La decisión tomada el jueves por el Banco Central de bajar la tasa de interés de la política monetaria vuelve a “meter la mano en el bolsillo” de los ahorristas, provocando más pérdidas frente al proceso de inflación sostenida de la economía argentina. La tasa del BCRA se traslada a los ahorristas a través de la remuneración que ofrecen los bancos comerciales a los plazos fijos, muy por debajo de la inflación. En una economía con 11% de inflación mensual, con la tasa que ofrecían los bancos de 70% para plazos fijos un ahorrista perdía 4,65% por mes, y cuando la bajaron a 60% la pérdida del poder de compra del ahorro es de 5,41%.
Cada vez que el BCRA baja la tasa de referencia, el ahorro de los argentinos vale menos. Como describió el analista Christian Buteler en la red social X: “Las tasas en la Argentina no están en función de la inflación, ni de la pasada, ni de la presente y tampoco de la futura.” Pablo Moldovan, Director de CP Consultora, además evaluó que “la baja de las tasas del Banco Central expresa la decisión de sostener el proceso de licuación de los agregados monetario” lo que se traduce en que “el Gobierno quiere una economía con menos pesos en la calle”. “Con un enfoque exclusivamente monetario el equipo económico ve en la tasa de interés únicamente un motor de emisión de pesos que opera a través de los intereses de los pasivos del BCRA (los pases)”, añadió.
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Este enfoque que hasta el momento resultó efectivo para controlar el ritmo de crecimiento de la cantidad de dinero en un contexto donde la combinación del cepo, la devaluación y la recesión permiten mantener el mercado del dólar bajo control. Sin embargo, ese equilibrio “puede complicarse hacia el cuarto trimestre del año cuando la situación del dólar se tiende a tensar, en especial si la inflación no desacelera tanto como espera el Gobierno”.
La política del Banco Central y sus efectos
Además, el BCRA viene emitiendo para sostener el valor de los títulos públicos en el mercado secundario. Según estimaciones privadas, esta semana emitió más de dos billones de pesos para comprar bonos CER a entidades que luego participan de las licitaciones primarias del Tesoro.
Es decir, los fondos que pierden los ahorristas por la caída de la tasa de interés de los plazos fijos terminan favoreciendo al sistema financiero que se desprendió de los bonos. También puede analizarse como un nuevo paso en el camino de la dolarización, al reducir la cantidad de pesos de la economía e intentar por esa vía mejorar la ecuación de tipo de cambio al que podría dolarizarse.
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Para los inversores el enfoque de licuación y la baja de la tasa de interés plantea un dilema. Por lo general, las expectativas de baja de la tasa de interés invitan a extender los plazos de las colocaciones para garantizar el rendimiento por un mayor plazo (dado que se espera que la tasa siga bajando).
No obstante, en la actualidad esa decisión compite con el coqueteo del Gobierno con el levantamiento del cepo, que requeriría una mayor tasa de interés y, por lo tanto, tiende a acortar el horizonte de las inversiones en pesos. “En el mediano plazo tasas de interés tan negativas resultan insostenibles e incompatibles con un esquema de recuperación y fortalecimiento de la moneda nacional”, evaluó Moldovan.