Argentina se encuentra en el exclusivo grupo de países que mejoraron la cantidad de empleos en relación a la pre pandemia. Puntualmente, para fines del año pasado había en la Argentina 60.210 puestos de trabajo registrados más que diciembre 2019, mientras que la desocupación sobre el total de la población económicamente activa, que se desempeña tanto en el sector registrado como no registrado, había descendió un 15 por ciento al comparar el tercer trimestre del 2019 con el mismo período de año pasado.
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Estos guarismos, cobran incluso mayor relevancia si se considera que a diferencia del 2019, los años 2020 y 2021 estuvieron marcados tanto por la pandemia como por la recesión y el default que declaró el gobierno de la alianza Cambiemos en agosto de 2019, aunque su impacto se atenúa al evaluar tanto la calidad como retribución de los mismos.
El Informe de Coyuntura de diciembre de 2019 del Mirador de la actualidad del trabajo y la economía (MATE) desglosa la evolución de cada sector del empleo registrado desde diciembre de 2019 a la fecha, y aun cuando concluye que se evidenció un aumento de 60.000 puestos de trabajo, señala que la mayor suba, con 125.212 puestos de trabajo, se dio en el segmento que incluye al sector más precarizado, esto es los monotributitas junto a los autónomos, seguido por el segmento de los trabajadores dependientes del Estado, que sumaron 64.646 a partir de diciembre. Sin embargo, agrega el informe, el empleo privado registrado cayó en 102.696 puestos mientras que el desarrollado en casas particulares otros 26.952.
Si se lo evalúa en proporción al nivel de trabajo total, datos del SIPA del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social relevados por la Fundación FIDE para septiembre del año pasado, daban cuenta de un crecimiento en el nivel de empleo registrado del 0,7 por ciento en relación a septiembre de 2019, el cual comprende un aumento del 1 por ciento por el incremento de los monotributistas, del 0,3 por ciento por la suba de los monotributistas sociales, y del 0,9 por ciento por el mayor empleo público en todos los niveles de gobierno, pero con caídas del 1 por ciento en el empleo privado registrado y del 0,2 por ciento en el empleo de casas particulares.
En tanto que sobre el empleo no registrado, que agrupa al 33 por ciento de los trabajadores argentinos, su crecimiento se puede deducir gracias a que, según la EPH del Indec, la desocupación total descendió del 9.7 por ciento al 8,2 por ciento, tasa que prácticamente iguala a la del tercer trimestre de 2017, el único año de los cuatro de la alianza Cambiemos en la que hubo crecimiento económico.
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Ingresos, el otro problema
Al hecho de que gran parte del empleo privado registrado ha sido reemplazado por otro precarizado como el monotributo, o con carga fiscal como el público, se le añade la cuestión de que gran parte de los mismos obtienen una remuneración menor a la de diciembre de 2019, que a su vez fue rotundamente menor a la del último año del kirchnerismo. Así, desde MATE sostienen que solo el salario privado registrado ha crecido en estos daños, aunque en 1,7 puntos porcentuales, mientras que el salario público descendió casi un punto y el de los trabajadores no registrados en cerca de 6 puntos porcentuales.
Esta baja, o virtual estabilización, de las remuneraciones, cobra dimensión si se tiene en cuenta que durante el gobierno de Cambiemos el salario privado registrado perdió 22 puntos porcentuales, el público 25, y el de los asalariados no registrados 30 puntos. De hecho, el estudio de MATE concluye que “la pérdida de poder de compra durante el gobierno de Cambiemos fue tan importante que para alcanzar el que había al final del mandato de Cristina Fernández, el salario real debería crecer 33 por ciento en promedio. 26 por ciento debería crecer el salario privado, 35 por ciento el salario público y 57 por ciento el ingreso de los trabajadores informales”.