El nivel de actividad de este año será una de las tasas de crecimiento más bajas de las últimas décadas y superará la registrada durante la crisis financiera de 2007-2008 y la del apogeo de la pandemia del Covid-19, según el último informe de Naciones Unidas. “El aumento de las tasas de interés llevará a un menor consumo y un debilitamiento de la inversión. No obstante, para el 2024 ya se prevé un repunte del crecimiento”, sostiene el informe.
Para la Argentina el organismo anticipa este año un crecimiento base de 1 por ciento y para el próximo, de 2,5 por ciento. En el caso de la inflación, la estima en 82,5 y 45,9 por ciento para este año y el próximo respectivamente. “Es probable que las crisis entrecruzadas por las que están atravesando la mayoría de los países añadan más daños a la economía mundial, con un crecimiento que se ralentizará desde el 3 por ciento previsto en 2022 al 1,9 por ciento de este año”, afirmó el texto del documento de la ONU.
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El informe pronosticó que en la mayoría de los países el consumo privado y la inversión se debiliten debido a los ingresos y al aumento de las tasas de interés. "Varios países experimentarán una leve recesión antes de que se prevea un repunte del crecimiento en el segundo semestre de este año y en 2024", auguró Ingo Pitterle, economista del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) al presentar el informe Situación y perspectivas de la economía mundial en 2023. Las conclusiones del informe se producen en el contexto de la pandemia, la guerra desatada por Rusia en Ucrania, que generó las consiguientes crisis alimentaria y energética y contribuir al aumento de la inflación, el endurecimiento de la deuda y la emergencia climática.
“A corto plazo, las perspectivas económicas son sombrías e inciertas, aunque se prevé que el crecimiento mundial repunte moderadamente hasta el 2,7 por ciento en 2024. Sin embargo, esto depende en gran medida del ritmo y la secuencia del endurecimiento monetario ocasionado por la subida de los tipos de interés, las consecuencias de la guerra en Ucrania y la posibilidad de que se produzcan nuevas interrupciones en la cadena de suministro”, señaló el extenso documento de la ONU.
Pide ajuste pero más moderado
"No es el momento de pensar a corto plazo ni de aplicar una austeridad fiscal visceral que exacerbe la desigualdad, aumente el sufrimiento y pueda alejar aún más el logro de los Objetivos de Desarrollo. Estos tiempos sin precedentes exigen una acción sin precedentes", aseguró António Guterres, secretario general de la ONU al darse a conocer el informe. "Esta acción incluye un paquete de estímulo transformador de los Objetivos de Desarrollo, generado a través de los esfuerzos colectivos y concertados de todas las partes interesadas", agregó el directivo.
Esto se debe a que tanto los países desarrollados como los países en desarrollo se ven amenazados por las perspectivas de recesión durante este año. El impulso del crecimiento se debilitó significativamente en Estados Unidos, la Unión Europea y otras economías desarrolladas en 2022. Esto afectó negativamente al resto de la economía mundial de múltiples maneras.
El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, unido a la fortaleza del dólar, exacerba las vulnerabilidades fiscales y de deuda de los países en desarrollo. El análisis reveló que más del 85 por ciento de los bancos centrales de todo el mundo endurecieron su política monetaria y subieron los tipos de interés en rápida sucesión desde finales de 2021, para controlar las presiones inflacionistas y evitar una recesión. En tanto, prevé que la inflación mundial, que alcanzó un máximo de varias décadas de alrededor del 9 por ciento en 2022, disminuya, pero se mantenga elevada en el 6,5 por ciento en 2023.
El informe pidió a los gobiernos que eviten la austeridad fiscal, que “ahogaría el crecimiento y afectaría desproporcionadamente a los grupos más vulnerables”, además de obstaculizar el avance en la igualdad de género y las perspectivas de desarrollo, durante generaciones. También hizo un llamamiento a la reasignación y el replanteamiento de prioridades en la política de gasto público, mediante intervenciones directas que creen empleo y revitalicen el crecimiento.
Para ello será necesario reforzar los sistemas de protección social y garantizar un apoyo continuado a través de subsidios específicos y temporales, transferencias de efectivo y descuentos en las facturas de los servicios públicos, y puede complementarse con reducciones de los impuestos sobre el consumo o de los derechos de aduana, afirma. El informe señaló que las inversiones públicas estratégicas en educación, sanidad, infraestructura digital, nuevas tecnologías y mitigación del cambio climático y adaptación al mismo pueden lograr grandes beneficios sociales, acelerar el crecimiento de la productividad y reforzar la resiliencia a las crisis económicas, sociales y medioambientales.
Previsión regional
Según las proyecciones del organismo, el crecimiento regional se frenará y, tras un incremento estimado en 3,8 por ciento para 2022, apenas alcanzará un 1,4 por ciento en 2023. Los mercados de trabajo enfrentarán una situación difícil.
Es poco probable que se produzcan reducciones de la pobreza a corto plazo en toda la región. “Se prevé que las economías más grandes de la región —Argentina, Brasil y México— crezcan a un ritmo muy lento debido al endurecimiento de las condiciones de financiación, la reducción de las exportaciones y las vulnerabilidades internas”, afirma Naciones Unidas.
En los países en desarrollo, los factores externos, incluyendo mayores facturas de importación debido al aumento precios de las materias primas y depreciaciones de la moneda contra el dólar, añadieron un condimento inflacionario adicional a la Argentina, a Venezuela, Líbano, Sri Lanka, Sudán, Türkiye y Zimbabue, que vieron una inflación particularmente alta como las tasas se dispararon en todo el mundo.
También alertó por los riesgos relacionados con el cambio climático y fenómenos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones y tormentas se han vuelto más frecuentes e intenso, imponente ascenso socioeconómico costos