Detrás de la idea de acelerar cuotas paritarias y reabrir los porcentajes de los acuerdos para este año se encuentra la idea de que al final del año los salarios logren alcanzar la carrera inflacionaria. Sin embargo, como los salarios (por su definición de recomposición) van a la zaga en la discusión privada de los precios, la recomposición se da recién al final del período de los acuerdos, mientras tanto la pérdida de poder adquisitivo se hace cada vez más evidente y requiere de un refuerzo inmediato. "Hacia diciembre el salario mínimo tendría que alcanzar alrededor de los 65 mil pesos para que no perdiera poder adquisitivo frente a la inflación", anticipó un informe de Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). La última revisión del salario mínimo implica llevarlo a 45.540 pesos el mes próximo y a 47.850 pesos en agosto.
Desde que asumió el Gobierno de Alberto Fernández el salario mínimo aumentó diez veces, por el equivalente a 131 por ciento, un porcentaje inferior al 150 por ciento de inflación acumulada hasta abril, lo que implica un retraso acumulado de 19 por ciento respecto de diciembre de 2019, cuando ya esos ingresos habían sido pauperizados. En el interín entre que llega al bolsillo los aumentos salariales hasta compensar la disparada de precios, el poder de compra medido en términos absolutos unos 94 mil pesos a valor actual, lo que representan 2,4 salarios mínimos.
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Si bien las discusiones salariales van siempre a la zaga de la inflación y se toma como parámetro, en la mayoría de los casos, solo la suba de precios acumulada hasta el momento de la discusión, con un escenario de aceleración de precios, la ecuación se torna muy negativa y explica el fenómeno cada vez más difundidos de trabajadores y trabajadoras formales con ingresos por debajo de la línea de pobreza. La canasta básica evidencia ajustes promedio de entre 5 y 6 por ciento mensuales. Para compensar esto, habría que rediscutir aumentos que anticipen esta situación y llevar cabo políticas de shock de ingresos para compensar esa pérdida, algo que ya está ocurriendo parcialmente con los bonos a empleos informales, monotributistas y jubilados.
El derrotero salarial
"Por más que el salario en algún momento termine 'alcanzando' la inflación, en 'el mientras tanto' los trabajadores acumulan una pérdida de ingresos que suele ser despreciada, pero que resulta muy significativa en contextos de inflación alta", destacó el informe de Celag que realizaron sus especialistas Guillermo Oglietti, Mariana Dondo y Alfredo Serrano Mancilla. Es por eso que pensar que si el salario en algún momento crece hasta igualar el avance de los precios el trabajador no habrá perdido poder adquisitivo. El documento le pone un número concreto a esa pérdida, tanto en porcentaje, como en valores absolutos y cantidad de salarios mínimos equivalentes.
De acuerdo con este relevamiento, para compensar las pérdidas acumuladas de ingreso real entre octubre de 2021 y diciembre de este año, los restantes siete meses del año los salarios tendrían que ser, en promedio, un 20 por ciento mayores a los salarios ya otorgados con los adelantos del 10 de mayo. Sólo en los últimos seis meses (de noviembre a abril), cuando se aceleró la suba de precios, se acumuló una pérdida de 21.000 pesos adicionales a valor actual, más de medio salario mínimo. desde que comenzó el Gobierno hasta abril, los trabajadores acumulan una pérdida de ingresos equivalente a 2,4 salarios mínimos.
Si continúa la inflación vigente en el primer cuatrimestre y se mantiene el calendario de aumentos y adelantos ya definido, los trabajadores sumarían hasta diciembre una pérdida adicional de 1,4 salarios mínimos adicionales.
La situación ya venía siendo preocupante antes de diciembre de 2019, con el fuerte deterioro del poder de compra de los ingresos de los hogares. Durante los últimos dos años del Gobierno de Macri, el salario mínimo quedó muy rezagado respecto al avance de los precios, a tal punto que los trabajadores acumularon una pérdida de ingresos equivalente a 131 mil pesos a valor actual. "Con el macrismo los trabajadores acumularon más pérdidas que durante la pandemia", señala la Celag.
El 16 de marzo, el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, estableció un cronograma de incrementos del 18 por ciento en abril, 10 por ciento en junio, 10 por ciento en agosto y 7 por ciento en diciembre, con una revisión potencial, a pedido de las partes (trabajadora y empleadora) en el octavo mes del año. "Los aumentos diseñados por el Consejo en esa oportunidad también resultaban insuficientes a la luz del atraso salarial que se acumulaba desde octubre pasado. El atraso se aceleró con la inflación de marzo de 2022 (6,7 por ciento), conocida varios días antes de que se reuniera el consejo", explicaron desde Celag.
El adelanto implica que en junio el salario mínimo será un 2 por ciento inferior al salario real. Es por eso que, para compensar las pérdidas, se requiere de elevar un 20 por ciento, seguramente en la revisión de agosto se discuta, los salarios ya otorgados con los adelantos hasta el 10 de mayo.