Qué es un plan de estabilización y cuáles tuvo Argentina

El Gobierno analiza lanzar un plan de estabilización de precios para frenar la inercia inflacionaria. Cuáles fueron los antecedentes en la historia reciente y cómo resultaron. 

14 de octubre, 2022 | 12.57

Con una inflación que se acerca a cerrar el año en los tres dígitos, el Gobierno analiza lanzar un plan de estabilización de precios para frenar la inercia en la remarcación, el cual requerirá un acuerdo entre empresarios y gremios. El objetivo es formalizar una tregua de precios y salarios por, al menos, cuatro meses; mientras se trabaja en estabilizar dólar, tasas de interés y tarifas (regulados) para desindexar la economía y ponerle un freno a las remarcaciones preventivas.

La conjunción de factores locales y externos llevan a pensar que la inestabilidad nominal de la economía doméstica difícilmente logre resolverse sin medidas integrales. "Un régimen de alta inflación implica correr riesgos ciertos de una mayor espiralización y ocasionar así una crisis cambiaria como ocurrió repetidas veces en el pasado", explica el ex titular del Banco Central Alejandro Vanoli.

Mientras se aguarda por el dato de septiembre que se conocerá este viernes, en términos interanuales, se aceleró en agosto por séptimo mes consecutivo y acumula una suba del 78 por ciento en los últimos 12 meses, la más elevada desde enero de 1992. 

"Existe cierto consenso que, a corto plazo, para recuperar cierta estabilidad, lo primero es recomponer el nivel de las reservas. Luego deberán tomarse medidas de carácter más estructural que apunten a solucionar el desequilibrio cambiario y la inercia inflacionaria. En este marco, entre los diversos escenarios planteados, la implementación de un plan de estabilización integral va tomando mayor fuerza", señala Vanoli en su último informe. 

Desde su consultora Synthesis, explicó que "las experiencias del Plan Austral, Convertibilidad y el Plan Lavagna de 2002 generaron efectos económicos y electorales positivos, aunque con niveles de precios relativos muy diferentes como energía y tipo de cambio y una menor indexación del gasto y la deuda pública".

Gelbard

Un caso típico fue el de la inflación cero de José Ber Gelbard, ministro de Economía de Héctor Cámpora, que luego siguió en la tercera presidencia de Juan Domingo Perón. Entre el 25 de mayo de 1973 y el 21 de octubre de 1974 se la conoce como la etapa “inflación cero”. La visión de Gelbard sobre la inflación era que se producía por una puja distributiva entre precios y salarios -empresas y sindicatos- y esto llevaba al aumento de los de costos, y a determinar una espiral creciente.

 En su mirada de la economía, ese circuito se podía cortar a través de juntar en una mesa a las partes: empresarios, sindicalistas y gobierno y, establecer la estructura de precios relativos. Así el denominado “Plan Gelbard” logró disminuir una inflación del 80 por ciento anual a 0 el primer año, y a 22 cuando renunció a su cargo, tres meses después del fallecimiento de su sostén político, Perón, según detalla el economista y periodista Julián Blejmar.

Se pactó un aumento salarial cercano al 20 por ciento, junto al compromiso de congelar precios y aceptar su control público. Los sindicatos, por su parte, tomaban la responsabilidad de no solicitar aumentos y hacer huelgas en el corto y mediano plazo. El Estado, por su parte, se comprometía a focalizar transferencias para elevar el nivel de vida de los sectores vulnerables. 

Los tipos de cambio nominales se mantuvieron y se estableció un rígido control de cambios para erradicar la especulación contra el país. "Perón y Gelbard buscaron, paralelamente, el ambicioso objetivo de impulsar un recambio de la estructura productiva, para lo cual, lejos de apelar a ajustes fiscales y monetarios, optaron por llevar adelante una política expansiva con el fin de potenciar la industria nacional y el consumo interno", explica Blejmar, autor de Jose Ber Gelbard, la Patria Desde el Boliche.

Plan Austral

Otro caso fue el del Plan Austral, que generó un importante shock de confianza inicial. Si bien fue un plan heterodoxo, tenía ingredientes de reformas estructurales que despertaron cierto crédito, luego de que bajo la gestión del ministro Bernardo Grinspun la inflación escalara al 30% por mes

El plan anunciado a mediados de 1985 por Juan Vital Sourrouille contenía un cambio de moneda, desagio con eliminación de las cláusulas de indexación, devaluación del peso, aumento de retenciones sobre las exportaciones, de tarifas, ahorro forzoso -un impuesto adicional- y congelamiento de precios, salarios y jubilaciones

En rigor fue una regla monetaria acompañada de reformas estructurales como las privatizaciones, la desregulación de la economía y mayor apertura de la economía. Se reemplazó los pesos argentinos circulantes por una nueva moneda, el Austral. La conversión se realizaría a 10.000 pesos argentinos por un austral. Tras la devaluación se congeló el tipo de cambio, precios, salarios y jubilaciones de manera simultánea y sin plazo.

El programa fue del tipo "política de shock" y logró contener la inflación rápidamente sin frenar el crecimiento económico. Se logró una inflación cercana al 2 por ciento mensual en los primeros meses de aplicación. Mientras tanto el déficit fiscal descendió del 15 por ciento dejado por la dictadura militar al 3,6 por ciento en 1987.

El programa terminó en los hechos cuando hacia 1988 un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo programa, conocido como Plan Primavera, que no lograría evitar la hiperinflación argentina de 1989 y 1990.

Convertibilidad

En 1991 se establece una convertibilidad, que fijó el valor del pesos con el del dólar. La ventaja de un sistema monetario convertible es lograr previsibilidad en el valor de una moneda y evitar saltos inesperados en su cotización. La desventaja es la rigidez monetaria, que puede llegar a causar valores irreales, impidiendo que la elasticidad del precio de la moneda corrija este tipo de situaciones.

La Convertibilidad tuvo equilibrio fiscal hasta 1994 y luego comenzó de nuevo el festival de gasto con déficit fiscal, incompatibles con conversión fija del peso al dólar establecida en 1991. Las privatizaciones de los 90 fueron utilizadas como instrumento de estabilización porque se eliminaron las pérdidas de las empresas estatales y se permitió bajar inicialmente la deuda pública.

El entonces ministro de Economía Domingo Cavallo eliminó restricciones de todo tipo en el comercio y otras actividades. Era la época en que se regulaba un solo mercado, el cambiario, y se liberalizaban todos los demás. 

El plan Lavagna

El principal punto de discusión en ese entonces fue el plan del ministro de Economía Roberto Lavagna para flexibilizar el corralito y también una serie de artículos de la Ley de Subversión Económica que había impulsado el duhaldismo. 

Algunos respiros en la coyuntura económica y un plan de cambio de depósitos por bonos, así como un polémico programa de compensaciones a los bancos, le permitió al ministro pasar la tormenta. 

La inflación no fue problema durante los dos primeros años de la gestión, cuando la actividad económica comenzó a dar renovados pasos. Pero comenzó a transformarse en una preocupación a medida que se acercaba a acumulados de dos cifras anuales. Lavagna intentó acuerdos de precio que no dieron los resultados previstos y finalmente la cuestión ocupó un lugar preponderante en su salida.