La pandemia proporciona una oportunidad para analizar el impacto de la crisis económica en el patrimonio de los multimillonarios latinoamericanos. Una de las expresiones más importantes de la desigualdad consiste en la diferencia de recursos, dado que es factor estructural que incide en la reproducción de esas diferencias en el tiempo.
Una concentración excesiva de la riqueza también puede afectar el crecimiento económico e incrementar la desconfianza ciudadana en las elites y en las instituciones. Estos problemas pueden ser mayores cuando entre los multimillonarios existe una mayor cantidad de riqueza heredada, situación bastante prevalente en América Latina o cuando esta se ha obtenido o incrementado gracias a conexiones políticas o en el aparato del Estado.
América Latina alberga a 104 milmillonarios, indica la información de la revista Forbes para 2021, recopilado por la CEPAL. Cuentan con un patrimonio total de 446.600 millones de dólares. Este patrimonio representa aproximadamente el 11% del PIB proyectado por la CEPAL para los siete países en los que viven esos ultra ricos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela). Los mayores pesos relativos de los superricos se aprecian en Chile, el Brasil y México.
Debido a las insuficiencias de las fuentes oficiales para captar la extrema riqueza en América Latina, la CEPAL utilizó la información de la lista anual de milmillonarios de Forbes. Aunque esta tiene limitaciones, constituye la fuente de datos abiertos sobre la extrema riqueza con mayor cobertura en la región, dado que involucra a todas las personas con un patrimonio neto igual o superior a US$ 1.000 millones de dólares, pero resta de allí a quienes su actividad principal consiste en ilícitos.
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Al 2020, los milmillonarios de la región poseían alrededor del 3% de la riqueza total de los hogares en los siete países, y las mayores concentraciones se observaban en Argentina (4,7%) y el Brasil (3,8%). A su vez, los coeficientes entre el patrimonio medio de los milmillonarios y el del resto de la población evidencian disparidades impresionantes. En ese año, un milmillonario promedio acumulaba un patrimonio cercano a los 149.000 dólares por cada dólar de riqueza disponible para un no milmillonario promedio.
El mayor nivel de concentración se registró en la Argentina, en donde la riqueza de ese selectísimo grupo es 302.750 veces superior al del promedio del resto de la población adulta. En el país, la tenencia media de un ultra rico es de 2.080.000.000 dólares, en tanto que en la sociedad común la masa se reduce a sólo 6.870 dólares.
La desigualdad en la distribución de la riqueza en la Argentina, que es muy alta, se explica sobre todo por el bajo patrimonio promedio de los no milmillonarios, que se ve duramente castigado por la inflación. En Colombia el coeficiente se ubica en torno a 276.000 y en México de 216.000. En la otra punta Chile aparece como el país con el menor nivel de desigualdad entre el patrimonio de los milmillonarios y el resto de la población (57.573).
En lo que refiere a la evolución del patrimonio de los superricos latinoamericanos, y controlando la inflación, se constata que estos experimentaron una baja del 19% en su patrimonio entre 2019 y 2020 y un alza del 41% entre 2020 y 2021. Esto redundó en un saldo positivo para los multimillonarios de la región, que incrementaron su patrimonio un 14% entre 2019 y 2021.
En concreto en Argentina las acreencias del poder real se redujeron 14% de los US$ 12.425 millones de 2019 a 10.635 millones en 2020. Sin embargo, vieron volar sus patrimonios 44% para 2021, cuando lo cerraron con US$ 15.300 millones. Esto neteó un incremento del 23% en dos años.
Las fluctuaciones en el patrimonio de los superricos —abultadas pérdidas en el primer año de pandemia y grandes ganancias en el segundo— fueron muy marcadas en Chile y Brasil. Chile presentó la mayor reducción relativa en la riqueza de los multimillonarios entre 2019 y 2020 (-29%) y la mayor alza entre 2020 y 2021 (64%). El Brasil, por su parte, fue el segundo país con la mayor caída en la riqueza de los multimillonarios en el primer año de pandemia (-21%) y el segundo mayor crecimiento del patrimonio de los superricos en el segundo año (52%).
En cuanto a la composición del patrimonio de los superricos por sector de actividad en la región, en 2021 los sectores predominantes son: otros (19%), minería y metales (17%), alimentos y bebidas (17%), y finanzas e inversiones (13%)22. Entre 2019 y 2021, los patrimonios que más crecieron fueron los de sectores sin mucho peso en el portafolio total de los milmillonarios latinoamericanos, como salud (109%), Internet (81%) y energía (55%). En los casos de salud e Internet, esta variación era esperable. Los milmillonarios del sector de alimentos y bebidas solamente recuperaron en 2021 lo que perdieron en 2020 (véase el gráfico I.14), y los superricos del sector financiero vieron caer un 3% su patrimonio entre 2021 y 2019.
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La otra cara del capitalismo: la pobreza extrema
En 2020, el 33% de la población de América Latina se encontraba en situación de pobreza y un 13,1% vivía en condiciones de pobreza extrema. Esto significa que aproximadamente 204 millones de personas no tuvieron ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas y que, de ellas, 81 millones de personas carecieron de los recursos incluso para adquirir una canasta básica de alimentos.
La región experimentó un notorio retroceso con la pandemia. La tasa de pobreza se ubicó en un nivel similar al de finales de la década de 2000, mientras que la extrema se elevó a niveles registrados 20 años atrás. A nivel regional, estos incrementos marcan la consolidación de una tendencia al aumento que empezó a manifestarse a partir de 2015, sobre todo en el caso de la extrema. De todos modos, este habría sido mayor de no haberse implementado medidas para transferir ingresos de emergencia a los hogares, estimó la CEPAL.
A diferencia de años previos, en los que las variaciones anuales de la pobreza se manifestaban de manera heterogénea entre países, 2020 se caracterizó por un aumento generalizado de los indicadores de insuficiencia de ingresos.
La crisis social continúa pese a la reactivación económica, con tasas de desocupación y niveles de necesidades básicas insatisfechas mayores a los observados antes de la pandemia. En 2021, la tasa de pobreza extrema habría alcanzado el 13,8% y la de pobreza llegaría al 32,1%. Por tanto, en comparación con las cifras de 2020, el número de personas en situación de pobreza extrema pasaría de 81 a 86 millones, mientras que el número total de personas en situación de pobreza disminuiría ligeramente de 204 a 201 millones.
Pese a la recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de pobreza y de pobreza extrema se han mantenido por encima de los registrados en 2019, lo que refleja la continuación de la crisis social. La pandemia también ha puesto en evidencia la vulnerabilidad en que vive buena parte de la población en los estratos de ingresos medios, caracterizados por bajos niveles de cotización a la protección social contributiva y muy baja cobertura de la protección social no contributiva.