Inflación: puja distributiva y renta extraordinaria

21 de mayo, 2022 | 00.05

Desde OCIPEx alertamos anteriormente que la recuperación económica se la quedaron 5 vivos. Pero, ¿cómo lo hicieron?: con aumentos de precios.

Como se puede ver en todos los diarios, el mundo está viviendo un récord de inflación a nivel mundial, generada por el corte de cadenas de suministros que provocó la pandemia, y ahora también por la guerra que llevó a las nubes los precios de los alimentos y la energía.

Sin embargo, cabe destacar que, a nivel global y local, el aumento de precios por parte de las grandes corporaciones persigue la apropiación de porciones de ganancia cada vez mayores. El capital concentrado aprovechó este contexto para avanzar así en la puja distributiva, trasladando a los consumidores los aumentos de los insumos y aumentando con ello sus márgenes de ganancia.

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A los fines de frenar esta escalada, en Estados Unidos, recientemente un grupo de senadores demócratas presentó un proyecto de ley para crear un “Impuesto a las Ganancias Extraordinarias de las Grandes Petroleras”. Según los senadores, “las grandes compañías petroleras que producen o importan al menos 300.000 barriles de petróleo por día deberán pagar un impuesto por barril equivalente al 50% de la diferencia entre el precio actual de un barril de petróleo y el precio promedio por barril antes de la pandemia entre 2015 y 2019, un período en el que las grandes compañías petroleras ya estaban obteniendo grandes ganancias”. Lo recaudado iría a subsidiar el precio del combustible para así evitar que impacte en los consumidores.

En el Reino Unido, el líder laborista Keir Stamer pidió un impuesto a la renta extraordinaria de las empresas petroleras que explotan hidrocarburos en el Mar del Norte, para contener el precio de la energía en los hogares.

Esto evidencia que gran parte del problema para controlar los precios es la alta concentración económica. Unas pocas empresas pueden fijar los precios del mercado, inflándolos ficticiamente para obtener ganancias exorbitantes. Así lo sostiene Andrea Coscelli, directora ejecutiva de la Autoridad de Mercado y Competencia del Reino Unido. Según un estudio reciente, en su país “los mercados están dominados por un número limitado de empresas a un nivel más alto que antes de la crisis financiera de 2008”. Esto llevó a que el 10% de las principales empresas hayan aumentado sus márgenes.

En este mismo sentido, un reciente estudio del Economic Policy Institute explica que la inflación desde el segundo trimestre de 2020 (el punto de mayor recesión durante la pandemia de COVID-19) llegó a una tasa del 6,1% interanual. Esto implicó una aceleración pronunciada con respecto al crecimiento de precios del 1,8% que caracterizó el ciclo económico anterior a la pandemia, el de 2007–2019. El punto principal es que más de la mitad de este aumento (53,9%) se puede atribuir a márgenes de beneficio más amplios, y los salarios contribuyen con menos del 8% de este aumento. Según este informe, el poder corporativo se expresó en la remarcación de precios, y no en la baja salarial, como sucedió en la crisis de 2008.

En Argentina sucede lo mismo. Mientras los salarios van por detrás de la inflación, las ganancias del sector empresario la superan ampliamente. Desde 2016 los precios aumentaron un 678%, el dólar un 705%,  la masa salarial 606%, y las ganancias del capital un 1021%.

Como se puede ver en el próximo gráfico, la puja distributiva siempre fue favorable al capital durante el macrismo, pero esta tendencia se acentuó considerablemente desde que comenzó la pandemia.

El problema de la inflación, en síntesis, no es el salario, sino la ganancia extraordinaria de las grandes empresas, que van atadas al tipo de cambio. Como plantea Cristina Fernández de Kirchner, el principal problema de la Argentina es su economía bimonetaria, donde los precios de los principales productos que consumimos y las ganancias de las empresas están dolarizadas, mientras que los salarios son en pesos.

Nota: Excedente de explotación bruto es un índice que sirve para medir la ganancia del empresariado.

Los dueños de los alimentos, los grandes ganadores

Mientras el país y el mundo se encontraban en el contexto de una pandemia global y una recesión económica, la mayoría de las empresas alimenticias tuvo balances positivos. Por ejemplo, Arcor tuvo ganancias entre 2020 y 2021 de $25.400 millones, Molinos Río de la Plata $4.700 millones y Ledesma $5.900 millones. Estos márgenes positivos permitieron que las empresas alimenticias pagaran deudas al exterior por U$S1.988 millones.

En el siguiente gráfico se puede observar con claridad que el aumento de los precios de los alimentos no se explica por el aumento de los salarios, ya que los mismos en el sector de la alimentación fueron siempre por detrás de la inflación.

Falta de divisas: la deuda externa privada y la inflación

La incapacidad del actual gobierno para acumular dólares en las reservas genera tensión sobre el tipo de cambio, una de las principales variables que afecta la inflación. Si a esto le agregamos que el acuerdo con el FMI plantea un tipo de cambio que esté por encima de la inflación, se continuaría la tendencia actual, donde el capital capta cada vez más porciones de riqueza que los asalariados y las asalariadas.

El sector privado actualmente posee una deuda externa financiera y comercial de U$S76 mil millones. Los sectores que concentran la mayor deuda son las petroleras (U$S12,3 mil millones), el sector comercial (U$S7,1 mil millones); las empresas proveedoras de servicios de gas y electricidad (U$S6,6 mil millones); las alimenticias (U$S5,5 mil millones); las mineras (U$S4,3 mil millones); las automotrices (U$S3,3 mil millones); las de telecomunicaciones (U$S3 mil millones) y las químicas (U$S3 mil millones).

El nivel de deuda privada es el resultado entre la nueva deuda tomada y la pagada. Es importante resaltar que casi el 50% de la deuda externa privada es intra-empresa, es decir deuda que la casa matriz de una empresa le presta a su filial que opera en Argentina. Durante el gobierno de Macri las empresas se endeudaron por U$S22 mil millones, un récord histórico de endeudamiento. 

Este proceso llevó a que gran parte de los dólares acumulados por el saldo comercial positivo se utilizara para que las empresas paguen sus deudas. Entre 2020 y 2021 se utilizaron U$S18.497 millones para pagar capital e intereses de deuda de los privados.

Como muestra el gráfico, la capacidad o incapacidad de acumular reservas tienen una íntima relación con el pago de la deuda privada. De esta manera, el récord histórico de exportaciones del 2021, no pudo aprovecharse para acumular reservas.

Por esta razón, para recomponer los ingresos de los argentinos y las argentinas va a ser necesario controlar los precios de manera más férrea, realizar un shock distributivo, como también controlar la fuga de divisas.  Este año vencen 6.808 millones de dólares de deuda externa privada, por lo que será necesario encontrar mecanismos para renegociar la deuda privada o diferir sus pagos.