Más allá de confiar en alcanzar el balotaje, el equipo económico del Gobierno espera mantener en las próximas semanas un panorama de relativa estabilidad en el plano macro en general y cambiario en particular, que le permita al ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria en las elecciones 2023, Sergio Massa, llegar con chances reales de vencer en la segunda vuelta.
Tal como Massa sostiene repetidamente en público, los funcionarios del Palacio de Hacienda consideran que Javier Milei no podrá ganar en la primera vuelta de este domingo y que tendrá que ir al balotaje frente a UP el 19 de noviembre.
En este escenario, la mira del equipo económico está puesta en lograr que se mantenga la estabilidad macro en los 28 días de distancia que habrá hasta el balotaje. La apuesta principal es mantener el tipo de cambio fijo, luego de la corrida cambiaria que tensó al máximo a las cotizaciones financieras y al blue en las últimas dos semanas.
El viceministro, Gabriel Rubinstein, ya adelantó esta semana que "el 23 de octubre el dólar oficial estará en $350", rechazando la posibilidad de una devaluación abrupta como la del día posterior a las PASO que había sugerido Carlos Melconian, referente económico de Patricia Bullrich. La intención, de hecho, sigue siendo que el dólar oficial no se mueva hasta el 15 de noviembre, tal como quedó plasmado en el acuerdo con el FMI. De todos modos, en Economía admiten por lo bajo que, en caso de ser necesario, tienen un "plan de contingencia".
En paralelo, esperan mantener la inflación dentro del ritmo de desaceleración visto desde fines de agosto, solo interrumpido por el alza de la primera semana de octubre. Si bien inicialmente desde los despachos oficiales afirmaron que no se registró traslado a precios a partir de la corrida cambiaria de la semana pasada, el último viernes admitieron que la inflación de la segunda semana de octubre fue más alta de los esperado, "influenciada por la fuerte suba reciente de los financieros, del orden del 20% en muy pocos días". De todos modos, el mismo Rubinstein sostiene que el objetivo de octubre sigue siendo que la suba de precios se ubique en el 7,6%.
En pocas palabras, tipo de cambio fijo e inflación controlada. Para lograr este objetivo, los funcionarios de Hacienda apelarán a diferentes herramientas. En primer lugar, remarcan la importancia de haber subido 15 puntos la tasa de interés dos semanas atrás, lo que "debería ayudar a prevenir cuando hay ruido", sostienen.
En segundo lugar, la activación del segundo tramo del swap chino en la última semana, por un equivalente a 6.500 millones de dólares de libre disponibilidad, permitirá, por un lado, ayudar a sostener la actividad dinamizando las importaciones desde China (segundo socio comercial argentino) de aquí hasta el 10 de diciembre. Por otro lado, ello debería despejar la disponibilidad de dólares para que el Banco Central pueda mantener la actual paridad con el dólar. "Si hay más afluencia de dólares, se puede intervenir en los paralelos para que estén más tranquilos", lo resumen desde Economía.
El tercer factor que el equipo económico espera mantener despejado es el del Fondo Monetario Internacional. Massa confirmó que los vencimientos de capitales por 2.600 millones de dólares, que se habían pateado para el 31 de octubre, finalmente serán cancelados este mismo lunes 23. Así, se disiparán incógnitas sobre la capacidad de pago de Argentina que puedan generar más inestabilidad en las variables macro. Todavía resta saber qué pasará con los vencimientos de intereses por unos 730 millones de dólares que vencen el 1° de noviembre y cómo se pagará cada concepto, si con DEG o con yuanes.
Lo que sí esperan en Economía es que la nueva revisión con el FMI no ocurra hasta después del eventual balotaje, ya que admiten que "lo más natural" es que el staff del organismo negocie directamente con el nuevo gobierno electo, sea cual sea.
La cuestión será cómo quedarán las metas del acuerdo, especialmente la de reservas y la de déficit fiscal. Esta última (establecida en 1,9% del PBI) teniendo en cuenta el impacto negativo de las últimas medidas sobre los ingresos tomadas por Massa para paliar los efectos de la devaluación post PASO, como la quita de Ganancias, el reintegro de IVA o el bono a informales (nuevo IFE), que admiten desde el propio equipo económico sin todavía darle una cifra precisa.
Aun así, la apuesta es a sopesar parcialmente el déficit extra con los adelantos del impuesto a las ganancias para empresas y con el aumento del impuesto PAIS establecido a fines de julio. E, igualmente, mantener la posibilidad de superávit fiscal el año próximo con la mayor recaudación por el fin de la sequía y la eliminación de parte del gasto tributario. Por ahora, para eso falta una eternidad.