Luego de una política de reducción del "costo laboral", como la que aplicó el macrismo, la disparada de precios de los últimos años profundizó la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, una situación que es aún más asfixiante para los trabajos informales. Estimaciones de consultoras y entidades públicas dan cuenta de una contracción superior al 20 por ciento en los últimos cinco años para los salarios formales, mientras que se dispara a casi el doble en el caso de los empleos no registrados. El impacto es un menor nivel de consumo interno, aumento de la pobreza entre quienes tienen empleo y un mayor endeudamiento de las familias.
De acuerdo con el centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETYD) de la Universidad de San Martín, si se considera "la evolución reciente de precios y salarios, las perspectivas para continuar mejorando los indicadores sociales no son claras". "Luego de contraerse cerca de un 20 por ciento entre agosto de 2017 y diciembre de 2019, período donde se pauperizaron los ingresos de los hogares, el poder adquisitivo de los salarios de trabajadores formales apenas recuperó un 2 de esa caída", señaló el informe.
"Es cierto que la tendencia a la baja se ha detenido. Pero al menos en el corto plazo, la nueva distribución del ingreso entre capital y trabajo emergida tras el gobierno del ex presidente Macri está encontrando dificultades para ser revertida", agregó el documento de la alta casa de estudios.
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Entre fines de 2021 y principios de este año el mercado laboral parece haber reconstruido los deterioros más agudos que atravesó durante la pandemia. La cantidad de ocupados ya superó a la de 2019 y la desocupación se acercó a uno de los valores más bajos desde el año 2003. Sin embargo, el ritmo de recuperación de los salarios no acompaña la tendencia.
"El crecimiento de la población ocupada se explicó por la expansión del empleo asalariado registrado y del trabajo por cuenta propia. A su vez, la cantidad de trabajadores creció tanto en el sector privado como en el público", señaló el CETYD.
En primer lugar, alrededor de la mitad de los trabajadores está inserta en ocupaciones precarias o inestables, que se caracterizan por niveles elevados de pobreza. La proporción de trabajadores pobres llega al 41 por ciento entre los cuentapropistas y al 45 por ciento entre los asalariados informales. Por su parte, entre los asalariados registrados cae al 15 por ciento. "El principal desafío de la negociación colectiva de este año se centra en el devenir de la puja distributiva, en un contexto de aceleración de la inflación", agregó el informe.
Desde la Consultora LCG sostiene que, frente al noviembre 2017, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios ya alcanza al 22,9 por ciento promedio. En el caso de los trabajadores informales, la caída real alcanza el 33,7 por ciento.
El índice general de salarios registró en febrero un incremento del 3,1 por ciento y quedaron debajo de la suba de 4,7 por ciento que ese mes marcó la inflación, según informó el INDEC. En este caso, ni el sector privado registrado, ni los estatales, ni los no registrados lograron superar el umbral que fijaron los precios de la economía.
"En la comparación interanual, el promedio de los salarios reales casi empataron la dinámica de los precios pero la disparidad entre categorías se acentuó, expresó la consultora. "Los asalariados públicos acumularon una mejora del 3,2 por ciento anual por la reapertura de paritaria 2021 y los trabajadores formados privados una suba del 1,4 por ciento anual real promedio, que distan de la caída del 8,2 por ciento anual real en los salarios de trabajadores no registrados", según LCG.
El aumento por paritarias pactado para gran parte de los privados con convenio fue menor al aumento del IPC en la mayor parte de los casos. Es de esperar que los no registrados se vean más perjudicados. Desde la consultora Econviews de Miguel Kiguel estiman que, pese a las paritarias y los bonos, el salario real privado caerá 0.5 por ciento este año. "Nuestro índice proxy de salarios, que toma las paritarias ya cerradas, arroja una suba anual de 64 por ciento en 2022. Punta a punta, quedarán algo abajo de la inflación de 66 por ciento", sostuvieron.
La consultora EcoGo, en base a datos del INDEC y del Ministerio de Economía, estimó que el poder adquisitivo de las familias cayó un 1,5 por ciento en el primer trimestre del año. "En este contexto, el consumo se estancó hacia el final de marzo como consecuencia de la suba del 6,7 por ciento en los precios minoristas durante ese mes", señaló el informe.
La aceleración inflacionaria y una política de ingresos y precios que no logra su objetivo profundiza un fenómeno económico-social: El 80 por ciento de las personas ocupadas en trabajos formales cobra por debajo de la línea de pobreza. La brecha incluso se amplió en los últimos meses, en medio de una fuerte especulación del sector empresario, que presiona los salarios a la baja y empuja los precios al alza.
Para abril, las consultoras privadas prevén una suba superior al 5 por ciento en la inflación, que recién empezaría a ceder en mayo. Por su parte, la medición de precios realizada por la consultora de Focus Market muestra una desaceleración en el nivel general pero aún con un piso muy superior al 5,5 por ciento, mientras que para la categoría alimentos y bebidas se ubica en el 5,9 por ciento.