La remarcación de precios y el déficit distributivo empujaron la pobreza

Para el CEPA, la ausencia de políticas distributivas y la especulación empresaria con su impacto inflacionario explicarían parte de la suba de la pobreza al primer semestre. El fenómeno de los trabajadores pobres. 

27 de septiembre, 2023 | 23.04

El crecimiento económico de la post pandemia, un 10% en 2021 y otro 5% en 2022, quedó en manos de las grandes empresas formadoras de precios. Alta rentabilidad para pocas sociedades, y un alto costo para los trabajadores y trabajadoras. Para el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la ausencia de políticas centradas en la distribución equitativa de la riqueza e ingresos, explicaría, en parte, el incremento de la pobreza al primer semestre de este año. Si bien se llegó a un nivel de desempleo bajo (6,2%), los ingresos no alcanzan para cubrir una canasta básica. El fenómeno de trabajadores pobres es una realidad, tanto en el segmento formal como informal.

Las empresas formadoras de precios vinculadas al sector alimenticio incrementaron sus balances a partir de la remarcación de precios. Los niveles de inflación de alimentos en el primer semestre registraron un alza promedio de 7,7%, cuando un año atrás había sido del 5,8%. Es decir, una suba de 2 puntos porcentuales. Es decir, una suba de 2 puntos porcentuales.

“Como el precio de los alimentos determina los niveles de la canasta alimentaria y, en buena medida, de la canasta total, un incremento significativo de la inflación de alimentos implica presiones al alza de la tasa de incidencia de indigencia y, en parte, de pobreza”, explicaron desde el CEPA.

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Los acuerdos de precios, que se pretendían consensuados y de buena fe entre el Ministerio de Economía y las empresas, no lograron su objetivo. En los supermercados se registró, a julio, un alza de precios implícitos del 116% interanual, tres puntos porcentuales por encima del dato brindado por el IPC.

La ausencia de políticas distributivas para reorientar esa rentabilidad privada, sumado a la persistente inflación negociada que no frena, pegaron de lleno en el poder adquisitivo de la población, y de ahí el incremento de la pobreza que pasó de 10,6 millones a 11,7 millones. Es decir, se sumaron 1,1 millón de personas entre el primer semestre de este año y el mismo período del 2022.

Trabajadores pobres 

Los bajos ingresos de los trabajadores formales e informales están en el centro de la problemática social actual. “Si se considera la evolución del salario del empleo no registrado, este se redujo 7,1% respeto del primer semestre del año anterior y casi 1% respecto al semestre inmediato anterior, mientras que, si se analiza la evolución del Salario Mínimo Vital y Móvil se percibe un valor equivalente al primer semestre de 2022 y una retracción de casi 13% en relación al semestre inmediato anterior”, explicaron desde el CEPA.

También hubo un incremento de la indigencia, que pasó del 8,8% al 9,3%. “Los hogares indigentes tienen una distancia de $31.323 entre sus ingresos y el valor de la línea de indigencia (LI). En términos porcentuales, esto implica que sus ingresos en promedio se encuentran 34,4% por debajo de la LI. En el caso de los hogares pobres, la distancia se refiere a la línea de pobreza y es de $75.522 lo que implica una brecha de 37,8%”, puede leerse en el informe del Indec.

El escenario también es complejo para los trabajadores y trabajadoras privados formales. Para el CEPA, la relación de la mediana de salarios respecto de la Canasta Básica Total se redujo sensiblemente. Entre 2017 y 2019, los haberes permitían cubrir más de un 12,2% de la canasta, cuando para junio del 21 descendió al 89,5%. En la actualidad, la media de los ingresos de los empleados formales solo cubre un 85,6% de la CBT.

Otros ingresos 

El ingreso de la población de las personas bajo la línea de la pobreza e indigencia también está determinado por la evolución de la AUH, el Plan Potenciar Trabajo, u otros planes sociales. Cada uno de estos ítems registró una caída real presupuestaria, derrotero que se inició en agosto del año pasado cuando Sergio Massa asumió como ministro, y principal negociador ante el FMI.

“En el primer semestre de 2023, el valor real de la AUH se redujo sensiblemente respecto del nivel del primer semestre de 2022, mientras que los ingresos de la Tarjeta Alimentar se redujeron casi un 5%”, concluyeron desde el CEPA.

Para el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), que dirige Claudio Lozano, la pérdida presupuestaria acumulada para el programa Potenciar Trabajo fue del 9,9% a junio de 2023, mientras que la caída real de la AUH se ubicó en el 20%.

“En el contexto del ajuste impulsado por el acuerdo inflacionario del FMI, cayó el poder adquisitivo de los salarios, jubilaciones, y los principales programas sociales en relación a las canastas. En agosto, la situación empeoró”, advirtió Lozano.

La recuperación post pandemia no tuvo una distribución del ingreso equitativa.