El bono a jubilados, un escudo frente a la alta inflación

La pérdida del poder adquisitivo frente al feroz avance de la inflación es el "punto flojo" del Gobierno y en año electoral ofrecer alguna respuesta es una demanda obligatoria para el Frente de Todos. En este sentido, el primer mensaje del 2023 pudo observarse en una estrategia recurrente: los bonos.

12 de febrero, 2023 | 00.05

La pérdida del poder adquisitivo frente al feroz avance de la inflación es el "punto flojo" del Gobierno y en año electoral ofrecer alguna respuesta es una demanda obligatoria para el Frente de Todos. En este sentido, el primer mensaje del 2023 pudo observarse en una estrategia recurrente: quienes cobren las jubilaciones mínimas tendrán un bono mensual de $ 15.000 en el próximo trimestre para asegurar un adelantamiento por sobre el aumento de precios de la economía.

Los haberes de los jubilados y pensionados tendrán un aumento del 17,04% a partir de marzo, anunciaron el ministro de Economía, Sergio Massa; y la directora de la Anses, Fernanda Raverta. La novedad es que a esos incrementos se sumará un refuerzo de $ 15.000 para las jubilaciones y pensiones de hasta dos haberes mínimos, lo que permitirá que ninguna jubilación quede por debajo de los $ 73.000 a partir de marzo.

Bonos, política de Estado

Este bono adicional es el primero que entrega la Anses en el año, pero en siete de los 12 meses del último año hubo sumas extraordinarias para los jubilados de la mínima y aquellos que no reciben más que el equivalente a dos haberes mínimos. Observemos lo que pasó en retrospectiva. Tres de las primeras cuatro actualizaciones jubilatorias de 2021, resultantes de la fórmula votada a finales de 2020, lograron superar la inflación (junio, septiembre y diciembre 2021). Vale recordar que, para compensar el desfasaje de la primera actualización de movilidad, el Gobierno incluyó dos bonos de $ 1.500 pagaderos en abril y mayo de 2021 para jubilaciones de hasta $ 30.856.

Para compensar el segundo trimestre de ese año, se pagó un bono de $ 5.000 en agosto. Finalmente, en diciembre de 2021, los jubilados percibieron hasta $ 8.000, cobrando no menos de $ 37.062. La fórmula permitió mejorar el derrotero de la evolución del haber, logrando que el 2021 cierre con 52,67% de actualización contra 50,79% de inflación. Con la fórmula anterior la actualización hubiese sumado 49,6%.

Ya en 2022, la primera actualización sumó 12,28%, pero la inflación superó dicho guarismo y se ubicó en 16,07%. En el segundo trimestre, y con un alza de precios creciente, la siguiente actualización del año, (de 15%) no logró superar la evolución de precios del período, que alcanzó 17,3%.

Para compensar lo sucedido, se pagó un bono de $ 6.000 en abril. Luego de ello, y con el objetivo de equiparar el Refuerzo de Ingresos anunciados para desocupados, trabajadores/as de casas particulares, y demás, se decidió incorporar un segundo monto, pagaderos en mayo, de $ 12.000.

El cronograma se completó de la siguiente manera: En agosto se pagó una suma adicional de $ 5.000, mientras que en septiembre ($ 4.000), octubre y noviembre ($ 7.000) se pagó un bono dividido en tres tramos, al igual que el último refuerzo que se pagó en diciembre ($ 7.000) de 2022, enero ($ 10.000) y febrero ($ 10.000) de 2023.

Esfuerzos que no terminan de cerrar la sangría

A pesar de la instrumentación de esta medida "parche", los números son elocuentes: la actualización jubilatoria fue inferior a la inflación en los últimos años, lo que en parte fue compensado por la instrumentación estos bonos discrecionales que no alcanzaron a la totalidad de los beneficiarios de estas prestaciones y que no se incorporaron a los haberes con carácter permanente. En el caso de las jubilaciones y pensiones, en 2022 los haberes previsionales fueron un 9,3% más bajos que en 2019 y un 27,4% inferiores a los de 2015.

Por su parte, las asignaciones familiares que se rigen bajo la misma fórmula también perdieron contra la inflación. En el trimestre diciembre 2022- febrero de 2023, su valor en términos reales será un 10,8% más bajo que en el mismo período de 2019/20 y un 25,4% más bajo que en 2015/16.

El reajuste por debajo de los índices de inflación generó, en este caso, un segundo mecanismo de pérdida de ingresos, por el hecho de que cada vez son más los grupos familiares excluidos del sistema de asignaciones familiares por sobrepasar el tope de remuneración que se modifica una vez al año. En promedio, la Anses liquidó en 2021 un 6,9% menos de asignaciones por hijo que en 2019, diferencia que se eleva al 15,4% si la comparación se realiza con 2017.

Ello implica que entre 2017 y 2021, 627.632 niños y niñas dejaron de percibir la asignación por hijo que la Anses les abona a sus padres. La cantidad de asignaciones por hijo liquidadas mensualmente se redujo todos los años, con una caída del 29,4% entre septiembre de 2019 (3.517.146 asignaciones) y septiembre de 2022 (2.483.309 asignaciones).

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