Condiciones de vida: mejora el acceso al agua potable, pero retroceden las conexiones a cloacas y el gas

La suba de la pobreza y la informalidad laboral del año pasado incidió de manera negativa en varios de los indicadores sobre condiciones de vida difundido por el Indec. 

05 de mayo, 2023 | 00.05

Las condiciones de vida de la población parecen mutar en sintonía con el incremento de la pobreza registrado en el segundo semestre del año pasado, o a partir de la proliferación de puestos de trabajo no registrados y la emergencia de trabajadores que no llegan a cubrir una canasta básica total. Al cierre del 2022, el 36% de la población carecía de acceso al servicio público del gas, un incremento de tres puntos porcentuales en relación al mismo período de 2021. También se registró un empeoramiento en el acceso a las redes cloacales y una suba de casi dos puntos porcentuales en el hacinamiento en los hogares (de 2 a 3 personas por cuarto). En cambio, se detectó una mejora en el acceso al agua potable.

En el caso de la población que vive bajo la línea de pobreza – el 39,2% al segundo semestre del 2022-, hubo una mejora en el acceso a los servicios de agua potable pero empeoró la situación de las personas que viven bajo la línea de la indigencia.

En el segundo semestre del 2022, la pobreza aumentó casi tres puntos porcentuales en relación al primer semestre y dos puntos en la comparación interanual. Los niveles de indigencia se ubicaron en el 8,1 por ciento de la población, cuando en el primer semestre del año pasado había sido del 8,8 por ciento y se mantuvo casi en el mismo nivel que al cierre del 2021.

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El año pasado, el crecimiento del PBI fue del 5,2%, y la creación de puestos de trabajo no registrados – por ende con una baja vara salarial y sin cobertura social – tuvo un incremento interanual del 15% cuando los puestos registrado solo aumentaron un 3,4%. La distribución de la riqueza e ingresos no derramó de manera equitativa hacia el conjunto de la población.

Cloacas, un prisma 

El Indec publica su informe sobre las condiciones de vida de la población, que incluye aspectos tales como acceso a servicios públicos, cobertura médica, tipos de vivienda, acceso a la educación, régimen de tenencia de las viviendas, entre otras variables. Cada uno de estos ítem son aspectos estructurales de la población. Es decir, cada variación porcentual registrada –ya sea un dato positivo o no – supone un gran impacto social.

Durante el segundo semestre del 2019 –período que abarca el final del Gobierno de Mauricio Macri-, el 33% de la población no accedía a cloacas. La situación empeoró hacia el segundo semestre del 2020, con un 35,4% de la población sin cloacas. En cambio, el acceso mejoró hacia el cierre del 2021 (el año del rebote económico del 10%) pero al cierre del año pasado, volvió a registrarse una suba de un punto porcentual de las personas sin cloacas.

Según el Indec, el 30,2% de la población carecía de acceso a este servicio. Es decir, una mejora estructural en relación al macrismo pero más adversa que en 2021.

Hacia el interior de los sectores más vulnerables, las condiciones de vida en relación al servicio de cloacas, empeoró. Al cierre del segundo semestre, el 49% de las personas bajo la línea de indigencia carecía de cloacas, cuando en el mismo período del 2021, era el 41,5%. En el caso de la población bajo la línea de pobreza, se dio una situación inversa: el 38% carecía de cloacas, cuando al cierre del 2021, el guarismo era del 41%.

En el caso del acceso a la red de gas, las variaciones entre la población pobre e indigente no fue simétrica. Por un lado, hubo una mejora de tres puntos porcentuales en la población bajo la línea de indigencia pero en el caso de las personas bajo la línea de pobreza, el acceso a la red de gas cayó casi dos puntos porcentuales.

Ingresos, otra clave de lectura 

El informe del Indec presenta algunos datos que podrían cruzarse con los niveles de ingreso de la población y la situación laboral. Es plausible considerar que aquellas personas contratadas bajo un régimen de informalidad carezcan de una obra social o prepaga.

Entre el segundo semestre de 2020 y el mismo período del 2021, se pasó de un 64% de la población con acceso a una obra social, prepaga o mutual a un 68,7%. Sin embargo, hacia el cierre del año pasado se descendió al 66,6%, al mismo tiempo en que aumentó la cantidad de personas que solo contaba con la cobertura del sistema público. En el último año, si bien cayó el desempleo, la creación de puestos no registrados aumentó en un mayor porcentaje que los registrados.

En el mismo período bajo análisis, aumentó la cantidad de inquilinos al pasar de un 16,3% de la población en 2019 al 17,9 al cierre del año pasado. Al mismo tiempo, disminuyó la cantidad de personas propietarias de la vivienda y el terreno.

Otro indicador que dice mucho es el de hacinamiento, en el caso de la convivencia de 2 a 3 personas en un mismo cuarto. Pasó de un 17,6% en el segundo semestre del 2021, al 19,3% al cierre de 2022.