Si no son los alimentos, pueden ser las tarifas energéticas, o las de telecomunicación, o la salud. Son algunos ejemplos de las variables que pueden complicar el plan antiinflacionario que emprendió el ministro de Economía, Sergio Massa, al inaugurar el acuerdo de precios de productos de consumo masivo. Hacia el futuro hay obstáculos prefijados que impactarán negativamente.
Mientras el Gobierno pone todos los cañones en rebajar los aumentos en los productos de consumo masivo, otros rubros continúan empujando la inflación. La medicina prepaga, las telecomunicaciones y las tarifas elevaron el nivel general de los precios. Este desajuste entre alimentos y otros rubros pueden representar un problema en los próximos meses.
Para octubre, el índice de precios al consumidor se ubicó en un 6,3%, acelerándose marginalmente respecto a septiembre (0,1 punto más). Con este resultado, el incremento interanual alcanzó el 88%, el mayor valor en 31 años (en noviembre 1991 había sido de 91,3%). La inflación acumulada en el año asciende al 76,6%.
Aunque los alimentos subieron apenas por debajo del promedio (6,2%) y el esquema Precios Justos pueda aplanar más la curva, este último informe permite anticipar otros dolores de cabeza. Los elementos regulados fueron los únicos componente con aceleración respecto al mes previo, al subir 7,4% mensual. Este incremento fue producto de aumentos en varias categorías: en servicios de telefonía e internet (+14%), prepagas (+11,5%), colegios privados (+10%), electricidad y gas (+9,2%) y combustibles (+5%).
En este caso, el rubro comunicación fue el que más se incrementó en el mes (12,1%). El Enacom había autorizado a empresas de servicios de comunicaciones móviles a aplicar un aumento de hasta 19,8% en octubre y la segunda a partir del 1 de diciembre, que será de hasta 9,8%. Sin embargo, se especula con que el impacto sobre los usuarios puede ser mayor por la medida cautelar que habilita a las compañías a fijar aumentos de forma deliberada y desconociendo las regulaciones del Gobierno. Justamente, esta semana la Corte Suprema rechazó dos recursos que intentaban poner en funcionamiento el decreto
Por otra parte, la segmentación de subsidios en tarifas energéticas tuvo impacto del orden de 7,5%, afectando la evolución del rubro Vivienda, agua electricidad, gas y otros combustibles. A lo largo de los próximos meses, las actualizaciones de tarifa para los usuarios seguirán incidiendo sobre el nivel general de precios.
A su vez, el rubro salud aumentó 7,1%, ya que en el mes impactó la actualización bimestral del orden de 11,5% en la medicina prepaga. Luego de las críticas realizadas por la vicepresidenta Cristina Kirchner por Twitter sobre la "francamente inaceptable" alza de las cuotas, el Gobierno le dará un corte a partir de fin de año al esquema de actualización de precios y será reemplazado por una normativa conjunta entre el Ministerio de Salud y Trabajo que les dará potestad de permitir o no esos incrementos.
¿Precios Justos podrá frenar la inercia?
Por lo pronto, en las primeras de noviembre, el relevamiento de precios de alimentos de la consultora LCG registró un aumento promedio del 0,9% semanal. Se trata de una tasa mensualizada del 4,5% aproximadamente, lo cual marca una desaceleración sustancial respecto a los meses previos. Aún así, de convalidarse esta cifra, supondría un aporte de 1,3 puntos a la inflación general.
A esta suba se sumarían los incrementos en electricidad (14,7%), gas (13% aprox), taxis (20%) y personal de casas particulares (9%). En total, estos incrementos sumarían otros 1,3 puntos sobre la inflación total.
Tomando en cuenta estos incrementos y una inercia que se sostiene alta, la inflación de noviembre podría llegar al 6% mensual. Con registros que difícilmente perforen estos niveles en el corto plazo, para diciembre la inflación podría ser del 100% anual, la que funcionará como piso para 2023.
El nuevo programa de Precios Justos podrá disminuir la tendencia en el corto plazo, pero hay dudas respecto a su importancia para generar un sendero estable de disminución de precios, ya que podría generarse una distorsión entre los precios de los productos incorporados al programa y los que queden por fuera de él.