La inflación de marzo fue la más alta del año, lo que activó una serie de medidas desde el Gobierno. Al mantenerse la presión sobres los precios, el Ministerio de Economía definió que la devaluación del año será inferior al 24% anunciado inicialmente, para reducir los aumentos de los próximos meses.
Si bien Martín Guzmán había pronosticado una suba nominal del dólar del 24% para 2021, el nuevo escenario lo llevó a replantearlo. Para contribuir en bajar la inflación, el ministro determinó una pauta de depreciación cambiaria inferior, confiaron fuentes oficiales a El Destape. De hecho, en el Palacio de Hacienda esperan que el alza de la divisa de mayo se ubique sólo entre el 1% y 1,2%.
La suba estimada previamente implicaba que el dólar cierre el año con un promedio de $ 102,40. En febrero, Guzmán había explicado que la suba del tipo de cambio sería mayor en los primeros meses y que se ralentizaría luego de acuerdo a la necesidad que impriman los precios.
Con la decisión de devaluar menos, será más baja la suba que se traslade a los bienes exportables y a las importaciones, lo que incluye a los productos más importantes: los alimentos. Este rubro se mantuvo en los podios del índice de precios al consumidor (IPC) del Indec todos los últimos meses. Sólo en marzo, cuando el indicador se alzó al 4,8%, los comestibles se ubicaron quintos (pero con el 4,6%).
Además, con esta medida se reducirá la expectativa devaluatoria, que presiona sobre los precios generales de la economía. Muchas veces el pronóstico define decisiones empresarias más que la situación real, por lo que consiste en un factor fundamental para la estabilización de la inflación.
Las alimenticias, que perdieron millones durante el macrismo, registraron ganancias récord con la pandemia a medida que el Gobierno recuperó el bolsillo de las familias con un esfuerzo inédito. Las remarcaciones de precios en este contexto generaron malestar en el equipo económico.
De hecho, desde el Gobierno no esconden su enojo con las compañías que incumplieron con su parte para frenar las subas, principalmente en los segmentos con monopolios u oligopolios. En cambio, el Estado sí llevó adelante la reducción del déficit fiscal y la emisión monetaria, dos viejos reclamos del empresariado. También hicieron su parte los sindicalistas.
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A cambio, desde el Ejecutivo no surge interés en darles las asistencias que acostumbran a las grandes corporaciones, vinculadas a préstamos o tasas de interés más accesibles. Ante la falta de cooperación, desde el equipo económico surgen propuestas más potentes ante el problema inflacionario, como la canasta de productos congelados por seis meses que se implementará desde mayo.
Por el momento están confirmados unos 120 productos que estarán disponibles en supermercados, mayoristas y comercios de proximidad. “Serán artículos con alta incidencia en el índice de precios al consumidor que estarían disponible en todo el país", deslizaron fuentes oficiales. Los precios deberán estar impresos en las etiquetas de los productos.
En esa misma sintonía, el Ministerio de Desarrollo Productivo firmó un acuerdo con la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE), para mantener los precios de venta vigentes al 1° de abril hasta el 31 de octubre próximo en televisores, teléfonos celulares, microondas y acondicionadores de aire, se informó oficialmente.
Sumado a esto, en una decisión que marca una ruptura en la historia del mercado argentino, la media res de carne ya no podrá ser comercializada a partir del año que viene. El nuevo sistema apunta a mejorar la eficiencia en la reducción de la inflación.
Esto se combina con mayores controles. La semana pasada el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, instruyó a la AFIP para que los inspectores de ese organismo "salgan a controlar el cumplimiento de Precios Máximos". Todas decisiones que buscan mejorar la capacidad adquisitiva de los hogares ante el nuevo escenario que surge en la segunda ola de la pandemia.