El ministro de Economía, Martín Guzmán, volvió a asegurar que no "habrá devaluación" y señaló que el Banco Central "acumula reservas". Además, también indicó que hay "superávit comercial".
Martín Guzmán se presentó en un diálogo en el cual no solo habló de estos temas sino que también aseguró que "acabar con la dependencia del FMI" es un acto de "soberanía". "Hay muchos diciendo 'se viene una devaluación'. El año pasado decían lo mismo, dijimos 'no', y no pasó. Ahora decimos lo mismo, 'no', no va a haber devaluación", expresó en la mesa de debate "Cómo salir de la trampa de la deuda externa", en el CCK.
El ministro compartió panel con Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas de Grecia durante la crisis del 2015 y referente de la Internacional Progresista; y Andrés Arauz, ex ministro de Conocimiento y Talento Humano y ex candidato presidencial por el Movimiento Revolución Ciudadana en las últimas elecciones de Ecuador.
Guzmán indicó también: "El Banco Central está acumulando reservas y tenemos superávit comercial y las exportaciones vienen creciendo. Es decir que tenemos más resiliencia y no menos en el frente externo".
"El Gobierno conduce, pero es muy importante que los distintos sectores económicos de nuestro país acepten la conducción y que cuando salen a pedir acuerdo, no pidan cualquier acuerdo. Que acepten la premisa de nuestro Gobierno de buscar un acuerdo que funcione. Siempre trabajando sobre un principio de construcción política donde los entendimientos y consensos sean la base. Esto sólo puede lograrse con un proyecto que ponga al pueblo trabajador como protagonista", aseveró.
También indicó: "El único espacio político que hoy ofrece un proyecto que pone al pueblo trabajador como protagonista es el nuestro. Tenemos una arquitectura financiera internacional escrita por el poder financiero para el poder financiero. No una arquitectura que ponga las finanzas al servicio de poder ser utilizadas para proyectos de desarrollo que tengan a los pueblos como protagonistas".
"Los acreedores lo que tratan de hacer es sacar lo máximo posible y muchas veces lo logran porque la arquitectura la trazaron ellos para ellos", dijo, y añadió: "Lo que termina ocurriendo es que las reestructuraciones tardan demasiado en empezarse y la mayoría de las veces, cuando se terminan, no resultan en un alivio suficiente para que los países puedan salir a flote. Es el síndrome del 'demasiado poco y demasiado tarde'".
En tanto, indicó: "El FMI ha estado siempre del lado de los acreedores, y el año pasado se dio una situación anómala desde el punto de vista histórico, que fue la reestructuración de la Argentina, en la cual el FMI jugó un rol distinto y apoyó".
"El balance de poder es muy asimétrico y las asimetrías de poder son muy importantes. Muchas veces en los foros internacionales se habla de la transparencia. ¿Saben dónde hay menos transparencia? Del lado de los acreedores", comentó.