Si bien el Mercado Agroganadero de Cañuelas -y en el pasado, Liniers- son reconocidos por sus remates al amanecer, en donde corean al unísono las campanas, los gritos en altavoces y las filas de compradores observando y pujando desde las pasarelas; la operatoria diaria comienza casi un día antes y sigue una estricta rutina, a fines de garantizar la transparencia de las ventas y la bioseguridad.
Desde las 18 horas del día anterior -y hasta las 5 de la madrugada de la jornada siguiente, previo a comenzar el remate- comienzan a llegar camiones -alrededor de 400 por jornada- cargados de hacienda a Cañuelas.
Allí los animales pasan por un primer control en donde los datos son verificados y volcados en un boletín de descarga que es emitido a través de los sistemas informáticos, diseñados y desarrollados específicamente pensando en las necesidades del mercado.
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Desde ese momento la tropa -el grupo de animales que llega en un camión- es identificado con un número por parte de los "boletineros" y es descargada de los camiones. Se calcula, por lo general, un tiempo de descarga de 15 minutos por cada vehículo.
Luego de pasar un control sanitario por personal del Senasa, los animales, ya fuera de los camiones, pasan por un segundo relevamiento en la puerta de entrada, donde se realiza el conteo y se ingresan los datos al sistema.
Las bases de datos y sistemas de Cañuelas, por un lado, controlan y registran toda la operatoria, emitiendo la documentación que sea requerida, y distribuyendo luego la información tanto a usuarios internos como externos; y, por otro lado, releva luego dichos datos para extraer estadísticas y reportes.
La hacienda, luego de pasar por el segundo control, se traslada a través de una calle central a cielo abierto y llega a los corrales de depósito para luego ser retirada por la casa consignataria elegida por el productor para su venta, actuando como intermediaria con los compradores.
En este sector - considerado como la frontera entre las áreas de recepción y venta- los empleados de los consignatarios realizan una de las tareas más importantes para que el mercado funcione: cada animal es clasificado y pesado, para ser divididos en categorías en los diversos corrales.
De esta forma, novillos, novillitos, vaquillonas, vacas y toros son divididos según el pesaje al igual que por sus condiciones.
Finalmente, estando todo preparado y con los animales en los corrales, a las 8.00 (7.30 en verano) inician las ventas.
Una vez adquirida, la hacienda es identificada con el número del comprador y pesada de forma definitiva.
Aquí también se controla todo: se ingresan los datos no sólo de la hacienda sino también del comprador, y del transportista.
La hacienda, por último, es cargada en camiones para finalmente dirigirse a los lugares de faena.
Con información de Télam