El Gobierno disfruta, por estas semanas, de un veranito económico que se destaca, entre otros puntos, por la baja sostenida que mostró la inflación en los últimos dos meses. Sin embargo, hay un elemento del IPC que incomoda a las autoridades: en octubre, la inflación núcleo estuvo por encima de la general por primera vez en lo que va del año, un anticipo de que quizás sea más difícil que la suba de precios siga desacelerando en lo que resta de 2024 y que complicaría la voluntad oficial de salir del cepo en el corto plazo.
El 2,7% de inflación en octubre fue un logro en sí mismo para el Ministerio de Economía que dirige Luis Caputo, ya que implicó que, tras cuatro meses estancada alrededor del 4%, los precios volvieran a desacelerar un escalón por segundo mes consecutivo, luego del 3,5% de septiembre. Se trató de la primera vez en la que el IPC del Indec comenzó con un 2 adelante desde noviembre de 2021.
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Pero, además de que la contracara de la baja inflacionaria es un consumo que sigue en mínimos históricos, existe un dato contenido en este último IPC que debería despertar la alarma oficial, y es que frente al 2,7% de suba de precios general, la inflación núcleo dio 2,9%, dos décimas por encima.
La inflación núcleo (o core) es la que excluye a los precios tanto regulados (tarifas y bienes o servicios de alto componente impositivo) como a los estacionales (altamente influenciados por el momento del año, por lo que pueden tener subas y bajas abruptas de un mes al otro). Es decir, es la que está más fuertemente atravesada por la inercia inflacionaria, por lo que permite anticipar mejor posibles desaceleraciones a posteriori.
Aunque de septiembre a octubre la inflación núcleo tuvo una importante baja, de 3,3 a 2,9%, el dato sobresaliente es que, como mostró la consultora Outlier, este último fue el primer mes del año en el que se ubicó por encima de la inflación general. La vez anterior había sido en diciembre (28,3% frente al 25,5% general). La diferencia es que, como se vio en el último semestre, la propia expectativa inflacionaria generada por la inercia hace que sea más difícil continuar con el mismo ritmo de desaceleración de la suba de precios una vez que esta ya perforó el piso de los dos dígitos.
Si en marzo pasado Milei destacaba que la inflación núcleo ya se encontraría "por debajo del 10%" frente a una general que todavía seguía por encima, y si Caputo resaltó persistentemente la presencia de una core menor que la general con cada IPC de los últimos meses como forma de augurar que la baja continuaría, ahora la situación es la contraria.
En este marco, la consultora LCG advirtió que "no hay que perder de vista dos cuestiones" sobre el IPC de octubre: "1) se trata de un registro todavía alto que, en términos anualizados equivale a una tasa del 38%; y 2) la core en 2,9%, con una desaceleración menos marcada, ralentiza el sendero de convergencia de los próximos meses".
A raíz de ello, LCG anticipó también que debido precisamente a que la core "desacelera a un ritmo más lento, esperamos niveles de inflación entre 2,5%-3% para este mes" de noviembre. Es decir, se podría estar entrando en un nuevo período de amesetamiento en la desaceleración de la suba de precios, similar al que hubo entre mayo y agosto, al menos por un par de meses.
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Sergio Chouza, economista de la consultora Sarandí, señaló que "el que la núcleo, que es el componente más puro de la inflación, haya estado un par de décimas arriba de la general se explica porque estacionales te tiró el promedio para abajo", lo cual resulta preocupante porque "cuando estacionales están un poco por abajo un mes después te compensa para arriba".
En ese sentido, Chouza alertó que, justamente por motivos estacionales, es difícil que noviembre y diciembre "mantengan la tendencia a la baja" debido a subas de fin de año en rubros como hoteles, restaurantes, entretenimiento y cultura, por lo que se animó a pronosticar que el IPC terminará 2024 "por áhí largamente por encima del 3%".
Lejos de ser un dato meramente estadístico, este escenario podría implicar un obstáculo directo en el plan macro de Milei, quien se propuso salir del cepo al dólar tal vez en cinco o seis meses si "durante dos meses más repetimos números en esta línea", apuntando a una inflación con un 2 adelante, y luego eso permite reducir el crawling peg al 1% por tres meses más. De ocurrir el amesetamiento, el Gobierno se quedaría casi sin margen para quita el control de capitales antes del inicio del calendario electoral, y tal vez deba postergar la medida ya para finales de 2025.