El presidente electo Javier Milei, a horas de que se conocieran el resultado del balotaje, dejó este lunes a media asta las únicas dos banderas que enarboló hasta el último día de la segunda vuelta: dolarización y eliminación del Banco Central. Por un lado, sostuvo que dinamitar la autoridad monetaria implica que el BCRA deje de financiar al Tesoro y, sobre la dolarización, insistió en que se tratará de un esquema de competencia. Esto último no es tanto un paso atrás en cuanto a su idea de hacer del billete verde una moneda de circulación legal, sino una forma de eludir las trabas burocráticas y legales que le impedirían una aplicación de hecho.
Sin importar el mecanismo, la tensión que genera la convivencia entre un peso muy castigado --y bastardeado por el propio Milei-- con un signo monetario duro, como la divisa estadounidense, derivará en el desplazamiento de la primera moneda por la segunda. La pregunta es a qué precios podría hacerse esa conversión y en qué plazo se llevará a cabo la liberalización el mercado cambiario. La respuesta del mercado, que se exhibirá sin restricciones por feriados este martes, también reflejará la posibilidad de algún acuerdo político que asegure una transición ordenada; algo que hasta el momento parece casi una utopía.
El lunes, pese al feriado, las operaciones en los mercados paralelos y en las negociaciones en Wall Street, mostraron importantes alzas. El dólar cripto, una de las alternativas paralelas que sortean cualquier restricción y se negocia 24x7, llegó a tocar entre el domingo a la noche y el lunes a 1200 pesos para luego ceder y cotizar en torno a los 1000. Los certificados de las acciones privadas y los bonos operaron en la plaza neoyorquina con importantes alzas que, los inversores esperan, se replique en la Bolsa porteña en las primeras negociaciones de este martes.
En el caso del dólar, ponerle número al dólar es una tarea más difícil y depende de varios factores, económicos y políticos. Por su parte, fuentes del equipo económico consideraron en diálogo con El Destape que aplicar alguna clase de "feriado cambiario" no sería una posibilidad en estudio. De todas maneras, podrían a ensayarse algunas decisiones de administración de la cuenta capital, como limitar el acceso a las divisas para el sector privado no productivo y frenar las operaciones con los dólares financieros. El torniquete permitiría evitar mayores desbordes.
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Encontrar un precio, incluso en el mediano plazo, también tiene sus complejidades. Si se busca anticipar la devaluación para una futura liberalización del mercado, el análisis de los inversores anticipa un dólar a 3000 pesos de base, mientras que si se toman las exigencias del Fondo Monetario a la Argentina de una devaluación del 100 por ciento, con eliminación del cepo, el precios se ubicaría rápidamente en los 700/800 pesos en lo inmediato.
Este martes, los precios en los mercados financieros expresarán un anticipo de lo que pueda ser una síntesis de ambas posiciones. En el sector real, se espera que prime la cautela frente a la incertidumbre por lo que pueda pasar con la relación con China --la liberación del segundo tramo del swap quedo suspendida--, el financiamiento de las importaciones y las posibilidad de abrir el cepo al corto plazo. No se descartan riesgos de menor oferta y presiones para remarcaciones de precios.
El hecho de que ganara Milei la Presidencia para los próximos cuatro años, impone una nueva agenda financiera que desde la noche del domingo comenzó a mover los engranajes que llevarían a un reacomodamiento de precios de cara a una eventual dolarización. En sus primeras declaraciones radiales, el presidente electo ofreció un mensaje directo a los financistas. El mandatario electo puso el acento en la necesidad de "resolver el problema de las leliqs" para luego "liberar" el dólar, y sostuvo que "los precios los va a determinar el mercado".
La letra de liquidez (leliq) es una obligación que emite el Banco Central para absorber el exceso de pesos del mercado y así evitar mayores desbordes inflacionarios. Sin embargo, producto del acuerdo firmado con el FMI, la suba constante en las tasas de interés para mantenerlas en niveles positivos reales --descontada la inflación-- obliga a que esa absorción sea cada vez más costosa, abultando el volumen de letras emitidas y alejando la posibilidad de finalizar con esa política.
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Milei aseguró este lunes que reducir, hasta la eliminación, las Leliqs será una de sus medidas urgentes resolver ese problema para abrir el cepo y estabilizar la economía, pero descartó que la solución vaya a ser a través de un Plan Bonex, como muchos analistas esperaban. El Plan Bonex implicó la incautación de depósitos --dado que las Leliq se conforman con los encajes de los bancos sobre las colocaciones de los ahorristas-- contra la entrega de un bono externo con vencimiento a diez años.
"Vamos a pagar la deuda, como dije en el discurso de ayer y garantizaremos el derecho de propiedad. Eso implica que vamos a desarmar las leliq vía una solución de mercado, sin vulnerar los derechos", sostuvo el mandatario libertario, quien agrego que "la trampa de los controles (cambiarios) es una cuestión que exige ser muy meticulosos en el proceso de desarme".
En el mercado los inversores descartan que el precio del dólar sea caro, sino que responde a un fenómeno de inflación generalizada, aunque el ritmo de devaluaciones se haya suavizado en las últimas semanas. Pero la economía es una ciencia basada en las expectativas, sobre todo cuando uno mira los precios de activos financieros, y el precio estará dado por lo que se presuma sea el camino que tome el nuevo Gobierno y el timing de sus medidas. Milei dijo este lunes que bajar los niveles de inflación en la Argentina demandará hasta dos años y advirtió que la condición previa es solucionar el problema de las Leliqs.