Por Sheila Saad, fundadora y directora del Club de Emprendedoras, una de las comunidades más grandes de América latina y speaker en temáticas de emprendimiento, innovación y empoderamiento femenino.
Los emprendedores son fundamentales en la economía del país porque son uno de los principales contribuyentes al crecimiento económico en Argentina. Emprender es identificar un problema en un nicho dentro de ese mercado que tal vez no estaba siendo explorado o encontrar nuestro propio diferencial para crear un negocio que ofrezca una solución que logre satisfacer las necesidades de nuestros clientes.
Y una mujer que emprende es aquella que toma acción y al ver una oportunidad de negocio, inicia un proyecto y trabaja a diario para mantenerlo en el tiempo y garantizar su rentabilidad. Y la mayoría comienza un proyecto propio para tener independencia financiera o flexibilidad horaria para pasar más tiempo con la familia o viajando pero la realidad es que lanzarse a emprender un proyecto propio no es una tarea fácil.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
La creación de un emprendimiento suele estar lleno de obstáculos, dificultades y creencias limitantes, como el miedo y es ahí en donde es clave buscar motivación. Ese impulso para animarse a actuar o realizar eso que tanto queremos e incluso, para asumir los riesgos que supone emprender y poder adaptarse a las circunstancias que se presenten.
Pero ser madres y emprendedoras es un gran desafío, sobre todo en un contexto en donde la desigualdad de género no nos juega a favor.
El Reporte global sobre el estado de las pequeñas empresas indica que los negocios liderados por mujeres en el país tienen 10% menos de probabilidades de estar operativos o participar en actividades generadoras de ingreso que aquellos que son dirigidos por hombres.
Sin embargo, la informalidad y la falta de un plan de acción estratégico pueden impedir que el emprendimiento pueda desarrollarse y escalar. Por el contrario 7 de cada 10 emprendimientos fracasa antes de los 5 años y 1 de cada 4 no llega, ni siquiera, a cumplir el primer año.
Aquí es donde entra el juego uno de los elementos más importantes en el ecosistema emprendedor: las comunidades. Las comunidades en redes sociales están formadas por personas que se identifican con una cuenta por sus valores y preferencias y en la cual encuentran información que les sirve o les aporta valor, desde conocimiento, entretenimiento, etc.
En estos grupos, las emprendedoras pueden encontrar un espacio en el cual encuentran personas con intereses, metas y valores similares lo que les permite rodearse de personas que enfrentan los mismos desafíos. De esta forma, pueden ayudarse mutuamente pero sobre todo, sentirse acompañadas y comprendidas.
¿Pero qué habilidades tiene que tener una mujer emprendedora?
Cada mujer es diferente y como emprendedoras tenemos distintas motivaciones. Sin embargo, todas tenemos que adquirir una serie de habilidades que definirán el éxito o el fracaso de nuestro negocio.
Hay que tener en cuenta que algunas características para llevar adelante un emprendimiento son:
Proactividad: sabemos que somos las únicas responsables por cambiar nuestra vida por lo que decidimos tomar acción y crear nuestro propio negocio para no depender de nadie más y buscar un futuro mejor.
Formación: entendemos que para emprender tenemos que tener conocimientos sobre gestión, marketing, ventas, recursos humanos, etc.
Curiosidad: nadie nace sabiendo cómo emprender por lo que si no tuviste la oportunidad de formarte debes saber que debes aprender nuevos conceptos como crear un modelo de negocio o un plan de marketing.
Pasión: buscamos emprender de aquello que nos apasiona con la ilusión de trabajar en algo que realmente disfrutamos al mismo tiempo que ayudamos a los demás. Esto resulta muy motivante.
Constancia: todas las emprendedoras tenemos la intención de hacer crecer nuestros negocios pero solo podremos obtener los resultados que tanto esperamos con una voluntad inquebrantable y continuada en la determinación de hacer que las cosas pasen. Solo siguiendo un plan estratégico de principio a fin podremos cumplir con nuestros objetivos.
Liderazgo: toda mujer emprendedora debe ser una buena líder con habilidades de comunicación, la capacidad de tomar decisiones y dar ejemplo a su equipo, además de disponer de conocimientos del mercado.
Empatía: la empatía se está convirtiendo en un rasgo fundamental para los líderes del futuro, dado que impulsa la productividad y la innovación.
Flexibilidad: saber gestionar las frustraciones y aceptar los errores es la única forma de sobrellevar la vida del emprendedor.
Capacidad de adaptación al cambio: saber adaptarse a las circunstancias y a las nuevas tecnologías y poder ver oportunidades aun en momentos de crisis es una característica que debe desarrollar toda mujer emprendedora.
Resiliencia: la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas u obstáculos es fundamental para obtener resultados positivos.
La mujer emprendedora es empoderada porque sabe que tiene el superpoder de reinventarse constantemente y transformar su vida y la de todos los que la rodean. Emprendiendo desde el propósito, sabiendo por qué hacemos lo que hacemos nos permite avanzar a pasos firmes hacia nuestra visión.
Conocernos, acompañarnos en nuestros proyectos, compartir con las demás lo que cada una sabe, hacer alianzas y seguramente muchas amigas. Todas tenemos la firme convicción de que juntas tenemos más posibilidades de crecer.
Con información de Télam