El colapso de Silicon Valley Bank (SVB) en EEUU generó de inmediato comparaciones con la situación de Lehman Brothers en 2008, un hecho que sirvió de antesala a lo que fue la fenomenal crisis financiera internacional desatada ese año a causa de hipotecas subprime.
Motivos no faltan: la caída de SVB, el decimosexto banco del país en activos y valuación, es el mayor derrumbe en el sistema financiero estadounidense desde ese entonces.
Lehman Brothers, fundado en 1844, se había convertido en 2007 en el cuarto banco de inversión más grande en el país.
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Gran parte de su éxito y ganancias en sus últimos días provenían de sus inversiones en bonos apoyados por hipotecas, dentro de las cuales se encontraban las denominadas "subprime", concedidas a familias que tenían altos riesgos de impago.
El estallido de la burbuja inmobiliaria comprometió al banco y tras el fracaso de intentos de compra por Bank of America y Barclays y con activos por más de US$ 600.000 millones, se vio obligado a declarar la quiebra en septiembre de 2008, la mayor en la historia de los Estados Unidos.
En retrospectiva, la posterior profundización de la recesión llevó a Estados Unidos a nuevas regulaciones para evitar que ocurran crisis similares.
La mayor exponente es la Ley Dodd-Frank de 2010 durante la administración de Barack Obama, considerada como la mayor reforma desde las realizadas en los años posteriores a la Gran Depresión de 1929.
La ley volvió a separar las funciones de los bancos comerciales de los de inversión y creó nuevos organismos para monitorear la estabilidad financiera, además de otorgarles nuevos poderes a la Reserva Federal.
Pese a estas regulaciones en pie, ahora el mercado teme que la caída de SVB desencadene un efecto contagio en otras entidades bancarias: en particular, la mirada esta puesta en los medianos y pequeños bancos que que tomaron posiciones más riesgosas respecto a los grandes jugadores o que, como SVB, estén focalizadas en clientes de determinados sectores.
En 2018, el gobierno de Donald Trump revirtió parte de las estipulaciones de Dodd-Frank para docenas de bancos, elevando de US$ 50.000 millones a US$ 250.000 millones en activos el requisito para calificar como banco "sistemáticamente importante", categoría que, por ejemplo, obliga a pruebas de estrés financiero anuales.
"La decisión de (Donald) Trump y los congresistas republicanos de revertir las reglas de Dodd-Frank para bancos como SVB contribuyó a un colapso costoso", advirtió ayer la senadora demócrata Elizabeth Warren en un comunicado difundido por la agencia Bloomberg.
Si bien hoy no hay tasas de interés ultrabajas como en las épocas de la burbuja inmobiliaria, las altas tasas también pueden representar un problema.
En el caso de SVB su cartera de inversiones estaba concentrada en bonos del Tesoro a largo plazo que habían perdido su valor por el alza de tasas.
Esto provoca que los bancos con estos bonos se vean expuestos a grandes pérdidas -como sucedió en el caso de SVB- en el caso de tener que venderlos para respaldar una salida de depósitos.
No obstante, según el reconocido economista Paul Krugman, el colapso de SVB, en el peor de los casos, traerá una "pequeña crisis sectorial".
"Como SVB está prácticamente comprando bonos del Tesoro, que son activos seguros; su caída no causará nada como el colapso de los valores respaldados en hipotecas y las repo que le siguieron al colapso de Lehman", afirmó Krugman hoy en su cuenta de Twitter.
Asimismo, recordó que uno de los problemas con el "modelo" de SVB es que "atraía grandes depósitos, superiores a los US$ 250.000 millones asegurados, lo cual la hacia vulnerable a una clásica corrida bancaria".
Con información de Télam