El Banco Central volverá a perder reservas en julio, por segundo mes consecutivo, si se mantiene la dinámica del mercado de cambio y afronta el pago del primer vencimiento del bono Bopreal y profundiza la preocupación sobre la capacidad de acumular reservas para hacer frente al pago de importaciones y servicios de la deuda del Tesoro.
La situación se complicará más en los próximos meses y se estima que solo con una profundización de la recesión que lleve el volumen de importaciones al nivel de los US$ 4.000 millones mensuales el gobierno podrá sostener el esquema cambiario sin verse obligado a una nueva devaluación.
La tensión se manifiesta entre el programa económico de la administración de Javier Milei y los mercados financieros. Por un lado, el Gobierno “tienen plena convicción” en la hoja de ruta, basada en secar de pesos a la economía, y por otro lado, quienes siguen “de cerca con preocupación la evolución del otro lado de la hoja de balance: las reservas internacionales” y “estiman que más tarde o temprano, el BCRA tendrá que convalidar la brecha, dando el origen al llamado trade brecha”, sintetizó el grupo financiero IEB.
El último día del mes vence la primera cuota del Bopreal, por US$ 166,67 millones, que se sumarán a las ventas de dólares en el mercado financiero, estimado entre US$ 213 y US$ 240 millones por PPI (Portfolio Personal Inversiones), lo que dejará a la cuenta del BCRA en rojo por segundo mes.
En junio, las ventas en el mercado de cambio totalizaron cerca de US$ 50 millones y en julio está positivo por unos US$ 47 millones pero faltan todavía dos ruedas (se liquidan a 24 horas, por lo que se considera la última rueda de de junio y una menos de julio) y y viendo la dinámica de la liquidación de exportaciones es poco probable que logre acumular compras para compensar el pago del Bopreal y las intervenciones en el dólar financiero.
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El mercado se presenta más complicado en los próximos meses, porque en agosto el BCRA pagará el equivalente al volumen de importaciones (entre pagos postergados y permitidos a la fecha) pero en septiembre tendrá que afrontar el equivalente a 125%, en octubre el 150% y en noviembre otro 125%.
En una cuenta conservadora, hasta noviembre deberá afrontar pagos por US$ 23.000 millones a US$ 25.000 millones entre importaciones y renta y amortización del Bopreal.
El nivel de importaciones estuvo en un promedio de US$ 4.400 millones en el primer cuatrimestre, pero luego subió un escalón en mayo a los US$ 5.000 millones, lo que se reflejó en mejores niveles de actividad económica que mostraron distintos indicadores públicos y privados, pero en junio volvió a caer a US$ 4.600 millones, también reflejado en los primeros indicadores sobre caída de actividad en ese mes.
El Gobierno se enfrenta a la decisión de abrir el grifo de las importaciones (el BCRA decidió flexibilizar el pago en una medida saludada por el FMI) para intentar recuperar el nivel de actividad o mantener la fuerte restricción monetaria para que la recesión frene la demanda de dólares.
En el equipo económico hay una visión optimista en esa disyuntiva: que los argentinos acudan a sus reservas de divisas para sostener el nivel de vida y eso aporte los dólares para la reactivación sin necesidad de inyectar pesos.
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El informe de PPI considera que la decisión de intervenir en los mercados financieros “fue disfrazado como una ‘esterilización de pesos’” y señala que puede ser efectiva “si se recorta la brecha para pensar en una salida del cepo dentro del segundo semestre” pero que “”si la idea es bajar la inflación per se y no hacer nada con el Cepo es una manta corta dada la escasez de reservas”.
“La oferta y la demanda privada administrada están en equilibrio en el MULC, lo que implica que no hay un saldo excedente para que compre el BCRA ni el Tesoro (es decir, no hay lugar para que “los dólares se compren con el superávit fiscal”)”, sostiene PPI y hace referencia a la declaración de Milei de que la acumulación de reservas se hará con los dólares que compre el Tesoro.
La flexibilización que aprobó el BCRA redujo los días de pago de autos y bienes suntuarios de 120 a 90 días y para el resto de los bienes se modifica de cuatro cuotas de 25% a dos cuotas mensuales.
“Estas medidas no harán otra cosa que sumarle mucha demanda al MULC entre septiembre y noviembre”, advirtió PPI y se pregunta si la jugada del BCRA de vender más reservas en un contexto de escasez prepara una salida del Cepo.