El bono que pagará la Anses en julio a los jubilados que reciben el haber mínimo quedará 25.000 pesos por debajo del que debería otorgarse para que ese sector social no pierda ingresos reales frente a la inflación acumulada. Mientras los esquemas de compensación quedan por detrás de los precios, el Gobierno profundiza su plan para hundir el gasto del sistema previsional y los cambios en la política monetaria amenazan la continuidad del bono.
El gobierno de Javier Milei formalizó el otorgamiento de un bono de $ 70.000 para jubilados y pensionados que cobran el haber mínimo. Lo hizo a través de un decreto publicado en la mañana de este lunes en el Boletín Oficial. Como en los meses anteriores, quienes cobren un haber mínimo recibirán el bono completo, mientras que quienes cobren más de un haber mínimo recibirán el proporcional necesario para alcanzar el monto de la jubilación mínima más el bono. Los jubilados que cobren de haber básico más que ese monto no recibirán bono de ningún tipo.
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De este modo, ningún jubilado o jubilada recibirá en julio menos de 285.622 pesos, de los cuales 215.622 pesos corresponden al haber mínimo y 70.000 al bono. Así, el bono mantendrá el mismo monto que tiene desde marzo pasado.
Jubilaciones pobres
Según estimó el CEPA, el bono a otorgar en julio debería ser de 94.325 pesos para que los jubilados puedan recuperar el poder adquisitivo perdido. Es decir, casi 25.000 pesos más que el que realmente será entregado. El monto extraordinario perdió el 35 por ciento de su valor.
De hecho, tal como viene sucediendo en los últimos meses, un jubilado que cobra la mínima, como es el caso de aproximadamente el 65% de los titulares, quedará en abril por debajo de la línea de la pobreza.
El viernes último, durante una entrevista, el Presidente había evitar confirmar que habría un nuevo bono para los jubilados en julio. "El bono tiene la característica de que es discrecional, y nosotros tenemos que ser serios. Solamente va a haber bonos en función de cómo viene la situación y cómo vienen los números fiscales", había dicho, para agregar: "No vamos a engañar a la gente y mentirle dándole cosas que no hay".
Con el traspaso de deuda del Banco Central al Tesoro y con la firme convicción de no convalidar adelantos transitorios, la recaudación debería crecer considerablemente para poder pagar los vencimientos que afrontará de ahora en más. En un escenario de depresión económica, este escenario parece poco probable, por lo que el Gobierno debería cerrar la ecuación financiera a través de una profundización del ajuste. Otra vía para hacer caja sería imponer una nueva devaluación, negada hasta el momento, o tomar deuda externa. Si no deciden, el horizonte es el default.
Al revisar las estadísticas, el gasto previsional parece ser una debilidad para los técnicos que trabajan para el ministro de Economía, Luis Caputo. Por ende, si el Gobierno avanza (aún más) en la reducción del gasto público, no sería extraño que se opte por eliminar el bono en un contexto de baja inflación y presentado como un éxito político. Todo a pesar del desangre del aparato productivo y el consumo.
Además, el gobierno de Javier Milei ya modificó la fórmula de movilidad jubilatoria, que debutará a lo largo del mes de julio. Los aumentos serán ejecutados por la inflación y no por la combinación entre los aumentos salariales y la recaudación de la ANSES, como ocurría hasta ahora. A través del Decreto 274, dictado por el Presidente en marzo, las jubilaciones serán actualizadas todos los meses de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el INDEC.
En este escenario, si el peso se deprecia y los precios se alborotan demasiado, la inflación tendería a subir a niveles más cercanos a los del primer trimestre. La consecuencia sería que se eleve el peso del gasto previsional, atentando contra las metas de superávit fiscal, ahora condicionado para pagar la deuda del Tesoro. Así las cosas, Caputo y compañía podrían "hacer la fácíl" y meterse, otra vez, con los jubilados.