El rumbo del gobierno de Javier Milei empieza a generar dudas entre empresas multinacionales. Si bien respaldan medidas económicas adoptadas hasta acá y las reformas impulsadas en el DNU 70/2023 y la Ley Bases, ponen un llamado de atención sobre la sustentabilidad del plan trazado por el Presidente y el ministro Luis “Toto” Caputo. El impacto de la recesión en el consumo, la demorada reactivación, la necesidad de mayores desregulaciones y el fin del cepo al dólar encabezan las preocupaciones y reclamos. Todo un combo al que ahora los CEOs de importantes compañías le suman cautela a posibles anuncios de inversiones que pasan a estar sujetos a que la gestión sea revalidada en las próximas elecciones.
Representantes de empresas de variados e influyentes sectores de la economía se encargaron de analizar los resultados del primer semestre de Milei y lo que viene en la segunda parte del año. Entre los tópicos abordados resaltaron el consumo, la reactivación económica, el dólar y el mercado laboral. Había representantes de los sectores financiero, energético, petrolero, farmacéutico, recursos humanos, químico y comercio electrónico.
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La pérdida promedio del poder adquisitivo de los trabajadores desde noviembre del 32,1% (CIFRA, sobre la base de SIPA) no le es ajena a las PyMEs y grandes empresas. Pese a ello, valoran que “está estable” el consumo masivo y que tibiamente crece impulsado por las bajas tasas de los créditos. “La única forma de vender es con promociones y cuotas”, explica uno de los directores ejecutivos que detalla que en su caso apelaron a precios fijos por tres meses. La caída del consumo varía según el rubro, pero en términos generales fue del 5,3% interanual durante el primer semestre según CAME.
“El piso ya lo tocamos”, apunta uno de los directivos y marca que abril fue el mes de la caída más profunda y que desde mayo se dio una tenue recuperación que se evidenció especialmente en ventas en supermercados y combustibles. Sin embargo, continúa un crecimiento negativo interanual y son las PyMEs industriales las que muestran el mayor freno de la actividad y en las que no hay clima de confianza. Ante esto, reclaman que “lo más importante” es que comience la reactivación lo más rápido posible.
Esto golpea los dividendos que las transnacionales giran a las casas matrices. Las empresas se quejan de que “es complejo” reportar que ya no manejan “los niveles de rentabilidad” que tenían hasta el año pasado antes de la devaluación del 50%.
Respecto del dólar, el deseo de estas empresas es que haya una sola cotización, lo que se traduce indefectiblemente en una nueva devaluación. En relación a ello, le exigen al Gobierno que muestre “una hoja de ruta” para saber cómo piensan eliminar el cepo cambiario porque los últimos dichos de Caputo generaron más dudas que certezas. El ministro dijo que habrá que vender dólares para pagar impuestos luego de anunciar que el Banco Central comprará dólares para retirar pesos circulantes apostando a que de esa forma Argentina se va a encarecer. En el mercado no ven con buenos ojos que la venta de reservas, que en julio fueron de 181 millones de dólares, sea una solución sostenible en el tiempo.
No dejan trascender el valor al que ese dólar debe estar y dicen que “no importa el precio”, pero aclaran que “importa que genere que la economía camine”. Lo que pretenden es que haya un dólar libre y que fluctúe, que se quiten retenciones y a la vez que eso se acompañe con menos impuestos.
Hasta acá las desregulaciones y el RIGI que consiguió el Gobierno son bien valorados, pero no suficientes. “Todo fue a medias”, se quejan cuando argumentan que hubiesen preferido que el RIGI contemple más que siete industrias o que la reforma laboral sea más profunda o las privatizaciones sean mayores. En esa línea se habían expresado las empresas estadounidenses nucleadas en Amcham cuando tras la aprobación en el Senado de la Ley Bases apuntaron que "todavía quedan pendientes reformas integrales y de profunda transformación para hacer de Argentina un país viable".
Pero no solo estos reclamos como el bono a importadores o el levantamiento del cepo son limitantes para que las promesas de inversiones se hagan efectivas. Lo que las grandes compañías miran de reojo son las legislativas para tener certeza de que la sociedad ratifica el rumbo. “Estamos expectantes de cómo termina el Gobierno el año y cómo equilibran lo fiscal con la quita del impuesto PAIS”, anticipa un directivo.
Según revelaron a El Destape, son varias las empresas de capital extranjero que esperan la validación de la gestión en las legislativas para decir “esto va” bajo el argumento de tener la tan mentada seguridad jurídica para proyectos que llevan al menos tres años entre el anuncio y el montaje. En ese sentido se expresó la Cámara Argentina de Empresas Mineras cuando esta semana, a través de un comunicado, resaltó las condiciones favorables que aporta el RIGI a la puesta en marcha de yacimientos y que en cartera tienen proyectos por más de 25.000 millones de dólares que permitirán triplicar las exportaciones.
Falta de gestión
La llegada de La Libertad Avanza generó una demora en el movimiento de expedientes y licitaciones. Es un gobierno que hasta acá mostró una gestión chata -o nula- y no se interesó en ocupar cargos que habían quedado vacantes más allá del ajuste de la estructura estatal. Esa decisión para explicar parte del ajuste fiscal repercutió en políticas que se pararon y afectaron a la vida diaria de las personas como aquellas que necesitan medicamentos oncológicos.
Desde el sector de la salud, hay preocupación porque evalúan porque evalúan que “no hay gente idónea en el manejo de programas de salud desde el sector público”. Eso provocó, como contó en diferentes oportunidades este medio, que haya retraso en la entrega de medicamentos oncológicos y en ese marco se produjeron muertes de personas con cáncer. “Cayó un 14% las ventas al gobierno en los primeros meses y recién ahora empieza a estabilizarse”, graficó una farmacéutica proveedora del Estado.
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El mercado laboral
En lo que respecta al mercado laboral, pese a la suba de la desocupación en estos meses, señalan que en términos generales el nivel de contrataciones está a niveles del año pasado, a diferencia de los servicios tercerizados que están en caída.
La particularidad que destacan es que actualmente “el mercado” muestra que, a diferencia de otras crisis, los trabajadores rotan con más frecuencia de empresas por lo que se estima que el 80% del personal tenga menos de cinco años de antigüedad. Así las cosas, se produce que haya una búsqueda que alcanza hasta el 40% para puestos destinados a profesionales.
“Hay mayor cantidad de búsquedas de personal permanente porque la gente no tiene temor a la rotación de trabajo”, apuntan a modo generalizado y destacan que en puestos Senior ocurre que hasta resignan indemnización por lo que representa su valor a comparación de ofertas que reciben. Una explicación se encuentra en que se produce mucha disparidad de salarios por cómo “calzan” los ajustes salariales en las diferentes empresas.
Pese a este contexto, las compañías se mostraron satisfechos con el DNU 70/2023 y la Ley Bases pese a que su pretensión era aplicar reformas más profundas. Hasta acá celebraron las medidas tendientes a ordenar la macroeconomía aunque saben que se trata de un superávit ficticio producto de un fuerte ajuste y que todavía no hay una mejora en el bolsillo de los trabajadores.
Arranca agosto y dentro de un año serán las PASO. En estos 12 meses, el Gobierno deberá conseguir dólares para fortalecer reservas como también al menos mantener a raya la inflación para ahuyentar fantasmas. Los empresarios apoyan, pero no abren la billetera. Empieza agosto y como los políticos también los empresarios leen la coyuntura en clave electoral.