La Presidencia de Javier Milei cumplió un mes, signado por una creciente inflación y una batería de medidas que sacudieron a todo el escenario político, económico y social del país. Firmó de un decreto de necesidad y urgencia con 32 puntos para desregular la economía y envió al Congreso una ley ómnibus de flexibilización con 366 artículos que se está debatiendo a contra reloj.
Más allá de esa puesta en escena, los resultados fueron pocos y malos, duplicación del precio del dólar, inflación que se espera cercana al 30 por ciento mensual, despidos masivos vinculados con la parálisis de las obras públicas y largas colas en comercios para conseguir productos o medicamentos, frente a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.
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Con el supuesto objetivo de “poner a andar la economía”, Milei envió un voluminoso proyecto de ley con una reforma estructural del Estado que incluyó derogaciones y modificaciones de normas económicas, políticas, laborales, tributarias y penales, junto con una fuerte devaluación del peso frente al dólar, cuyos efectos repercutieron en un alza de los precios de los productos de consumo básico de la población. La devaluación redujo la brecha al 15 por ciento pero ya volvió al 40 por ciento entre el oficial y el ilegal, al que el Gobierno responsabilizó a la oposición por no aprobar el proyecto de ley.
Por su parte, designó un cúmulo de ex funcionarios menemistas y macristas al frente de cada de una de las carteras clave. Ni dolarización (por suerte), ni eliminación del cepo cambiario ni ninguna de las medidas de estructurales propuestas por Milei fueron aplicadas y en su lugar terminó comprando un negocio con llave en mano que le ofreció el macrismo. Ese plan, diseñado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el “asesor” (por ponerle algún mote) Federico Sturzenegger; se compone de un fuerte apretón monetario, una baja del costo salarial y conseguir dólares a como dé lugar para que los bancos que quieran salirse de su posición en pesos puedan hacerlo.
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Al asumir Milei aseguró que daba por terminada "una larga y triste historia de decadencia y declive" en el país, aunque para lograrlo, subrayó, no había "alternativa posible" que aplicar medidas de "ajuste" y "shock" que iban a impactar "de modo negativo sobre el nivel de actividad económica, el empleo, los salarios reales y la cantidad de pobres e indigentes". El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) compone del 44,7 por ciento y el 9,6 por ciento de la población del país. "Nos han dejado plantada una hiperinflación. Vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla", aseguró el jefe de Estado.
Si bien en el corto plazo la situación económica y social iba a "empeorar", Milei aseguró que los "frutos del esfuerzo" de la sociedad iban a verse reflejados sobre las bases de un "crecimiento sólido y sostenible en el tiempo". En el primer mes, lo único que se registro fue el recorte de derechos y una inflación descontrolada ante la desregulación de mercados, como el de las prepagas, alimentos y medicamentos.
La suba del dólar, que se aplicó el segundo día hábil de mandato, del 120 por ciento, derivó en un fuerte aumento de precios, principalmente de los productos de primera necesidad de la población. Solo en prepagas, los incrementos se ubicaron entre 40 y 50 por ciento. Y se espera una cifra similar para el mes próximo.
El resultado es el mismo que el que ya se vivió con el macrismo y que, años después desarrollaría la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner: entran los dólares por deuda, se emiten pesos para comprarlos, se emiten letras y pases para esterilizarlos; luego los dólares se fugan y el país se queda con el pasivo. Bajo la idea de que toda esta ingeniería está enfocada en una supuesta dolarización de la economía como pretende el líder libertario, Caputo únicamente se enfoca en conseguir dólares y tiempo para que los bancos puedan cerrar el carry trade que acumularon durante los dos años de tasas de tres dígitos
Ese DNU, fue observado por distintos fallos judiciales que aceptaron diversos planteos hechos por distintos sectores, entre ellos la CGT, que se manifestó frente a los Tribunales y anunció una huelga para el próximo 24 de enero.
Unas semanas después de firmar el decreto, el jefe de Estado envió a la Cámara de Diputados el proyecto de "Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos", una iniciativa que le plantea al Congreso declarar la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria, administrativa y social hasta el 31 de diciembre de 2025, con la posibilidad de prorrogar por otros dos años esas atribuciones. Milei le exigió a los legisladores celeridad para el tratamiento de ambas iniciativas, que son clave, dijo, para el avance de las reformas que propone.
Junto a las reformas incluidas en el DNU y la "Ley ómnibus", Milei dispuso la no renovación de unos 7.000 contratos de trabajadores estatales firmados durante 2023 y también acompañó la puesta en vigencia del "protocolo para el mantenimiento del orden público" promovido por la ministra Bullrich, cuyo objetivo es que las fuerzas de seguridad impidan que manifestantes ocupen la vía pública durante movilizaciones de protestas, una medida que en lo que va del mes se aplicó en dos ocasiones pese a las críticas de organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil locales.
En materia de política exterior, el Gobierno nacional desestimó la invitación hecha para que el país se incorporara al bloque de países emergentes que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (Brics), en tanto que dispuso alinear los intereses internacionales argentinos a los de Estados Unidos, Israel, Ucrania y Taiwán, entre otras naciones.
Ahora se espera la cifra de inflación del primer mes de gestión de Milei. El Presidente consideró que si la cifra que informará el INDEC ronda el 30 por ciento sería "un numerazo" en medio de "un espanto" signado por los constantes aumentos de precios que la Argentina soporta hace años. En este contexto, el mandatario consideró que habría que "sacarlo a pasear en andas" al ministro Caputo porque ese 30 por ciento representaría "un logro fenomenal" debido a que se estimaba un dato, sostuvo, cercano al "45 por ciento".
Numerazo o no, de cumplirse con estos guarismos, la devaluación del peso, que se fue cercana al 54 por ciento, rápidamente perdería efecto obligando a un nuevo reajuste y, por ende, a otra ronda inflacionaria. A esto se suma el efecto de la modificación en los criterios de segmentación de la tarifa del gas natural, que representaría un fuerte aumento de su valor. Por su parte, el Gobierno de Milei estableció que las tarifas de trenes y colectivos volverán a incrementarse mensualmente de acuerdo con la inflación acumulada, más allá de la decisión de los aumentos adicionales que habrá por la quita de subsidios.
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Desde el Ejecutivo, más precisamente Milei y Caputo, enviaron señales de una pronta unificación cambiaria. Caputo prometió dólares del campo, más precisamente 5000 millones de dólares de prefinanciación anticipada que los grandes productores agropecuarios habrían prometido, un acuerdo con bancos y con el propio FMI. Nada de eso pasó. Milei decidió colocar una tasa de interés negativa para sanear los balances de los bancos pero no de forma unilateral sino que sean los propios ahorristas que salgan despavoridos ante tamaña pérdida de poder adquisitivo (110 por ciento de tasa de interés nominal anual contra una inflación que se espera del 30 por ciento mensual).
Sin embargo, las medidas no lograron el objetivo buscado. Caputo realizó dos licitaciones de bonos –y va por la tercera—para sanear la deuda de los importadores (los denominados Bopreal), sin éxito alguno. De esta manera, los dólares no llegan, los pesos tampoco y hasta se llegó a barajar, aunque informalmente, según supo este medio, la idea de un canje de bonos en moneda local pesos de largo plazo para captar las emisiones con vencimientos más cercanos por el equivalente a un mega canje de 71.000 millones en dólares.
Esto encendió señales de alerta y el veranito de estabilidad cambiaria se terminó, pasando de una brecha del 15 por ciento entre el ilegal y el formal al actual 40 por ciento. El diagnóstico es más que claro: sigue sin haber dólares. En el medio, los importadores, a los que les prometieron acceso irrestricto a las divisas para sus compras en el exterior, siguen sin obtener los dólares, lo que le suma presión a las reservas. En el mercado financiero comenzaron las apuestas. El dólar futuro implícito para enero se mantuvo en 833 pesos para fin de este mes, pero ya lo ven 1800 en octubre.