A una semana del paquete de medidas económicas anunciadas por el gobierno de Javier Milei, que incluyó una devaluación del 54% de la moneda nacional, los productos de primera necesidad registran subas de magnitud, confirmadas tanto por los grandes canales de ventas como por comercios de escala barrial. Según puedo relevar El Destape, los comercios comenzaron a recibir listas de precios -en algunos casos hasta 15 listas diarias con remarcaciones- con alzas que superan el 50% y se aplican tanto a alimentos envasados, como en carnes, productos de higiene y en estacionales como frutas y verduras. De esta manera se hace evidente una aceleración de la inflación que, dada la desregulación de precios y la ausencia de refuerzos en los ingresos, podría llevar según fuentes consultadas a un escenario más que preocupante en los próximo meses. Madura el knock out para el bolsillo de los laburantes.
Solo en las primeras dos semanas de diciembre el alza en alimentos se ubicó en torno al 14%, con subas considerables en bebidas (25,4%), lácteos y huevos (22,5%) y aceites (20,3%), de acuerdo a la consultora LCG. Asimismo, en comercios de cercanía del conurbano bonaerense las carnes subieron 210% a lo largo del año, los productos de almacén se incrementaron 183% y las verduras y frutas 156%, según el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci). El listado de las empresas que más aumentaron no sorprende: Arcor, Mondelez, Coca Cola, Molinos, Ledesma, Unilever, algunas de las que dominan el 70% de la góndola de los productos de la canasta básica familiar que, de acuerdo a la medición del Indec, llegó a casi 400.000 pesos en noviembre. Hoy, dos salarios mínimos (156.000 pesos) no alcanzan hoy a cubrir las necesidades de una familia para alimentarse, vestirse y pagar gastos de transporte y vivienda básicos.
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Sobre las proyecciones en el corto plazo, la reconocida consultora 1816 anticipó en un informe reciente que “cuesta ver al IPC creciendo menos del 25% al mes promedio en los próximos dos meses”, considerando “la suba del dólar para importaciones (139% incluyendo los cambios en impuesto PAIS), que solo para acomodar precios relativos la inflación reprimida ronda el 40%, y si le agregamos el componente inercial y el rol de las expectativas es difícil saber dónde está el techo de la inflación mensual y, por ende, cuál será el impacto social del programa”, advirtieron. El programa de ajuste del gobierno nacional podría bajar la inflación pero a costa de los salarios de la mayoría de la población, la contracción del mercado interno y la recesión de la actividad económica.
Qué pasó en cada canal de venta
El alza generalizada en los precios de la economía doméstica se agravó por el impacto de la devaluación dispuesta por el gobierno nacional el martes pasado, con réplicas que marcan subas de entre el 20% y 50%, tras el anuncio oficial. Según la consultora LCG, solo en las dos primeras semanas de diciembre el alza en alimentos se ubicó en torno al 14%, en tanto que en el último mes se registran subas considerables en bebidas (25,4%), lácteos y huevos (22,5%) y aceites (20,3%).
“Tuvimos aumentos muy fuertes en todos los productos”, confirmaron a este medio desde la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y destacaron que muchas de las subas superaron “el 50% de aumento”. Desde el sector se reunieron en la semana con el subsecretario de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial, Fernando Blanco Muiño, para llevar su posición en torno a “colaborar para superar la difícil situación que está atravesando el país y mantener, en la medida de sus posibilidades, las fuentes de trabajo”. A su vez, según anticiparon a este portal, los supermercadistas buscarán avanzar en una lista de productos a precios de referencia que estaría disponible en todo el país, “estamos trabajando, serían 15 o 20 productos de primera necesidad por dos o tres meses. Hay que hacer acuerdos con los proveedores”. Se trata de una iniciativa del sector sujeta a un acuerdo entre los privados pero sin la intervención directa de la Secretaría de Comercio, explicaron.
En el caso de los mayoristas, fuentes del sector refieren también a subas entre el 20% y 40%, sobre todo en alimentos y productos de primera necesidad. Sin embargo no se trató solamente de aumentos post devaluación sino que el lunes previo a los anuncios muchos comercios empezaron a recibir listas actualizadas que, en algunos casos, llegaron al 100%. Así lo señaló Claudio Páez, de la actividad de kioskos y comercios de barrio en CABA: “luego de la asunción presidencial parecía estar todo tranquilo pero empezó a llegar una primera lista, de bebidas energizantes, con subas del 15% y después aparecieron otras de alimentos con aumentos del 30%, se sumó el rumor de que Arcor esa semana iba a incrementar sus productos un 60% -porcentaje cercano al que finalmente se aplicó en la devaluación-, y efectivamente ya el lunes 11 de diciembre entraron esas listas de precios: 60% suba en fideos, 50% en chocolates, 50% en la línea de chicles, 40% en las golosinas. Arcor fue el primero que dio el golpe, le siguió Ferrero Rocher (90%) y fueron apareciendo las otras empresas, como las pastillas Mentos (100%), encendedores y biromes (100%), también la firma Mondelez con la marca Milka (60%), jugos (24%), chicles (50%), galletitas (50%) y empezó el caos”, detalló en diálogo con El Destape sobre lo ocurrido tras el inicio del gobierno de Javier Milei.
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“Hoy cambiamos 14 listas y me quedé corto”, dijo el comerciante a este portal a una semana de la brusca devaluación que llevó el tipo de cambio oficial a 800 pesos (suba del dólar en 118% y devaluación del peso del 54%) al tiempo que se mostró preocupado por una caída en sus ventas “bajaron un 20% aproximadamente, eso viene así desde hace un mes y pico, no se está vendiendo nada”, remarcó.
El grupo empresarial Arcor envió listas con subas del 50% en chocolates, 40% en golosinas, 30% en turrones, 40% en la línea de galletitas Bagley, y 60% en alimentos varios. A su vez, Molinos Río de La Plata envió el miércoles siguiente a la devaluación, listas con subas del 58% en arroz y Ledesma de un 16% en azúcar, al tiempo que Mondelez volvió a actualizar sus precios con nuevos incrementos (84% chocolates, 53% jugos, 43% en chicles y caramelos y 48% en galletitas). Ya para el jueves, los comercios recibieron listas con aumentos del 135% en curitas, entre 9% y 11% en la marca Coca-Cola, 40% en harinas, 20% en la línea Don Satur, 15% en Baggio, así como de 20% en la línea Billiken y en la firma Lheritier, además de un 15% en los alimentos de la marca Nestlé, 20% en la marca de tostadas y grisines Riera, 80% en Masterfoods, 100% en la línea Pringles, 15% en Yerba Taragui y en torno al 100% en la yerba importada Canaria. Los mismo sucedió en productos de higiene y cuidado personal, la marca Nivea promedió subas del 50%. Los fuertes incrementos también fueron advertidos por almaceneros de la provincia de Buenos Aires que dieron cuenta de subas de entre el 20% y 50% en productos de la canasta básica.
Un aspecto no menor, en nuestro país el 74% de la facturación de los productos de la góndola corresponde a 20 grandes empresas, entre las que se encuentran Arcor, Molinos Río De La Plata, Mastellone, Coca Cola, Danone, Quilmes, Unilever, según un informe del centro CEPA. Por ejemplo, la firma Arcor concentra el 70% del mercado de mermeladas, el 20% de los enlatados e igual porcentaje en jugos.
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En este panorama crece a su vez la preocupación de las pequeñas y medianas empresas afectadas por la suba de precios y la reducción del poder de compra de la población, así como por la suba de costos en tarifas, la liberación de precios de los combustibles (aumentaron 80% desde fines de noviembre) y el encarecimiento de los insumos difundidos. “La devaluación provocará un cambio sustancial en los precios relativos de la economía que, sumado a la quita de subsidios y a los recortes de inversión en infraestructura, impactarán de manera significativa en la capacidad de consumo de la ciudadanía”, consideraron desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y alertaron que “las pymes operan mayoritariamente en el mercado interno y estas medidas repercutirán en el nivel de actividad. Una fuerte caída de esta podría llevar a gran parte de nuestras empresas a un déficit económico difícil de sostener”.
La carne y el pan, un "privilegio"
Desde el sector cárnico señalan que a lo largo de este mes se registraron subas de más del 50% en el Mercado de Cañuelas, y se advirtió un traslado directo a la venta al público en mostrador. Tal es así que hoy los principales cortes vacunos rondan entre los 7.000 y 10.000 pesos por kilo, con posibilidad de que la situación empeore dado el aumento de insumos como el maíz y debido a la apertura de exportaciones que tiende e igualar el precio internacional con el local. Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina desde octubre de del año pasado a igual mes del 2023 los diferentes cortes se incrementaron un 162%.
En ese sentido, el titular de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de Capital Federal, Alberto Williams, dijo en diálogo con el programa Habrá Consecuencias por El Desatape Radio que “el asado ya se vende arriba de los $5.500” y alertó que “si exportan la carne sin límite va a pasar los $15.000 y no se va a conseguir". Solo entre el lunes y martes pasado el precio del ganado se incrementó en torno al 35% en el mercado agroganadero, lo que incide en el precio final sumado a la finalización del programa de siete cortes a precios populares. Como adelantó este portal a partir de relevamientos en varias carnicerías en CABA y el conurbano, hasta el pasado jueves un kilo de asado estaba, en promedio, $7.500.
En este contexto circuló la posibilidad de que el gobierno nacional ponga en marcha un programa de cinco cortes de carne a precios fijos para las fiestas de fin de año. Según replicaron varios medios de comunicación, los cortes estarían disponibles en supermercados, sin incluir carnicerías ni pequeños comercios, y serían: asado ($4.900 el kilo), matambre ($5.900), vacío ($5.900), tapa de asado ($4.900) y falda ($2.900). Sin embargo, fuentes cercanas a la Secretaría de Comercio señalaron a este portal que no está en la agenda del gobierno nacional un plan de acuerdo de precios sino que “el consorcio de exportadores de carne ABC está trabajando con cadenas de supermercados” y la Secretaría “actúa como facilitador de un acuerdo entre privados, aún en proceso”.
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Como la carne, los panificados sufren también el duro incremento de la materia prima. Marcelo Monachello es tercera generación de panaderos en CABA, y desde hace 28 años sostiene su local en Almagro. La semana pasada recibió aumentos del 80% en los insumos para la elaboración de pan, facturas y tortas. “Veníamos con un arrastre de un mes y pico o dos y la última semana desencadenó un impacto considerable en la materia prima, ha sido un incremento en algunos artículos del 80%”, dijo. Unas veinte familias dependen de esta fuente de trabajo y la preocupación del comerciante crece frente a listas de precios que registran subas del 65% en la harina, del 55% en lácteos (leche, manteca y derivados) y del 80% en dulce de leche, de membrillo y de batata, así como por el posible impacto en la suba de la tarifa de energía, de combustibles y el golpe en el bolsillo de los clientes que, según observa, ya empiezan a comprar pan en menor cantidad o directamente a descartar la posibilidad de comprar una torta un fin de semana. Mientras la canciller Diana Mondino aseguró que “si la gente no compra, la demanda cae y los precios tienden a acomodarse” la realidad muestra que para miles de comercios de cada barrio de la ciudad y el país eso se traduce en despido de trabajadores, dificultades para reponer stock, y hasta el cierre de emprendimientos de toda una vida.
De cara a las fiestas de fin de año un informe del centro FADA indicó que “el brindis y la mesa dulce cuestan 25 veces lo que salían en 2017”. En detalle, en el caso del pan dulce con frutas “con $5.000 en 2017 comprábamos 78, hoy compramos 2”, en turrón de maní “con $5.000 comprábamos 284, hoy compramos 10” y para la sidra “con $5.000 pesos comprábamos 94, hoy compramos 2”.
Las frutas y verduras no quedan afuera
Un kilo de papa a precio mayorista ronda entre $300 y $350, pero en la góndola se encuentra a $1.099, a su vez un kilo de cebolla se ubica a precio mayorista entre $150 y $170 pero se ofrece al público a $429, de igual manera el kilo a precio mayorista de la zanahoria es de $250 a $320 por kilo y en los supermercados o verdulerías se encuentra a $799, la batata salta de $350 y $380 hasta $1.299 en góndola y el kilo de tomate está entre $300 y $500 por kilo, pero se vende al público a $2.200.
Estos precios fueron relevados por la Cámara de Operadores Productores Mayoristas Frutihortícola del Mercado Central de Buenos Aires (COMAFRU) desde donde se advirtió que existe "una remarcación desmedida y alarmante" entre los precios mayoristas y los que se observan en las frutas y las verduras en las góndolas. Aseguraron así que la diferencia de precios que observaron en cadenas de supermercados configuran “un abuso desmedido que afecta directamente la economía de los consumidores”. Para el titular de la cámara, Fabián Zeta, “los precios tienen una remarcación del 300% al 500%” en tanto que proponen “implementar herramientas de difusión efectivas para concientizar y prevenir este tipo de prácticas".
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Finalmente, pese a este escenario, la agenda de gobierno incluirá también la intención de derogar la Ley de Abastecimiento en el marco de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que buscaría terminar con cualquier mecanismo de control de precios, junto a otra serie de reformas. La menciona ley permite al Estado nacional fijar referencias de precios, “para cualquier etapa del proceso económico, márgenes de utilidad, precios de referencia, niveles máximos y mínimos de precios” así como sancionar incumplimientos a quienes “eleven injustificadamente los precios en forma que no responda proporcionalmente a los aumentos de los costos u obtuvieren ganancias abusivas”, entre los puntos principales.