En Estados Unidos están aprendiendo a lidiar con los embates inflacionarios y especulativos de las grandes cadenas fabricantes de alimentos. En las últimas horas, se popularizó el término reduflación, una estrategia comercial que achica los productos y sus contenidos al mismo tiempo en que los aumenta de precios. Para la Argentina, no es ninguna novedad. ¿Quién no se ha topado con paquetes de papafritas con cada vez menos papasfritas? Pero lo que sí resultó novedoso fue la reacción del presidente Joe Biden.
“Lo que más rabia me da es que los envases de helado han disminuido de tamaño, pero no de precio”, despotricó Biden contra una empresa que había sido señalada en una red social por su abusiva práctica de la “reduflación”.
De 2019 a 2023, la reduflación añadió unos 3,6 puntos porcentuales a la inflación de productos como las toallas de papel y el papel higiénico, frente a los 1,2 puntos porcentuales de 2015 a 2019. En los últimos años, la contracción también ha contribuido en mayor medida al aumento de los precios de las golosinas y los productos de limpieza.
“Las empresas optan por encoger sus productos en lugar de cobrar más por una sencilla razón: los consumidores suelen fijarse más en los precios que en los tamaños. Cuando baja la cantidad, la gente puede darse cuenta, pero a menudo no lo hace”, manifestó John Gourville, profesor de la Harvard Business School.
El Gobierno de Biden, en carrera para su reelección, viene analizado los datos oficiales de inflación para tener en cuenta la reducción del tamaño de los productos, y su impacto permanente en los consumidores. La última declaración fue una de las pocas veces en que un mandatario norteamericano señaló el comportamiento comercial de una empresa para asociarlo a la suba inflacionaria.
MÁS INFO
Yankees contra la inflación
La administración de Joe Biden también ensayó un programa que mira fronteras adentro, al conseguir la aprobación de la llamada Ley para bajar la inflación (Inflation Reduction Act – IRA). Con foco en las energías verdes y el cambio climático, el Estado norteamericano diseñó subsidios y exenciones para lograr el incremento en la producción de bienes con eje en su industria, como así también en los servicios asociados al cambio climático. Lo opuesto a la retirada y destrucción del Estado nacional mileista.
Para Germán Palladino, director del Centro de Estudios Renacer Argentina, “en un escenario donde los costos de la energía global se dispararon por un conflicto bélico y no por la emisión monetaria asociada a la pandemia los países vuelven a tomar la senda del proteccionismo y del desarrollo industrial”. Esa es la clave de la norma sancionada en 2022. a contramano de la senda del programa de ajuste ideado por Javier Milei y los grandes fondos de inversión que apuestan a las privatizaciones de algunas empresas claves para el país.