Fuerte suba en frutas y hortalizas le ponen un piso a la inflación de marzo

El Gobierno anticipa una inflación de 10%, pero hubo precios dentro del rubro alimentos que casi se duplicaron durante el tercer mes del año.

09 de abril, 2024 | 00.05

Desde el Gobierno se anticipó en los últimos días que la inflación de marzo habría arrojado una suba en torno al 10 por ciento. La información privilegiada sobre el relevamiento del ente autárquico (INDEC) que realiza la medición fue anticipada por distintos funcionarios del Ejecutivo, desde el Presidente al ministro de Economía, como una manera de darle legitimidad a un dudoso desplome de la inflación, que sigue apuntalada por la escalada de alimentos y de los servicios regulados.

El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que “no hay razones macroeconómicas” para que haya una suba del índice de precios minorista. A los aumentos de naftas, prepagas, luz, colegios privados, transporte, alquileres y taxis, con alta incidencia en la canasta básica, se suman los alimentos. En este caso se registra una moderación, producto de una demanda deprimida por la caída del poder adquisitivo, aunque algunos productos arrojan hasta un alza de casi cien por ciento.

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En el caso de los alimentos, se destacan productos con alta incidencia en la canasta alimentaria que golpea a los sectores de menores ingresos. Las hortalizas y las frutas representan buena parte del consumo de la canasta de las y los argentinos. La incidencia de las primeras en el Índice de Precios al Consumidor del INDEC alcanza el 2,2 por ciento en la región Gran Buenos Aires y alcanza hasta 3,6 por ciento en las regiones noreste y noroeste del país. Por su parte, la incidencia de las frutas es de 1,3 por ciento en la región Gran Buenos Aires y del 1,5 por ciento en el noreste y noroeste del país.

La mixta está imposible

El relevamiento que realiza el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) de los pecios en el Mercado Central, se destaca que la única hortaliza que bajó su precio fue la batata, con un retroceso de 2,6 por ciento. En contraposición, el precio del tomate se disparó un 86,6 por ciento, seguido por el de la lechuga (63,9 por ciento), la cebolla (21,7), la papa (9) y el zapallo “anco” (2,9). “En conjunto, la variación interanual de marzo fue de 227,3 por ciento. La cebolla, con un 487,8 por ciento, y la lechuga, con un 290,2 por ciento, fueron los productos que tuvieron una mayor variación interanual”, destaca el informe de CEPA.

Las subas en tomate y lechuga responden a cuestiones climáticas, mientras que el aumento de la cebolla es resultado de una mayor exportación y la ausencia de controles sobre el abastecimiento interno a precios razonables. Desde el Mercado Central informaron que el aumento de precios de la cebolla es debido a la compra por parte de países como Brasil y Paraguay. A esto se suma la brecha de precios que se registra entre ese mercado concentrador y los distintos puntos de venta al público.

Al analizar la brecha entre el precio mayorista del MCBA y los precios minoristas relevados por el INDEC, se evidencia que entre octubre de 2020 y marzo de 2024 ese diferencia oscila entre el 75,5 y el 135,3 por ciento, con una mediana de 99,6 por ciento; es decir, la remarcación que tiene lugar en los puntos de venta al público llega a duplicar su valor. Esto deja en claro que la apertura comercial para importar libremente alimentos no es la solución para que se reduzcan los precios en la góndola.

Al analizar la composición de los canales de comercialización en lo que refiere al rubro hortalizas, se encuentra que los supermercados ocupan el 23,1 por ciento en el volumen comercial, en tanto la mayoría se comercializa a través de verdulerías (negocios especializados), con el 51,5 por ciento y autoservicios, con el 20,3 por ciento. En el cotejo de brechas de precios entre el Mercado Central y los supermercados durante marzo, se destaca que el tomate tuvo la mayor diferencia (374,7 por ciento).

El Ejecutivo insistió en los últimos días en destacar una baja en los precios, la cual se explica por la caída abrupta en el consumo. Sin embargo, la recesión, la inflación acumulada y el consecuente del poder adquisitivo hizo caer el consumo más de un 20 por ciento durante el tercer mes del año, de acuerdo con los distintos relevamientos privados. Los sectores más afectados por esta crisis comercial fueron la indumentaria, el calzado y los artículos del hogar. También hubo importantes caídas en el consumo de alimentos y productos de primera necesidad, con un retroceso promedio del 30 por ciento.

No la ven, por muy altos

De confirmarse la información que el Gobierno dejó trascender, el dato que publicará el INDEC se ubicará varios puntos por debajo de lo anticipado por las consultoras privadas, que ubicaban el alza de precios en un rango entre 13 y 17 por ciento para marzo, en niveles cercanos a lo que fue el IPC de febrero. Estas estimaciones se basan, no solo en los aumentos que hubo en productos de primera necesidad, sino también en los servicios, ahora desregulados de la economía. El propio Caputo reconoció que a las empresas de medicina prepaga “se les recontra fue la mano” con los aumentos, lo cuales le ponen un piso elevado a la inflación.

Dentro de los precios regulados, que fueron liberados a los caprichos del mercado con el decreto que firmó el presidente Javier Milei, se destacan las prepagas, que aplicaron en marzo un aumento de 23 por ciento promedio sobre el valor de febrero, siendo el tercer ajuste consecutivo en lo que va del año. Los usuarios de las prepagas recibieron un alza en los aranceles del 30 por ciento en enero y del 26 por ciento en febrero.

Entre las alzas que más impacta en la actividad económica, aparecen los combustibles. En el tercer mes del año, producto del descongelamiento impositivo sobre el sector, las naftas tuvieron un alza de 4,4 por ciento. Los colegios privados, que suelen tener una incidencia importante en marzo por el inicio del ciclo lectivo, aumentaron la cuota un 50 por ciento en la provincia de Buenos Aires y un 40 por ciento en la Ciudad. Se suma a estos los aumentos en uniformes escolares y en la canasta de productos.

Las tarifas de luz, que comenzaron a llegar en los últimos días, reflejan aumentos en la energía eléctrica de hasta un 150 por ciento. Las tarifas de taxis sufrieron un nuevo incremento en el valor de su ficha en la Ciudad de Buenos Aires, el segundo aumento acordado por el gobierno porteño. En esta oportunidad fue de 30 por ciento. Por su parte, los peajes de la autopista Buenos Aires-La Plata y de los corredores viales a la Costa Atlántica aumentaronn sus tarifas al doble desde marzo, tras el visto bueno del gobierno bonaerense a la empresa Autopistas de Buenos Aires (Aubasa).

Con estos aumentos, que impactan de lleno en las mediciones de las canastas de consumo de bienes y servicios de los hogares, parece difícil estimar (o creer) que una desaceleración de precios real sea posible. Independientemente de que la baja sea resultado de la imposibilidad que tienen muchas familias de mantener un umbral mínimo de consumo, impactando negativamente en las ventas y la actividad.