Las contradicciones del FMI: ahora reconoce que las tasas de interés altas que recomienda amenazan con generar una recesión global

La número uno del FMI, Kristalina Georgieva, sostuvo que la única herramienta para combatir la inflación global es subir la tasa de interés. Es decir, enfriar la economía. Lo afirmó en el marco de una conferencia en Londres. 

26 de octubre, 2023 | 00.05

El crecimiento económico del mundo viene lento. Esta fue la principal conclusión brindada por la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, durante una mesa redonda en la Future Investment Initiative (FII) en Riad. El organismo habla de un alza global de la actividad en torno al 3% que corre riesgo de reducirse en función del aumento de la tasa de interés aplicada tanto por el Banco Central Europeo como la Reserva Federal en un contexto de inflación global. Si bien los guarismos de suba de precios en el mundo distan muchísimo de los dos dígitos que se sienten en el bolsillo de los trabajadores y trabajadoras de la Argentina, la receta del FMI es la misma: enfriar la economía; en este caso vía un aumento de la tasa de interés.

"La inflación sigue siendo alta y eso requiere que los tipos de interés se mantengan altos, echando más agua fría sobre el crecimiento", sostuvo Georgieva durante su exposición en Londres. "Si nos fijamos en los costos de la fragmentación, son muy significativos. En numerosas ocasiones hemos demostrado que estamos hablando de recortar alrededor del 12% del PBI mundial”, agregó.

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¿A qué se refiere la número uno del Fondo con la fragmentación del mercado global? En un trabajo sobre la situación mundial, en el que el organismo analizó los diferentes mercados, se sostuvo, por ejemplo, que la fragmentación del mercado global de alimentos era una de las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Para el Fondo, se habrían consolidado dos bloques geopolíticos con incidencia en los precios de los commodities. Por un lado, Rusia y por otro, los países de la OTAN. Nada nuevo bajo el sol. Es decir, una especie de relectura de la guerra fría. Aunque en esta oportunidad, Estados Unidos y su patrón dólar podrían quedar en desventaja frente a otras monedas. De ahí la fuerte guerra comercial con China.  

Esta lectura del nuevo orden global le sirve al Fondo para alertar al resto de los países que, de aquí en más, los precios de las materias primas tendrán más volatilidad que estabilidad. “Los precios también serían más volátiles en un mundo fragmentado. La fragmentación de los mercados reduciría los colchones para absorber shocks futuros de materias primas, como son las cosechas escasas o las condiciones meteorológicas extremas”, indicaron desde el organismo multilateral.

Ahora, Georgieva agrega otro elemento que ya figuraba en el menú del organismo, una advertencia sobre su política de altas tasas. "Así que ahora...nuestro aviso a todo el mundo es: abróchense los cinturones. Asegúrense de que entienden que los tipos de interés están aquí para quedarse más tiempo”, advirtió.

Contradicciones

El Fondo funciona como un gran disciplinador político para los países en los que inyecta dinero a través de sus programas. Esto queda claro con la revisión de metas trimestrales para Argentina, momentáneamente suspendidas a partir de las negociaciones de Sergio Massa en su calidad de ministro de Economía.

Pero en el derrotero del organismo surgen paradojas. En sus trabajos más académicos o de análisis global, el FMI suele tener una mirada un tanto más amplia que cuando le toca armar planes de salvatajes, donde se impone la lógica del ajuste fiscal sin otro miramiento. En su informe sobre la economía global difundido el pasado 11 de octubre, se explaya sobre los inconvenientes globales aparejados por la concentración en la producción de alimentos o los minerales para la transición energética.

El análisis también podría transpolarse hacia el interior de cada país, donde la concentración empresarial termina jugando en contra de los intereses de las mayorías. Pero el Fondo no llega a tanto. De seguir lo manifestado en dicho paper, no todo pasaría por las altas tasas de interés.

La mirada local

Luego de que se conociera la inflación de septiembre, el Banco Central de la República Argentina decidió incrementar la tasa de política monetaria utilizada como índice de referencia para la remuneración de las llamadas Letras de Liquidez (Leliqs). La medida de la autoridad monetaria se explicó por dos motivos: por un lado, el dato de la inflación de septiembre (12,7%) pero también la necesidad de blindar a los bancos frente a la exhortación de Javier Milei a desarmar los plazos fijos en pesos.

De esta manera, no sólo se mejoró el rendimiento de los plazos fijos sino también la rentabilidad de las entidades financieras.

El acuerdo con el FMI exige desde un primer momento que la tasa de interés se mantenga en el terreno real positivo. La inflación interanual llegó al 138%. Por ende, la rentabilidad que se les ofrece a los bancos por las Leliq supera ampliamente los guarismos inflacionarios. Hasta la última corrección, la tasa efectiva anual era del 209%.

Con la suba de la tasa, se recorta el crédito y la actividad. Para el ex titular del BCRA, Alejandro Vanoli, dichas consecuencias serían, apenas, un mal menor, frente a una posible salida de pesos ante las propuestas libertarias. Entre enero y agosto, el Estimador Mensual de la Actividad dio cuenta de un descenso acumulado del 1,6%, un guarismo que redujo su merma en relación a los meses anteriores donde se pudo apreciar el impacto directo de la sequía.