La Canasta de Crianza del Indec aumentó en promedio un 5,7% en mayo con respecto al mes anterior. Las cuatro canastas, según rango etario, se dispararon a valores de entre 323.527 y 407.062 pesos. Estos costos mínimos arrojan un alza de entre 87,5 y 95 por ciento en el primer semestre desde que asumió el gobierno de Javier Milei. Los valores de esta canasta superan ampliamente las canastas básicas alimentarias y total (con servicios) para una persona de un hogar promedio, referencias para establecer si una familia es pobre o indigente, las cuales se ubicaron en 125.235 y 275.518 pesos respectivamente. El resultado, según el último informe de UNICEF Argentina, son casi 10 millones de jóvenes y niños en Argentina que comen menos carne y lácteos en comparación al año pasado por falta de dinero.
El informe para niñeces contempla cuatro presupuestos según la edad de los menores y refleja el costo mensual necesario para adquirir bienes y servicios para el desarrollo de infantes, niñas, niños y adolescentes, así como el costo del cuidado necesario para dicha actividad. La canasta resultante de esa adición para mantener a menores de un año se ubicó en 327.350 pesos; para crianza de un niño de uno a tres años se ubica en 388.422 pesos; de cuatro a cinco años, en 323.527 pesos y de seis a doce años, en 407.062 pesos. Desde noviembre último, las canastas sumadas aumentaron 87,5 por ciento, 88,4 por ciento, 95,1 por ciento y 94,7 por ciento respectivamente.
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Para el cálculo del costo de los bienes y servicios para el desarrollo de infantes, niñas, niños y adolescentes se toma el valor mensual de la canasta básica total (CBT) del Gran Buenos Aires (GBA) que difunde todos los meses el INDEC para la medición de la pobreza. Dentro de la CBT se incluye tanto el costo de adquisición de los alimentos necesarios para cubrir los requerimientos energéticos mínimos, como el de los bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, vivienda, etcétera). Para niños menores de un año se ubicó en 96.431 pesos; para crianza de un niño de uno a tres años se ubica en 124.515 pesos; de cuatro a cinco años, en 158.585 pesos y de seis a doce años, en 196.726 pesos.
Para la estimación del costo del cuidado de infantes, niñas, niños y adolescentes se considera, en primer término, el tiempo teórico requerido de cuidado para cada uno de los tramos de edad. A su vez, las horas de cuidado se valorizan tomando la remuneración de la categoría “Asistencia y cuidado de personas” del Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares. En el caso de menores de un año se ubicó en 230.918 pesos; para crianza de un niño de uno a tres años se ubica en 263.907 pesos; de cuatro a cinco años, en 164.942 pesos y de seis a doce años, en 210.336 pesos.
Estas canastas superan en subas a las alimentaria para un hogar promedio, que aumentó 5,2 por ciento, mientras que la total avanzó 7,2 por ciento. En el año acumulan incrementos del 47,4 y 42,9 por ciento respectivamente.
Milei sigue sumando pobres
Esta inflación más pronunciada en el segmento de niños y jóvenes profundiza la pobreza e indigencia en este segmento etario. “Unos 10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne y lácteos en comparación al año pasado por falta de dinero, en un contexto en el que, además, los ingresos de casi la mitad de los hogares con niñas y niños no alcanzan para cubrir gastos básicos de alimentación, salud y educación”, según una nueva encuesta de UNICEF Argentina publicada la semana pasada, una medición de alcance nacional realiza de manera ininterrumpida desde 2020.
En las familias también se redujo el consumo de verduras y frutas (58 por ciento), y sólo aumentó la ingesta de fideos y harinas (24 por ciento), de acuerdo con la octava encuesta a hogares con niñas, niños y adolescentes, una medición de alcance nacional que UNICEF Argentina realiza de manera ininterrumpida desde 2020. El estudio sostiene además que más de un millón de niñas y niños deja de comer alguna comida (desayuno, almuerzo, merienda o cena) por falta de dinero. En siete de cada diez hogares donde esto sucede, la persona a cargo se encuentra ocupada y, dentro de ellas, más de un 60 por ciento, de manera informal.
Por su parte, tres de cada diez familias tuvieron que recurrir a algún préstamo o fiado para comprar comida y más de la mitad de los hogares -donde viven casi 7 millones de chicas y chicos- debieron dejar de comprar algún alimento por falta de dinero, señala el organismo. En medio de esta situación, el Fondo Monetario le pide al Gobierno un mayor “esfuerzo fiscal” a pesar del impacto que creen que provocará en la actividad, el empleo y la situación social. De hecho el directorio considera probable que la tendencia a una contracción del PBI se profundice dando lugar a “una recesión prolongada”.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), adelantó que en Argentina seis de cada diez niños y adolescentes de hasta 17 años son pobres y no consiguen acceder por completo a los alimentos, educación y salud necesarios. El número estadístico, que parece frío, representa en la realidad a unos 8,2 millones de chicos de todo el país. Y se suma otro síntoma, reflejo de la crisis de la última década potenciada por la pandemia: el aumento de personas de sectores medios que caen en situación de pobreza, por el deterioro de la calidad de vida en términos económicos.
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El indicador de pobreza en la Argentina habría llegado en el primer trimestre de 2024 al 55,5 por ciento de la población y la indigencia pasó del 9,6 al 17,5 por ciento en el mismo período, de acuerdo a las estimaciones de la UCA Según ese mismo sondeo casi 25 millones de personas (24,9 millones, residentes en áreas urbanas del país) habrían estado en situación de pobreza por debajo de la canasta básica total.
En tanto, el Gobierno celebra la puntual baja en la inflación de mayo y asegura que se mantendrá en el año. Luego de conocerse el dato del 4,2 por ciento del índice de precios minoristas respecto del mayo, economistas y consultoras anticipan un importante repunte para junio, dado que la baja del mes pasado se sustentó sobre la retracción de servicios regulados, otros que se mantuvieron pisados y un dólar que se sigue atrasando; un combo insostenible en el largo plazo. Las estimaciones privadas prevén que el impacto de los ajustes en tarifas –luz, gas y transporte—y de otros regulados, junto al impacto de aumento en combustibles derivará en una inflación para junio en torno al 6 y 6,5 por ciento sumando más pobres en el haber del gobierno de la Libertad Avanza.