Argentina consiguió la pre aprobación de la tercera revisión del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, lo que permitirá un ingreso de US$ 6.000 millones en las próximas semanas. Los análisis del organismo el año próximo pueden complicar el desarrollo de políticas que resuelvan los problemas económicos actuales de las familias que luchan contra la inflación. El peso de los mayores vencimientos se dará desde 2023 y seguirá elevado en los años subsiguientes, lo que repercutirá aún más en la gestión siguiente que asuma.
El personal del FMI anunció que el país cumplió satisfactoriamente la tercera revista que consta en el acuerdo de facilidades extendidas (EFF) firmado en marzo. Una vez que el directorio del FMI lo avale este mes, el Gobierno recibirá DEG por el equivalente a US$ 6.000 millones.
La revisión superada evaluó el desempeño con las metas al tercer trimestre. En la próxima, de marzo, se revisará el cumplimiento de los objetivos a diciembre. Por la magnitud de la deuda que dejó Mauricio Macri, cuando se reciba, este desembolso se utilizará casi en su totalidad para cancelar vencimientos y pagar intereses correspondientes al préstamo del Fondo entre diciembre y enero próximos, estimó PxQ.
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Para Argentina cumplir la meta de déficit fiscal de este año, el déficit primario debe cerrar en el 2,5% del PBI. A octubre, el rojo acumulado era del 1,5%, con lo que el gasto público en exceso de la recaudación no debería superar el 1% del PBI para el último bimestre.
Históricamente diciembre acostumbra ser el mes con mayor déficit del año. De acuerdo a la consultora de Emmanuel Álvarez Agis, el promedio de los últimos seis años estuvo en el 0,92% del PBI. Sin embargo, el dólar soja 2 puede aliviar el consumo adicional estacionario gracias al incremento de los ingresos por derechos de exportación.
Gracias al dólar soja 1, el Ministerio de Economía cumplió la meta de reservas internacionales netas del tercer trimestre. Luego, entre octubre y noviembre, el BCRA volvió a vender divisas, lo que dejó al país alejado por US$ 1.660 millones de marca a la que debe llegar en diciembre. La apuesta de Sergio Massa para llegar al cuarto trimestre con el dólar soja 2 luce asequible siempre que no se pierdan tantos dólares por giro de intereses corporativos al exterior, importaciones o sencillamente fuga. De hecho, el Central aprovechó a hacerse de US$ 621 millones en la primera semana y media, el 52% de lo liquidado por las cerealeras.
Desde que asumió Massa, el BCRA mantuvo el compromiso de no financiar al Tesoro. Esto fue posible gracias a la reducción del déficit primario y a la buena performance del Tesoro en las licitaciones de deuda en pesos.
Agis advierte que “diciembre plantea un desafío para el cumplimiento del compromiso del BCRA”. Por un lado, el déficit será el más alto del año por cuestiones estacionales. Por el otro lado, la demanda por títulos del Tesoro viene en descenso dada la incertidumbre que imponen las elecciones de 2023. Para cumplir la meta monetaria, por lo tanto, deberá mejorar la colocación de título del Tesoro en las próximas licitaciones.
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Las complicaciones para el año electoral
En 2023 habrá cuatro revisiones del acuerdo con el FMI. Las primeras dos serán antes de las PASO, la tercera entre las PASO y las generales y la última en el comienzo del mandato próximo.
Las metas para el año electoral son “desafiantes”, de acuerdo a Agis. En primer lugar, se debe reducir el déficit primario del -2,5% al -1,9% del PBI. Luego, las reservas internacionales netas tienen que sumar otros US$ 4.800 millones interanualmente. Por último, debe alcanzar un financiamiento monetario del Tesoro de 0,6% del PBI.
“Para cumplir con la meta fiscal, el Gobierno deberá avanzar en la reducción de los subsidios”, opina Agis en referencia a una suba de tarifas. Sin embargo, aclara que “no es habitual un ajuste fiscal en año electoral”.
No desviarse del objetivo monetario impuesto por el Fondo dependerá de que se avance en la reducción del déficit, de acuerdo a la consultora, que omite que el rojo también puede reducirse con una mejora en los ingresos que consiga la AFIP, a cargo de Carlos Castagneto, lo que busca generar un ciclo más virtuoso en la economía. Imposible dejar pasar que si se observa el manual tutelado del Fondo se acotan las posibilidades de políticas expansivas. A la vez, el Tesoro está condicionado a lograr buenos resultados en las licitaciones de deuda en el mercado local.
También para 2023 se ve arenoso el horizonte de los verdes. Con el rendimiento de la cosecha agrícola afectado por la sequía y sin financiamiento neto del FMI, adicionar esos US$ 4.800 millones al patrimonio del Banco Central parece bastante dificultoso.
En total, si Argentina cumple cada meta, el FMI girará US$ 16.686 millones el año próximo y US$ 3.357 millones al siguiente. Esto implica una salida neta entre desembolsos y cobros del organismo de US$ 3.500 millones en 2023, US$ 3.000 millones en 2024, 1.600 millones en 2025 y US$ 2.800 millones en 2026. Para el siguiente período electoral, 2027, el país deberá abonarle al Fondo US$ 6.400 millones, lo que será aún superior en los años que le siguen, de acuerdo a la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Desde 2023 hasta el último repago de capital en 2034, la diferencia entre los desembolsos y los servicios de deuda resultará en un flujo neto negativo por un promedio anual de US$ 4.900 millones, que llega a US$ 8.100 millones entre 2028 y 2031. Esto exclusivamente en lo que atañe a la deuda con el Fondo, que resultaba directamente impagable en los términos que la dejó Macri. Por esto el senador Oscar Parrilli había presentado un proyecto de ley que ya tiene media sanción para crear un fondo con el dinero fugado y evadido para hacer frente a esta gigantesca obligación.
Con todos los problemas actuales
Todo esto se suma a una inflación que puede cerrar este año a un paso de los tres dígitos, de acuerdo a las consultoras privadas. Los analistas financieros tenidos en cuenta por el BCRA en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) estiman que el índice de precios de noviembre subió 6,1%, por debajo del 6,3% de octubre.
No obstante, esperan que la inflación minorista para 2022 se ubique en el 99% interanual. Esto implica una baja de sólo un punto porcentual con respecto al pronóstico previo. El Indec dará a conocer el jueves el IPC de noviembre que, hasta octubre, acumuló un alza de 76,6%.
En el terreno de lo positivo, quienes participaron del REM proyectaron un crecimiento del 5,3% de la economía para 2022. Esto marcó una suba de 0,5 puntos porcentuales por encima del REM previo.
Este escenario perjudica al grueso de los trabajadores, tanto los registrados como principalmente los informales, que les cuesta cada vez más pelear por su poder adquisitivo. Si bien el Gobierno desplegó medidas para atender a sectores postergados y la ANSES de Fernanda Raverta anunció un bono que se le adicionará a la actualización de los haberes de los jubilados, se trata de políticas puntuales y no de un enfoque con frentes múltiples para atacar este complejo problema. Por caso góndolas, Precios Justos oficia como una excelente herramienta para que consumidores lleven un registro de hasta cuánto deberían convalidar por un producto, pero tanto el tamaño de su canasta como su alcance carece de la potencia que precisa una política anti inflacionaria.
Al mismo tiempo que las familias achican su mesa, este marco permite que las grandes corporaciones multipliquen sus ganancias, las mismas que dominan mercados enteros y tienen la capacidad de remarcar precios. En los primeros nueve meses del año, Arcor elevó sus utilidades integrales 89,9% respecto a 2021. La multinacional argentina de alimentos dirigida por Luis Pagani mostró un resultado positivo de $ 23.554,1 millones.
La segunda mayor alimenticia, Molinos Río de la Plata, aumentó por 72,6% sus resultados integrales para los primeros nueve meses de este año. En la comparación interanual, la corporación manipulada por la familia Pérez Companc pasó de $ 4.166,5 millones a $ 7.299,8 millones.