La empresa AySA comenzó a medir su huella de carbono y desarrolla acciones para reducirla y disminuir el impacto ambiental, al tiempo que avanza para lograr la universalización de los servicios en el área de concesión.
Desde AySA asumimos el compromiso de continuar expandiendo nuestras redes a cada rincón de nuestra área de concesión teniendo en cuenta herramientas e indicadores ambientales para hacerlo de una manera más eficiente y amigable con nuestro planeta, expresó la presidenta de AySA, Malena Galmarini.
El Día de la Tierra fue proclamado el 22 de abril por las Naciones Unidas en 2009 con el objetivo de concienciar a la humanidad sobre los problemas generados por la superpoblación, la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales.
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Actualmente, la empresa cuenta con más de 24.000 km de redes de agua y 17.000 km de cloacas y brinda estos servicios esenciales a más de 11 millones de habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y 26 partidos del conurbano bonaerense.
Además, continúa trabajando con el foco puesto en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030 número 6 propuesto por la ONU, con el fin de alcanzar la universalización del acceso al agua potable y las cloacas.
El consumo de energía es uno de los principales contribuyentes a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), pero a su vez, es uno de los principales insumos a los que recurre AySA para poder prestar sus servicios de agua potable y saneamiento.
Por este motivo, desde septiembre de 2019, la empresa implementa un programa para aumentar el abastecimiento de fuentes de energías renovables en plantas depuradoras y potabilizadoras, como así también en el sistema de distribución de agua potable, a partir de incorporar paneles fotovoltaicos.
Durante 2022, AySA implementó y certificó el Sistema de Gestión de la Energía (SGEn) de acuerdo a ISO 50001, con el objetivo de optimizar de manera centralizada el desempeño energético y la eficiencia bajo un sistema de mejora continua.
La reducción de las pérdidas físicas de agua es otra de las acciones más relevantes para minimizar la huella de carbono del proceso y mitigar los efectos del cambio climático.
El agua potabilizada que se pierde en el sistema de distribución representa energía consumida sin lograr el objetivo de que llegue el agua a las usuarias y usuarios, con el consecuente impacto en GEI.
Asimismo, de manera continua, la empresa lleva adelante programas de gestión de redes, y planes de mejora y mantenimiento que permiten minimizar las pérdidas físicas. Se estima que los planes de renovación elaborados para reducir estas pérdidas permitirían ahorros en emisiones de CO2 eq per cápita del orden del 25%.
Además, desde 2021, con el objetivo de reducir su huella hídrica, AySA lanzó el programa EcoAySA en el que invita a sus usuarias y usuarios a adherirse a la factura digital con el objetivo de disminuir el consumo de agua a partir de la reducción del uso de papel.
Con información de Télam