Los rendimientos de los bonos a corto plazo de la zona euro se dispararon y las expectativas de inflación a largo plazo se situaban en un nuevo máximo de siete años el jueves, presionando a los dirigentes del Banco Central Europeo para que aborden la cuestión del aumento de la inflación cuando se reúnan más tarde en la jornada.
Al mismo tiempo, el diferencial entre los rendimientos de los bonos alemanes a 10 y 30 años se reducía a su nivel más estrecho desde marzo de 2020, lo que apunta a la preocupación por la "estanflación" entre los inversores en renta fija.
Es casi seguro que el BCE mantendrá su estrategia sin cambios cuando se reúna el jueves y se opondrá a las crecientes expectativas de una subida de los tipos de interés el próximo año, aunque podría admitir que la inflación será mayor de lo previsto.
Los responsables internacionales de la política monetaria están siendo presionados para reexaminar los niveles de estímulo sin precedentes que llevan inyectando en la economía ante la elevada inflación, así como el impacto que tendrá en las rentas disponibles de todo el bloque.
"El BCE tendrá que abordar el hecho de que sus previsiones de inflación son demasiado bajas sin transmitir una sensación de pánico", dijo el estratega de tipos de ING Antoine Bouvet. "Es obvio que le interesa decir lo menos posible".
Los rendimientos de la deuda pública a corto plazo subían entre cuatro y cinco puntos básicos en las primeras operaciones europeas antes de la reunión, y el rendimiento del Schatz a dos años de Alemania alcanzó un máximo de 14 meses al situarse en el -0,599%.
Otros rendimientos de la deuda pública a corto plazo de la zona del euro también subían entre 4 y 5 puntos básicos respecto a la sesión anterior.,
Italia, que está considerada como el país más dependiente de la generosidad del BCE, vio cómo sus costes de endeudamiento subían entre 4 y 6 puntos básicos en toda la curva de la deuda pública.,
Un indicador clave de las expectativas de inflación a largo plazo de la zona euro, el tipo 'swap' a cinco años, abrió la sesión en un nuevo máximo de siete años del 2,0987%, muy por encima del objetivo del 2% del BCE.
El gran reto para los responsables de la política monetaria es la perspectiva de la "estanflación", es decir, un eventual aumento de la inflación sin el correspondiente repunte de la economía subyacente. Retirar el apoyo monetario en estas circunstancias podría perjudicar a las empresas que sustentan la recuperación económica tras el COVID-19.
Estos temores se reflejan en el mercado de bonos en forma de curvas cada vez más planas, en las que los rendimientos de los bonos a corto plazo aumentan mucho más rápido que los de largo plazo.
El diferencial entre los rendimientos de los bonos alemanes a 10 y 30 años, por ejemplo, es el más estrecho desde marzo de 2020 —el inicio de la pandemia de COVID-19—, con 29,1 puntos básicos.
"Esto pone de manifiesto la preocupación del mercado por el aumento de los riesgos para el crecimiento, mientras los bancos centrales se ven obligados a subir los tipos", dijo Rainer Guntermann, de Commerzbank.
Con información de Reuters