En plena recesión de la actividad económica, el índice de inflación lleva cuatro meses de franca desaceleración. El Gobierno festeja e incluso asegura que el sendero seguirá en descenso en lo que queda del año, por el comportamiento del IPC núcleo, una medición que deja afuera los bienes y servicios regulados y estacionales.
En ese contexto, se habla de desinflación. Un fenómeno económico que tiene estas características pero que no tiene que ser confundido con deflación, que es un proceso distinto y que hoy en Argentina, no está sucediendo.
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El Gobierno busca destacar en la agenda pública que el resultado positivo se debe al saneamiento del Banco Central, lo que implica dejar de financiar el déficit fiscal mediante la emisión de dinero. En este sentido, el superávit fiscal alcanzado en el primer trimestre del año se considera crucial.
Pero expertos en la materia aseguran que la recesión es el pilar principal del programa económico del gobierno de Javier Milei. Además del impacto directo que tiene el ajuste en la economía, las medidas implementadas reducen los ingresos generales de la población. Cuando los ingresos disminuyen, también lo hace el consumo, lo que lleva a la economía a entrar en recesión, dado que el consumo es el componente principal de la actividad económica. Este fenómeno, a su vez, afecta el nivel de empleo. La estrategia para reducir la inflación consiste en disminuir el tamaño total de la economía.
¿Qué es la desinflación?
La desinflación es el suceso que se da en una etapa económica donde la inflación se reduce. Sin embargo, dicha reducción no debe ser igual a cero o ser negativa, puesto que a esto se le denomina deflación.
La desinflación también hace referencia a una política pública que, aplicada por el Gobierno, busca la situación descrita anteriormente. Para ello, haciendo uso de la política fiscal y la política monetaria, se apunta a lograr una situación en la que la inflación se reduzca, pero sin llegar al punto en el que se consideraría dicha reducción como una situación de deflación.
Se suele decir que disminuye el dinero en circulación, porque se reduce la disponibilidad monetaria de los agentes económicos. Por expresarlo de forma más sencilla, a las familias les sube las hipotecas y a las empresas les cuesta más financiar sus proyectos. Y, el efecto final es que se reduce el consumo y la inversión, y con ello, la teoría más simple de oferta y demanda demuestra que se controla la subida de precios