Con la idea de instalar una sede propia en Bariloche, el proyecto de desarrollo de un tercer satélite y la meta de conectar a zonas rurales, Arsat es la empresa nacional de telecomunicaciones y tiene una injerencia tanto sobre la vida cotidiana como en la planificación futura del país. Con los aires de privatización que empiezan a tejerse de cara al nuevo ciclo político que se abre, corre riesgo de pasar a manos muy interesadas.
El presidente electo Javier Milei ya dejó en claro el tono privatista que quiere imprimir a su gestión. Esta semana, empezaron a surgir rumores sobre un supuesto interés del magnate mexicano Carlos Slim en comprar Arsat. La especulación se sostiene en que la última licitación de 5G colocó a la firma Claro como un oferente de menor para adjudicar el espacio de intervención, comparado con Telecom y Claro.
Si la empresa extranjera avanza en la compra de Arsat, se posicionaría como el principal jugador del mercado. En Norteamérica no dejan correr al versión, pero no se descarta que los otros competidores también reclamen su participación en el proceso de privatización, si es que se lleva a cabo. Desde lo legal y técnico, la venta debería a travesar un debate legislativo, tal cual sucedería con YPF
Qué representa Arsat para la Argentina
Más de 700 personas trabajan en la empresa, cuyos servicios prestados por los satélites Arsat 1 y Arsat 2 generaron ingresos por 40 millones de dólares este año, el 28% de los cuales corresponden a exportaciones a clientes internacionales. En el centro de control satelital se controlan y monitorean los dos satélites geoestacionarios de telecomunicaciones localizados a 36 mil kilómetros de altura sobre el plano de Ecuador, que giran alrededor del planeta y permiten establecer servicios de comunicaciones las 24 horas.
Actualmente, hay más de 2.900 escuelas rurales conectadas a Internet Satelital y se proyecta conectar 40.000 escuelas más, de las cuales 4 mil serían de forma satelital. El objetivo es dar conectividad a lugares de la Argentina adonde no llega otro operador privado, ya que no pueden generar grandes saldos rentables.
En cualquier lugar remoto, una persona que paga con un medio electrónico lo hace por medio de la comunicación que fluye por los satélites. Argentina es uno de los pocos países del mundo que además de poder diseñar y construir satélites, los opera. Eso deriva en la soberanía espacial, porque no se depende de que otro país comercialice un satélite.
Además del tercer satélite, Arsat trabajaba hasta ahora en la construcción de una Estación Terrena en Palmira, Mendoza, con una inversión aproximada de 10 millones de dólares. También planificaba la instalación de una sede propia de 12 mil metros cuadrados en el Parque Productivo Industrial Tecnológico Bariloche, con una inversión proyectada en 70 millones de dólares.
Otra de las funciones es el monitoreo de la Televisión Digital Abierta (TDA) y el tráfico satelital e internet satelital, además de brindar soporte técnico para los usuarios. En estas oficinas, los trabajadores se desempeñan las 24 horas los 365 días del año, porque las tareas requieren supervisión permanente.
Actualmente, se encuentran desplegadas 97 estaciones de las cuales están operativas 96, y se encuentran distribuidas geográficamente según densidad poblacional. Las estaciones se dividen en dos categorías: las RFM, que reciben la señal por satélite; y las RFU, que las reciben a través de fibra óptica.
Red Federal de Fibra Óptica
En Arsat también funciona el centro de operaciones de la Red Federal de Fibra Óptica, una amplia red mayorista de transporte de datos que llega a distintos puntos del país. La misma cuenta con 34 mil kilómetros de fibra a lo largo de todo el país, y más de 1.200 puntos donde hay equipo de Arsat y conectividad física. El tendido está compuesto por una red troncal federal, organizada en trece regiones geográficas, y redes provinciales interconectadas.
De esta forma, hay cobertura en los nodos de cada pueblo, donde el acceso a internet de alta velocidad es limitado. Como prestador mayorista, Arsat conecta a los proveedores locales, principalmente a pequeñas y medianas y cooperativas de telecomunicaciones.
Al mismo tiempo, funciona el Centro Nacional de Datos en una superficie de 4.500 metros cuadrados, que alberga sistemas de información y almacenamiento con 600 racks que ofrecen servicios de hosting. El data center es el eje estructural de la red federal de fibra óptica, donde llegan los 36.000 kilómetros de fibra óptica que están distribuidos en todo el país.