndola de la leche, la carne y el pan. Aunque el valor de los alimentos hayan incrementado, es útil para tener referencias: Sobre el primer producto, el documento informó que en febrero la leche entera en sachet tuvo un precio promedio de $57,41 mientras que el productor tambero recibió $17,84 por litro. En la estructura final el 72% son costos, el 26,8% impuestos y 1,2% son ganancias de la cadena. Además, el litro de leche se multiplicó casi 3,22 veces desde que salió del campo, hasta que llegó a la góndola. Con respecto a la carne, en marzo el costo por el ternero fue de $103,64, mientras que al supermercado llegó el kg promedio a $324,56. Del precio final, el 64,6% son costos de la cadena, 28,9% impuestos y 6,5% resultados. Por último, de acuerdo a FADA, el productor de trigo cobró en marzo $12,91, en tanto que el kg de pan llegó a $102,93, ocho veces más. La conformación de su precio es 10,6% trigo y el restante impuestos.
Por otro lado, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó en agosto que, según su Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), los consumidores pagan casi 5 veces más por los productos agropecuarios de lo que cobró el productor. La última medición es de julio: la brecha de precios para el promedio de los 24 principales productos subió 6,1% ese mes. La brecha mayor se detectó en el zapallito, donde el precio se multiplicó por 9,24 veces desde que salió del campo (de $8,61 x KG a $79,59 x KG), mientras que la menor en la acelga, aumentada 1,94 veces (de $24,69 x KG a $27,57 x KG). “Son variaciones altas respecto del mundo que están entre 3 y 3,5 veces”, aseguraron voceros de CAME. Los motivos, de acuerdo a la organización: logística cara, fijación de precios por el Mercado Central o cadenas de supermercados dominantes, la estacionalidad, los costos de almacenamiento y transporte y los impuestos, particularmente IIBB e impuesto al cheque.