El gobierno de Javier Milei ratificó que durante el segundo mes del año, los recursos destinados a los jubilados cayeron en términos reales un 34% en comparación con el mismo mes de 2023; esta licuación de ingresos llegó al 38% para el caso de las personas que no recibieron ningún tipo de compensación. Con los números fiscales exhibidos en una planilla de Excel, el ministro de Economía, Luis Caputo, ponderó el superávit financiero del mes.
La recaudación real registró una fuerte caída, signo directo de la recesión planificada. “Los números hablan de la insostenibilidad política y social detrás de este superávit financiero”, afirmó Haroldo Montagu, economista jefe de la consultora Vector. La administración de Milei avanza con su plan de miseria planificada y lo festeja.
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Caputo celebró la obtención del superávit primario y fiscal durante febrero. Un dato nunca mata relato. Estos números cuentan otra historia: por un lado, la caída real de los ingresos tributarios como consecuencia del derrumbe en la actividad económica. A menores ingresos por la merma en la actividad económica, la administración Milei aceleró el ajuste para alcanzar los tan mentados superávit gemelos. La vulnerabilidad social avanza.
“El gasto en jubilaciones y pensiones contributivas cayó 38% interanual. Si se incluye el bono de refuerzo otorgado por el Gobierno para compensar el mal diseño de la fórmula de movilidad previsional, la caída se reduce a 34%. Por otro lado, entre los rubros con menor variación interanual se cuentan las prestaciones del PAMI (+0,5%) y la Asignación Universal para Protección Social (-5,6%)”, indicaron desde el Palacio de Hacienda.
El Destape dialogó con Haroldo Montagu, director de la consultora Vector; Alejandro Vanoli, ex titular del BCRA y Sergio Chouza, titular de consultora Sarandí. Los tres coincidieron en el agravamiento de las tensiones sociales y políticas por venir. “La pérdida de poder adquisitivo del haber mínimo alcanza aproximadamente el 19% (asumiendo una inflación de 15% para marzo). Con el dato de inflación de febrero, la pérdida acumulada desde diciembre se eleva hasta 27%”, puede leerse en el último informe de la consultora Vector.
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¿Qué celebra el Gobierno con el dato del superávit financiero?
La licuación de los ingresos constituyen algo mucho más denso que una simple anotación dentro del Excel del Palacio de Hacienda. Ya lo había anticipado el mismo Caputo: “De no aprobarse la ley ómnibus, seguramente habrá medidas más duras que generará el sufrimiento de los argentinos”.
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“Más temprano que tarde, estos números derivarán en tensiones sociales y políticas. El plan ortodoxo de Caputo tiene consecuencias. La recesión que ya había empezado en 2023 se profundizó y hoy es (casi) generalizado el desplome de la actividad”, analizó Chouza en el último informe de la consultora.
El aumento en el precio de los remedios pega de lleno en los jubilados, “la casta” sobre la que recayó el ajuste oficial; también los afecta el aumento de las empresas de medicina prepaga. La no entrega oficial de medicamentos para enfermedades graves, otro elemento más del programa de shock. Y ni hablar del precio de la comida, que aumentó exponencialmente con la venia oficial.
“Las ventas de alimentos bajaron 33,3% anual en febrero, a precios constantes y acumulan una caída de 35,2% en los primeros dos meses del año frente al mismo periodo de 2023. En la comparación intermensual, bajaron 7,6%”, analizaron desde la CAME. En febrero, el consumo de carne por habitante registró una caída del 9%, de acuerdo a los datos relevados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA).
Mientras tanto, también avanza la extorsión directa a las provincias. En febrero, los gastos de capital – es decir la obra pública – se derrumbaron un 87% en términos reales, y las transferencias corrientes hacia las provincias otro 77%. Miseria planificada.